«La lengua de signos nos da fuerza como colectivo»
Día de la Lengua de Signos Española (LSE) ·
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Día de la Lengua de Signos Española (LSE) ·
Rubén Golpe, profesor en la Federación de Personas Sordas de Madrid, aboga por que la LSE se implante en los centros educativosJ. A. G.
Miércoles, 14 de junio 2023, 11:37
«La lengua de signos es nuestra propia lengua, nuestro idioma, nos une y nos da fuerza como colectivo, es una seña de identidad», dice Rubén Golpe, un profesor sordo de 42 años, que dirige el Departamento de Familias en la Federación de Personas Sordas ... de la Comunidad de Madrid (Fesorcam). Golpe, como toda la comunidad de personas sordas, celebra este miércoles el Día Nacional de las Lenguas de Signos Españolas (LSE), una jornada en la que se trata de difundir la lengua de las personas sordas, su utilidad y su valor, poniendo en conocimiento de todos los ciudadanos que la LSE es, sobre todo, un idioma para la convivencia.
«La comunidad sorda a nivel social figuramos como un colectivo con discapacidad y nosotros nos sentimos como una minoría lingüística. Tenemos nuestra propia cultura, nuestra propia historia. Y nuestra propia lengua que nos une. Es la argamasa que nos une», subraya Golpe, que destaca la alta identificación de las personas sordas con su lengua.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en España hay 1.230.000 personas con una discapacidad auditiva de distinto grado. De ellas, casi el 98% utiliza la lengua oral para comunicarse. Apenas 27.500 personas emplean la lengua de signos (2,2% del total). Muy pocas.
Rubén es una de ellas. 'Habla' la lengua de signos española y la enseña a personas sordas y que no lo son, familiares y amigos de personas sordas que quieren aprender a comunicarse con ellos, o simplemente ciudadanos con la inquietud de aprender otra lengua, en este caso la LSE. Para Rubén, la LSE refleja también una propia cultura. «Tenemos una manera de entender el mundo, tenemos expresiones idiomáticas que hacen referencia a esa cultura de la comunidad sorda. Evidentemente tenemos la cultura española, que es el país donde estamos, pero en comparación con personas oyentes sí que tenemos este aspecto distinto… somos biculturales y bilingües. Cuando una persona oyente llega de nuevas a la comunidad sorda hay muchas cosas que les sorprende de nuestro comportamiento, sobre todo la percepción del mundo visual que tenemos» , señala Golpe.
Y pone el ejemplo del aplauso, que se traduce a la lengua de signos española (e internacional) mediante la agitación de manos, que todos hemos visto alguna vez. «Ese agitar las manos es una percepción visual. Es la emoción que supone el aplaudir. Lo mismo sucede cuando nos llamamos entre nosotros donde el contacto físico es superhabitual. Algo que nosotros identificamos visualmente, lo convertimos en un signo para nuestro propio léxico», explica. Otro ejemplo: para signar la palabra España en español, los sordos se llevan la mano al hombro contrario como si se cubrieran con una capa, la capa española, una prenda típica que identifica al país.
Rubén, sordo de nacimiento y la única persona sorda de su familia, es profesor de lengua de signos en la Federación de Personas Sordas de la Comunidad de Madrid, donde cumple una doble función: como especialista en lengua de signos trabaja en la formación de LSE y en su enseñanza como segunda lengua para personas oyentes en distintos niveles. Y también trabaja en el área de familias, donde atiende a familias, por ejemplo padres oyentes con hijos sordos, o padres sordos con hijos oyentes. «Es un trabajo de sensibilización, de orientación, de acompañamiento, de formación… hay una parte de ocio y lúdica. Y damos respuesta a las consultas que nos llegan de las propias familias o de entidades o de profesionales que trabajan con personas sordas».
Como técnico de familias también presta atención social, por ejemplo, a personas inmigrantes sordas o a refugiados sordos, como el caso de Polina, una refugiada ucraniana que encontró en Fesorcam ayuda para aprender la Lengua de Signos Española y entrar en el mercado laboral.
Golpe cree que en España todavía queda mucho por hacer para integrar a las personas sordas. «Hay cosas que han mejorado mucho, pero otras están por resolver. La sociedad española no es accesible al cien por cien para las personas sordas. Eso está claro. Una de nuestras reivindicaciones está en el ámbito educativo. El intérprete no llega a los colegios o hay muy pocos intérpretes, o no se cumple el horario completo para que el alumnado sordo reciba información al cien por cien en toda su jornada académica, igual que los alumnos oyentes».
Y añade que en el ámbito laboral sí que hay una discriminación importante: «Vivimos con el estigma de «es que si no oyes cómo vas a trabajar en mi empresa. Cómo me voy a comunicar contigo». Hay esas barreras mentales. No es una barrera física o de comunicación. Son barreras mentales o prejuicios que existen con respecto a la sordera. Muchas empresas no miran las capacidades de la persona sorda como trabajadora, sino que ven que el hecho de la sordera va a dificultar el desempeño de sus funciones. Por eso entiendo que queda mucho camino por recorrer en este ámbito«.
La ley de 2007 contempló la creación de un centro de normalización lingüística, con una función equiparable a la RAE, para la difusión de la lengua de signos y para recoger investigaciones universitarias y científicas sobre la lengua de signos que la pongan en valor. «Pero hay otros aspectos que no se han desarrollado. El más relevante: la implantación de una asignatura de lengua de signos en el ámbito educativo en cualquiera de las etapas escolares», dice Rubén. A su juicio, esta medida resolvería muchas de las dificultades con que se encuentran las personas sordas día a día. «Cuanta más población conozca la lengua de signos más sensibilizada estará la sociedad y más fácil será la convivencia entre todos. Si los niños desde pequeños conocen la realidad de la lengua de signos y conocen a las personas sordas, en su edad adulta estarán mucho más sensibilizados con nosotros. Cuanto antes se aborde este tema mucho mejor».
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