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Sara López de Pariza
Miércoles, 8 de febrero 2023, 10:01
Dos estudiantes de tercero de Enfermería y una agente de la 28 promoción de la Ertzaintza. Ellas son las tres mujeres que la madrugada del domingo se convirtieron por casualidad, como suele ocurrir en estos casos, en heroínas anónimas dentro del caos. Su actuación fue ... fundamental a la hora de atender a los heridos del cuádruple apuñalamiento ocurrido en la discoteca Glow y que ha vuelto a poner sobre la mesa el debate relativo a las armas blancas en Euskadi. Superado el 'shock' inicial, cuentan a este diario cómo vivieron esos momentos que nunca olvidarán.
Para la agente de la Ertzaintza esta era su primera intervención con heridos de gravedad, y es que hasta hace tan solo unas semanas trabajaba en Ardatz, el centro de mando y control donde se reciben las llamadas de emergencias. «Llevo solo dos meses en la calle y nunca había tenido que actuar en una situación así», explica esta joven de 26 años que prefiere mantener el anonimato. La madrugada del domingo, ella y sus compañeros recibieron el aviso de lo que estaba ocurriendo en la discoteca de la calle Florida y se desplazaron hasta allí en furgoneta. «En un principio nos dijeron que había un apuñalado», recuerda. La realidad es que eran cuatro. Y aquí es cuando nuestra protagonista no se lo pensó dos veces.
«Cogí el torniquete y se lo puse a una chica que tenía heridas en el brazo. Después vi que había otro herido con cortes en el abdomen y volví corriendo a la furgoneta para coger un segundo torniquete y colocárselo para contener la hemorragia. Él se me desmayó mientras se lo ponía», relata. ¿Cómo lo hizo? «Era mi primera vez, claro. En esos momentos no te da tiempo a mirar las instrucciones así que los coloqué como había visto en algunos vídeos. Al comprarme los torniquetes yo misma me preocupé de aprender cómo usarlos, porque en la academia nos dan algunas nociones de primeros auxilios pero no es suficiente». La intervención no fue sencilla, y es que tanto la entrada a la sala como la acera estaban repletas de curiosos y amigos de las víctimas en un estado de nervios total. «La gente se nos echaba prácticamente encima y fue un caos, me abrí paso a manotazos, no sé muy bien ni cómo...». Mientras esperaban a la llegada de la ambulancia.
El trabajo en equipo también fue clave, según subraya esta policía bilbaína residente en la capital alavesa. Agradece a sus compañeros la cobertura que le dieron mientras atendía a los heridos para evitar que los curiosos interfirieran en la escena. También la labor que hicieron el resto de agentes para iluminarle cuando colocaba el torniquete al chico. «Gracias al trabajo de todos pudimos sacarlo adelante», enfatiza esta ertzaina de vocación, que confiesa que la calle es lo suyo. «Cuando atendía el teléfono estaba deseando salir a la calle, y es aquí donde quiero estar», se reafirma después de esta experiencia que quedará marcada en su memoria y, probablemente, en su expediente.
En aquellos momentos de confusión, gritos y teléfonos móviles grabando la sangrienta escena, detectó un tercer herido además de los dos a los que había asistido. Estaba tendido en el suelo, junto a la puerta de acceso a la discoteca, y se interesó por su estado. «Me dijeron que ya le estaban atendiendo unas enfermeras y me fui a otra zona a ver si podía ayudar en algo más». Estrictamente hablando no eran enfermeras sino estudiantes de tercer curso. Son Uxue Suing y Andrea Gómez, que salvaron la vida al apuñalado más grave. «Eso es lo que nos dijeron los sanitarios cuando llegaron. Que si no le hubiéramos ayudado se habría desangrado allí mismo».
Recapitulemos. ¿Qué hacían ellas allí y cómo actuaron? Ambas amigas encaraban el tramo final de una noche de fiesta cuando se produjo la agresión en el interior de la sala pasadas las seis de la mañana. Salieron a la calle y se encontraron con uno de los heridos al lado de la entrada. «Estaba apoyado en la pared, medio caído y con la chaqueta llena de sangre. Le tumbamos e hicimos presión en la herida con la camiseta que nos dejó un chico que andaba por ahí», detalla Uxue, que confiesa que fueron unos minutos «muy angustiosos». Según su versión, pasó «más de media hora» hasta que llegó al lugar la ambulancia.
«Tenía una herida enorme en el abdomen y estaba muy pálido, pero consciente. Se nos hizo eterno hasta que vinieron los sanitarios, después ellos se hicieron cargo y se lo llevaron al hospital. Fue muy impresionante para nosotras», rememora esta joven de 22 años que precisamente ahora está realizando prácticas de urgencias y emergencias.
El herido fue trasladado a Txagorritxu e intervenido quirúrgicamente. Y durante su recuperación ha contactado con sus salvadoras para agradecerles lo que hicieron por él. «Preguntó quiénes éramos y a través de conocidos en común nos localizó. Nos ha dado las gracias por ayudarle aquella noche».
Mientras los heridos se recuperan, el suceso y el aumento de navajas en las calles de Vitoria siguen en el centro del debate político. Los grupos del Ayuntamiento aprobaron ayer por unanimidad una declaración institucional en la que muestran su «más absoluta condena y rechazo» a estos hechos y ofrecen su apoyo a los agredidos. Gorka Urtaran lamentó, sin embargo, que el resto de grupos no apoyaran el endurecimiento de las penas ni el uso de detectores de metales en las discotecas. Tanto su socio de gobierno, el PSE, como los partidos de la oposición explicaron que no se trata de una postura frontal contra esas medidas, sino que «son cuestiones que no deben entrar en una declaración de este tipo».
Por su parte, la portavoz del PP Ainhoa Domaica presentó ocho propuestas para evitar episodios similares entre las que se encuentran el refuerzo de la Policía Local, reuniones con responsables de locales de ocio y los detectores.
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