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Entre los 11 y los 18 años los niños y adolescentes desarrollan un discurso cada vez más crítico hacia los políticos y a medida que crecen se muestran más preocupados por su «poca capacidad de resolver los problemas de la sociedad y por la falta ... de honestidad y la corrupción», según el 'Barómetro de opinión de infancia y adolescencia 2019' realizado por Unicef. «Alrededor del 83% de chicos y chicas de 17 y 18 años declaran estar bastante o muy preocupados por la corrupción en la política y su falta de capacidad para resolver los problemas de la sociedad», resume el reporte. El porcentaje es de diez puntos más entre los que viven en situación de pobreza y casi total (9 de cada 10) entre los jóvenes con edades entre los 17 y los 18 años, que están «bastante» o «muy preocupados» por el paro y la falta de perspectivas para trabajar en el futuro.
Los jóvenes consideran que los políticos no son de fiar (más del 80%) que no escuchan a los ciudadanos (74%) y que lo único que les interesa es el dinero (81,2%). Más de la mitad (53,8%) define como «mala» o «muy mala» la situación política. Tal es su desazón frente a la clase política, que sólo el 10% cree que la situación puede mejorar en el futuro, mientras cuatro de cada diez opina que «todo seguirá igual» y tres de cada diez cree que empeorará. «No confían en que la situación política y económica general de España pueda mejorar en el corto plazo», dice el informe basado en encuestas realizadas a 8.600 hombres y mujeres de entre 11 y 18 años. «Quiero pensar que podré tener un buen trabajo y vivir bien, incluso mejor que mis padres, pero ahora mismo eso parece muy difícil», opina Fabio, de 16 años, que vive en Canarias.
Confían más en científicos, centros educativos y ONG, mientras que las instituciones que más desconfianza despiertan son los sindicatos, el gobierno de Estado y los partidos políticos. «Conforme aumenta su edad, confían cada vez menos en los políticos y su voluntad o capacidad de escuchar y ocuparse de los asuntos que afectan a la ciudadanía», mantiene el informe. «La falta de honestidad y de capacidad de la clase política, que no se encuentran entre las preocupaciones más urgentes para el conjunto de la población encuestada, asumen una relevancia cada vez mayor a medida que aumenta la edad».
A pesar de su rechazo a la clase política y su gestión del país, los temas relacionados con la crisis, el independentismo, la corrupción, la migración o la extrema derecha no están entre sus mayores preocupaciones (entre el 5% y el 1%), y lo que sí ocupa sus prioridades son las desigualdades de género, el machismo y su violencia, el terrorismo, el hambre y la pobreza extrema en el mundo, el racismo, entendido como «desprecio y discriminación a las personas de otras culturas o etnias», la pobreza y el descenso de la calidad de la asistencia sanitaria, todas por encima del 85%, mientras que el deterioro del medio ambiente y el cambio climático preocupa al 84,5% de los encuestados. Las nuevas tecnologías, los videojuegos, las redes sociales, la imagen o el aspecto físico «parecen ser cuestiones de una cierta relevancia», pero sin entrar entre sus prioridades, señala Unicef. «La principal preocupación tiene que ver con los estudios, la escuela y su formación».
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Las valoraciones varían según el sexo o la situación económica de su entorno en tres temas. El racismo y la discriminación causan más preocupación entre los «más pobres» y la igualdad de género es un tema más valorado por las chicas que por los chicos, en cuanto a la diversidad sexual, las desigualdades y la violencia machista. «Cuando salgo y llego a tarde a casa, me siento más segura si me acompaña algún amigo, más que una amiga, y me sienta mal que no pueda ir con alguna chica porque me siento más desprotegida», dice la bilbaína Estibaliz, de 17 años.
Ellas también «sienten más la presión social para tener un aspecto físico atractivo y temen más los peligros derivados del mal uso de internet y las redes sociales». El 94,7% de ellas dicen estar «bastante» o «muy» preocupadas frente al 83,3% de ellos, una brecha de 11,5 puntos, que aumenta hasta los 25 puntos en cuanto al respeto a la diversidad sexual. «Faltan muchos años de lucha para conseguir la igualdad», sostiene Coral, de 17 años, que vive en Avilés. «Hasta que llegue el momento en que vayamos al 8 de marzo y recordemos lo que tuvimos que luchar por nuestros derechos, pero confío que todas juntas lo consigamos pronto».
En el reflejo de estas percepciones, sin embargo, existe la creencia de que las demás personas de su edad no tienen las mismas preocupaciones que el individuo encuestado: «Sienten que, en general, las personas de su edad no priorizan o no se preocupan tanto como ellos mismos de la contaminación y la defensa del medio ambiente», mientras que «en lo personal no se sienten tan preocupados» por temas relevantes para otros, como el 'bullying' o las adicciones.
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