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Leire Pérez
Viernes, 28 de junio 2024, 11:02
«Ha sido un milagro que esté vivo. Si no llegan a actuar, ahora estaría muerto», reconoce Jonathan Justiniano, el joven al que el pasado 5 de junio le cayó encima una puerta de cristal de un portal de Algorta. La rápida intervención de una ... patrulla de la Policía Municipal de Guecho evitó que se desangrase, el impacto fue de tal envergadura que le provocó cortes profundos en «ligamentos, venas, arterias y nervios de los dos brazos» por los que estuvo un día en coma y le tuvieron que operar de urgencia en el hospital de Cruces. En cuatro meses será padre y conocerá a su hija Lía. «Hasta los médicos nos han dicho que fue un milagro que me salvase», afirma a El Correo.
Las agujas del reloj pasaban de las 20.00 horas cuando paseaba por un callejón entre las calles Villamonte y Arene. No sabe qué sucedió, perdió la conciencia y estaba tendido en el suelo rodeado de sangre. Francisco Javier Merino, agente primero y policía en Guecho desde 2012 e Izaskun Martínez de Lizarduy, interina desde hace un mes, estaban haciendo una 'korrika', una ronda a pie por la zona, cuando escucharon el estruendo. Corrieron pensando que se había producido un robo en una lonja, pero no tardaron en toparse con la dantesca imagen.
No había tiempo que perder. Merino sacó un torniquete que porta siempre en el uniforme y se lo colocó en uno de los dos brazos. Le agarró como pudo de los «huesos». «Los brazos se giraban, todo era sangre», relata. Mientras él estaba en el suelo, su compañera contenía a Ana, la novia de la víctima que iba unos metros por detrás y pedía refuerzos. «Era importante tranquilizarla porque temía que se pusiera de parto», relata Martínez de Lizarduy.
Una patrulla que estaba cerca les llevó un segundo torniquete que suelen portar en el coche de policía y otra compañera les prestó un vendaje israelí que le permitió a Francisco Javier dejar la zona sellada. «En ese momento intentas resolver como puedes, todo lo que dan de sí tus conocimientos. Aunque no había muchas opciones porque había que actuar, no podía entrar en parada cardiorrespiratoria», resume el uniformado. La Policía Local tenía programada la semana siguiente un curso de primeros auxilios, consciente de la importancia de su labor asistencial.
«Un ángel»
Esta semana el joven y su novia han acudido a la comisaría para agradecerles su intervención. «Para mí, Fran ha sido como un ángel», comenta. El Ayuntamiento estudia un reconocimiento para ambos. «Cuando nazca el bebé la traeremos, estaremos agradecidos toda la vida por cómo se han preocupado de nosotros», añade. «Casi me da un shock cuando lo vi todo, menos mal que estuvo a mi lado - por la agente-», comenta la novia de Jonathan.
Por delante una recuperación complicada. Le han retirado piel de las piernas para la operación y deberá continuar con las escayolas un mes más. «Puedo mover los dedos y un poco levantar los brazos», muestra. Con un toque de humor asegura que «mi novia me dice que me parezco el hombre de hojalata del Mago de Hoz», señala este montador de oficio, antes barbero. «Me iban a hacer fijo en la empresa, ahora todo son incertidumbres», dice. «Yo te decía que por los torniquetes me debías un corte de pelo, ¿te acuerdas?», le dice el agente en broma.
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