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La soledad hace el mismo daño a la salud que fumar 15 cigarrillos al día. Pero mientras se lucha con campañas feroces y recursos varios contra el tabaquismo, el número de personas que no comparte su hogar con nadie sigue creciendo en nuestro país. La ... soledad, un problema que en países como Gran Bretaña tiene su propio ministerio, afecta sobre todo a personas mayores. Pero no solo a ellas. Y llega a todos los rincones. Según la última encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE), 4,7 millones de personas viven solas. Esto es, un 25% de los hogares cuantificados. Un 10% del total de la población. De todos ellos, un 43% tiene más de 65 años. Y muchos viven este aislamiento sin desearlo. Un 43,6 % de los españoles también dice sentirse solo o bien sufren una situación objetiva de falta de contactos sociales, lo que se denomina como aislamiento social, según otro estudio promovido por el Observatorio Social de la Caixa, que alerta del grave problema que la soledad supone para la salud.
Esta realidad se hace más patente en Navidad, cuando se pone en evidencia que la tradición de pasar las fiestas en familia no es una opción para muchos. Por ello, en estas fechas surgen nuevas iniciativas promovidas por organizaciones de voluntarios y grupos de vecinos que agudizan el ingenio para evitar que haya personas, sobre todo mayores, que pasen las fiestas sin compañía.
Una de las iniciativas más novedosas surgidas este año tiene a la tecnología como aliada. Se trata de un aplicación móvil –Nextdoor– que conecta a vecinos de un mismo barrio para unirlos en iniciativas de muy distinta índole. «Funciona como una asociación de vecinos virtual, como un canal que ayuda a romper el hielo entre personas de un mismo barrio que, de otra manera, no encuentran 'excusa' para ponerse en contacto y formar grupo con inquietudes parecidas», explica Joana Caminal, responsable de la comunidad Nextdoor en España. 'Mi puerta está abierta', se llama la campaña que han ideado para que jóvenes y mayores en soledad no deseada se pongan en contacto y compartan espacio y tiempo.
«Esta campaña intenta ser una ayuda real. Que la gente se vea, queden y que hagan actividades cara a cara», explica Caminal, quien recuerda el éxito cosechado el año pasado por estas fechas, cuando acababan de aterrizar con la aplicación en España, tras nacer en 2010 en Sillicon Valley. «No tanto por el número de personas, sino por las historias que surgían», asegura. «Es un tema muy sensible y muy complejo, pero ayudamos a olvidar el tabú», valora.
Según una encuesta realizada por los responsables de la app, el 45% de sus usuarios reconoce vivir en soledad no deseada y más del 60% conoce a alguien que esté en esta tesitura. «El dato positivo que nos hace sentir orgulloso es que el 83% les gustaría ayudar a vecinos», recuerda la responsable de la plataforma. Y de ahí la iniciativa puesta en marcha entre sus usuarios, que viven en más de 3.000 barrios de 250 ciudades españolas.
Carmen García, vecina del madrileño barrio de Chamberí, es uno de ellos. Y de los más comprometidos con 'Mi Puerta Está Abierta'. Fomenta las relaciones con los vecinos a través de actividades como tomar café un día a la semana e incluso organiza eventos en Navidad para acompañar a quienes no tienen con quién pasar estas fiestas. «Es muy gratificante y cuesta poco saludar a las personas que viven al lado por su nombre, ponerles rostro y crear lazos de solidaridad», asegura.
Otras iniciativas están centradas solo en personas mayores como es el caso de Adopta Un Abuelo, que fue creada en 2013 y que en la actualidad cuenta con más de mil abuelos adoptados por 2.000 jóvenes voluntarios. «No importa la época del año que sea, es fundamental que los mayores y jóvenes se relacionen; ¿por qué con 90 años no puedes tener nuevos amigos?», valora Casilda Ramos, responsable de la asociación, en declaraciones a Efe, al tiempo que destaca la evolución del «nivel emocional, cognitivo y conductual» de los mayores después de recibir una visita.
En el caso de la Asociación Benéfica Geriátrica, sus voluntarios recorren una docena de hospitales para evitar esa soledad no deseada y a la vez donar regalos, cantar y sacar una sonrisa a nuestros mayores. «Es una experiencia muy emocionante, ayudas pero te vas con la sensación de que te han ayudado a ti», reconocen a Efe los voluntarios Carmen y Carlos.
El Teléfono de la Esperanza (717 003 717) permanecerá de guardia durante las fiestas navideñas como Nochebuena y Navidad para personas en situación de crisis y soledad, que necesiten una orientación telefónica. Los responsables del teléfono explican que en estos días, están especialmente preocupados por la tercera edad dado que una de cada cinco personas mayores de 65 años pasa sola la Navidad.
Juan pasó quince años en la calle, viviendo en «su rinconcillo» de Madrid, perdido y víctima de una depresión que no cesa y que en su día le sacó del sistema. Hoy, «gracias a la ayuda de todas las personas» que ha encontrado en su camino, como reconoce, ha logrado salir de uno de los grupos de población más invisibilizado de la sociedad: los sintecho. Él pone rostro, y sobre todo historias, a un colectivo integrado por unas 18.000 personas, según estiman los centros sociales que atienden a personas sin hogar en nuestro país. Con su pensión mínima, paga una habitación y llena sus horas con la lectura de las bibliotecas públicas de la ciudad. «Soy un privilegiado porque no me dio ni por las drogas ni por la bebida, sino por leer», advierte. Pero no es lo más común en las calles que recorre día a día en busca de gente que necesita ayuda. «Lo primero que les pregunto es cuánto tiempo llevan en la calle. Si llevan más de seis meses creo que van a tener más difícil salida. Si llevan poco les ayudo porque sé que esa persona aún no ha sido endurecida por la calle, la depresión no le ha comido y puede salir. Les invito a un café, charlo con ellos, llamo a mis contactos en asociaciones y centros de ayuda y los llevo para que les ayuden», explica. Además de ayudar a sintecho para convencerles con su ejemplo de que se puede salir y que no tiene nada de malo pedir ayuda, Juan da charlas en colegios, centros de adultos y en el barrio sobre las personas sin hogar. Es una de las iniciativas vecinales que se han llevado a cabo a través de la aplicación Nextdoor. «Las charlas van de contarle que la gente de la calle son personas como nosotros, cuáles son sus problemas, sus miedos y les enseño cuál es la mejor manera de ayudarle, que es através de los equipos de asistencia social», explica. Para Juan, el principal problema que tienen es la falta de seguimiento. «A veces ayudaba a algunos a buscarles piso y a los pocos meses, volvían a la calle porque sus problemas no les permiten adaptarse. En un día se habían gastan la pensión del mes y acababan perdiendo dignidad, personalidad y de todo. En la calle lo pierdes todo».
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