No se le pone nada por delante. Donde hay un reto y un escenario que sirva para multiplicar el fomento de las donaciones de órganos allá que se va. Juan Vicente del Álamo, con su cuarto corazón a cuestas, acaba de llegar a Santiago de ... Compostela tras cubrir desde Oporto los 280 kilómetros de tramo portugués.
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«Lo hemos hecho en 10 días. La cuenta sale fácil. Ha sido una paliza, no tanto por la caminata sino por el calor horroroso que hemos tenido. De hecho ahora en Santiago (por la tarde) estamos a 29 grados», relata Juanvi, que siempre ha lucido una camiseta en la que insta a todo el mundo a convertirse en donante de órganos. Calor y ampollas han sido sus peores pesadillas en un viaje que ahora se convierte en un recuerdo delicioso y donde los momentos duros se convierten en anécdotas para compartir y reír.
No ha viajado solo. Le ha acompañado en esta aventura su amigo Miguel Ángel Basurto, «un loco del Camino de Santiago que lleva 14 viajes Nos hemos entendido de maravilla. Él me ha llevado la mochila. Yo apenas he cargado con una bolsa con mis pastillas.»
El camino, a este peregrino, como al protagonista del 'Alquimista' de Coelho, le ha mejorado como persona. El viaje está por encima de la motivación o del destino. «Hemos coincidido con grupos de alemanes, franceses, italianos, canadienses... ahora estamos muy pocos españoles haciendo el camino y todos nos han dicho que tienen la intención de hacerse donantes en sus respectivos países. Otros no se creían que yo ya iba por mi cuarto corazón después de tres trasplantes. En fin, han sido un montón de vivencias. El camino tiene estas cosas. Tú y tu intimidad, tus pensamientos, la limpieza que haces...», relata este riojano que ya ha hecho de su dura experiencia vital una forma de vivir para comunicar al resto de las personas la importancia de convertirse en donantes de órganos.
Juanvi, que se ha distinguido por llevar el deporte y la vida activa entre los traspalantados de corazón, ha tenido también ocasión de realizar una dedicatoria muy especial para una familiar que ha perdido dos niñas, la segunda de ellas a la espera de un corazón. Traga saliva y dice: «Va por ella».
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También ha habido momentos para la risa y con ellos acaba la charla. «Un día echamos una jota Miguel Ángel y yo y nos hicieron corro los demás peregrinos y ahora que nos hemos vuelto a ver por Santiago nos han pedido que volvamos a cantar y no te imaginas la cantidad de gente que se ha quedado a nuestro lado y claro, hemos terminado cantando el 'Que viva España...' que ellos también se lo sabían. Ha sido muy divertido», explica Juanvi desde Santiago.
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