El lastre del alga asiática
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Una especie japonesa coloniza la costa andaluza y amenaza la mediterránea. Pesca y turismo pagan las consecuenciasInvasión ·
Una especie japonesa coloniza la costa andaluza y amenaza la mediterránea. Pesca y turismo pagan las consecuenciasIzaskun Errazti
Sábado, 29 de abril 2023, 13:07
Ceuta, año 2015. Las playas de la ciudad autónoma aparecieron cubiertas por un manto de color amarillo verdoso. Es el efecto que producen las grandes arribazones de Rugulopteryx okamurae, una especie de alga de origen asiático que campa a sus anchas sobre la arena. Un ... año después el asalto se hacía evidente en los arenales de Tarifa y otros municipios del Parque Natural del Estrecho. Su área de influencia alcanza ya a toda la costa andaluza hasta Cádiz capital (playa de La Caleta) y el Cabo de Gata (Almería), Murcia, el este de Gran Canaria, las costas del Algarve y Marsella y las Azores. Y su avance es «imparable». «Es la mayor invasión de algas que se conoce», advierten expertos como Félix López, catedrático de Ecología de la Universidad de Málaga (UMA) y director del Instituto de Biotecnología y Desarrollo Azul (IBYDA). «Y no le estamos dando la suficiente importancia a nivel de Administración», advierte.
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La hipótesis que se maneja es que este alga parda, que figura desde 2020 en el catálogo español de especies invasoras, viajó al Estrecho de Gibraltar en las aguas de lastre de algún mercante procedente de Asia, que se arrojaron sin control. Su llegada a la costa francesa se asocia, sin embargo, «al cultivo de ostras japonesas», apunta López como curiosidad. Pero el origen es lo de menos. Lo grave es la situación que ya ha generado, «preocupante», según los expertos. «Si erradicar una especie invasora terrestre, por ejemplo el plumero de la pampa, ya es difícil, imagínate una marina que crece a hasta 50 metros de profundidad, se fija en las rocas y no sufre ni la amenaza de los depredadores, porque ningún pez se la quiere comer. Se han hecho experimentos con erizos, casi obligándoles a comérsela, pero ni por esas. No hay manera de ponerle freno», admite el profesor de la UMA.
El alga asiática afecta seriamente al ecosistema, con un crecimiento «explosivo» que se ve alimentado por el incremento del nivel de nutrientes -hay puntos negros en la costa española de vertido de aguas residuales sin depurar-, el aumento de la temperatura y la salinidad del agua como consecuencia del cambio climático y la inexistencia de corrientes. Aquí, concluyen los expertos, muestra un comportamiento «muy distinto» al habitual en China, Japón o Corea -sus lugares de origen, donde no es invasora-, y acaba desplazando a otras especies, como los erizos, y provocando la desaparición de peces autóctonos, con efectos nefastos sobre los recursos pesqueros, principalmente.
Mari Carmen Díaz, presidenta de la Federación Nacional de Pesca Artesanal (FENAPA), lleva años alertando del panorama incierto al que se enfrenta el sector por culpa del alga asiática. Son más de medio centenar los pesqueros artesanales de puertos como Barbate o Conil, en Cádiz, que soportan problemas para acceder a sus caladeros tradicionales por la biomasa que genera la Rugulopteryx okamurae, que impide el calado de redes de trasmallo o palangre de fondo. «Los fondos rocosos están totalmente colapsados por esta especie, que está provocando el movimiento de pescados que eran objetivo de la flota artesanal», lamenta Díaz. «Como el bocinegro y, sobre todo, el sable, que se pescaba mucho en la zona de Barbate y que en cinco años prácticamente ha desaparecido, hasta llegar a cerrar un ejercicio con cero capturas».
Los responsables de la FENAPA han apoyado con datos las demandas que llevan años planteando al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MiTEco). Son tablas que reflejan la caída de la facturación entre los años 2014 y 2021, pasando de 2,3 millones a 716.000 euros, y de las capturas: 2.326 kilos menos en el caso de la centolla, una diferencia de 5.713 kilos si se habla de la corvina y 16.000 cuando se trata del salmonete de fango, sólo por poner algunos ejemplos. Otras especies se han convertido en algo prácticamente testimonial, como la raya, tras arrojar cifras de 95,20 kilos pescados en el último ejercicio de referencia frente a los 36.926 kilos de 2014. Como consecuencia, las ventas en las lonjas se han desplomado y el empleo también se ha resentido.
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Para compensar los estragos causados por el alga asiática, la flota artesanal reclama «alternativas» para seguir faenando. A la Junta de Andalucía, a la que pide autorización para capturar pulpo con nasas, y a la Secretaría General de Pesca, a la que demanda el aumento de la cuota de atún rojo. Eso sin renunciar al plan de acción que al Gobierno central le corresponde elaborar para atajar la situación «insostenible» que ha provocado el avance de esta especie.
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El Ejecutivo da por hechos sus deberes en este sentido. Según ha recordado a este diario un portavoz del MiTEco, el 28 de julio de 2022 la Conferencia Sectorial aprobó una estrategia de control del alga asiática. Nueve meses después el Boletín Oficial del Estado (BOE) aún no ha dado cuenta de ella, pero ya está publicada como borrador. El documento deja en manos de las administraciones autonómicas y ciudades autónomas la retirada de las arribazones en las costas, una medida que alivia a los ayuntamientos costeros afectados por la acumulación de la especie invasora, entre ellos los de Tarifa, La Línea o Algeciras, que en los últimos años han tenido que invertir miles euros para recuperar la calidad de las playas, convertidas en parajes destrozados y malolientes, y evitar molestias a los bañistas. Además, señala a las autoridades portuarias como responsables de gestionar las algas que recojan de manera accidental los barcos pesqueros y que puedan llevar con seguridad al puerto. Pero sus directrices no han convencido a nadie.
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En la FENAPA consideran que el plan de acción se ha definido «sin consultar a los pescadores afectados». «Son medidas inadecuadas, redactadas desde la ignorancia», apunta Mari Carmen Díaz, quien lamenta «la carga de tareas» que la estrategia del ministerio pretende imponer a los barcos. «Si el texto sale publicado en el Boletín iremos al contencioso. No vamos a permitir que se nos haga corresponsables de esta situación», avanza.
Para el director del Instituto de Biotecnología y Desarrollo Azul (IBYDA), el Gobierno central «no ha abordado como se merece un problema de enorme envergadura a nivel socioeconómico». Y defiende la creación de un grupo interdisciplinar para estudiar soluciones. «Con especialistas en botánica, zoología, economistas, profesionales del Derecho... Como se ha hecho en otros países y para otros momentos de crisis, como ocurrió con el covid», explica.
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Mientras, científicos y afectados defienden que la invasión de la Rugulopteyx okamurae se debe ver «como una oportunidad más que como un problema». De hecho, son muchas las investigaciones que han desvelado sus propiedades antivirales, antibacterianas y antioxidantes.
Los estudios realizados por el departamento de Félix López confirman el posible uso de la biomasa en el sector agrícola «para producir compost y bioestimulantes»; en el acuícola «para elaborar pienso»; en el cosmecéutico; y en el energético, «como combustible». Pero, lamenta el catedrático, «nos encontramos con el muro del MiTEco», que no permite su comercialización, La presidenta de la FENAPA ve claras las razones: «Temen que la revalorización del alga acabe por extenderla más», zanja.
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