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TERRY BASTERRA
Jueves, 3 de noviembre 2022, 10:28
El Servicio de Salud vasco ha ampliado a 400 niños de Santurce la investigación para conocer si están vacunados. Se trata de todos los incluidos en el cupo de una enfermera que presuntamente simulaba inocular a los niños pero no les inyectaba el preparado. Todos ... ellos son usuarios del centro de salud del barrio de Kabiezes.
Las indagaciones se inciaron el pasado septiembre después de recibir las primeras denuncias de varias familias. En una primera fase la centró en la vacuna de la triple vírica, la que protege frente a los virus de la rubéola, el sarampión y la parotiditis. Los resultados de las muestras serológicas realizadas en Cruces a aquellos primeros niños no detectaron presencia de anticuerpos frente a estos patógenos.
Con estos resultados se decidió ampliar hace unas jornadas las analíticas a medio centenar de niños. Los pequeños, todos ellos de Kabiezes, eran de dos cupos diferentes. Esto es que les atendían enfermeras distintas. Salud buscaba comparar los resultados de las pruebas en bebés vacunados por la enfermera investigada con los obtenidos en los tratados por otra compañera. Quería cotejar los niveles de protección de ambos grupos y descartar posibles deficiencias en alguna partida de sueros infantiles. Los primeros resultados de la investigación son contundentes. Según indica el Servicio de Salud, «la mayor parte» de los niños atendidos por la enfermera investigada «no presenta una correcta inmunización».
Ante estos hechos la sanidad vasca ha optado por administrar una vacuna de refuerzo de la triple vírica a los menores en esta situación. A su vez ha decidido «ampliar al conjunto del cupo» de esta profesional la investigación. Esto es a los 400 niños a atendidos por esta sanitaria en los últimos años en Kabiezes y a los que tendría que haber vacunado de diferentes preparados. Esta nueva fase de la investigación no se va a reducir a comprobar solo si los críos tienen anticuerpos ante la rubéola, el sarampión o la parotiditis. Se va a investigar si recibieron «todos» los sueros previstos en el calendario vacunal infantil y otros que no lo están como el bexero.
«Este análisis será individualizado, en función de las vacuna de la que se trata, de la edad de los menores y de otras circunstancias», explica Salud en una nota. Fuentes del departamento especifican que no a todos estos 400 niños se les harán pruebas serológicas, ya que en función de la edad de cada crío sus resultados son difíciles de interpretar. En algunos casos directamente se les ofrecerá una dosis adicional de alguno de los preparados.
La investigación no afecta a todos los niños vacunados en este centro de salud, solo a los atendidos por esta sanitaria. De forma paralela Salud tiene abierto un expediente a esta trabajadora y la ha apartado de las «tareas asistenciales».Las familias que presentaron las primeras denuncias explicaron que la sanitaria hacía el gesto de la vacunación de forma «muy rápida» y, aunque pinchaba a los niños –lloraban y «les quedaba la marca»–, arrojaba luego de forma precipitada la jeringuilla a la basura. La peculiar forma de actuar de esta mujer despertó las sospechas de los padres. Creían que podía no apretar el émbolo para no inyectar los preparados a sus hijos y así se lo transmitieron a otros profesionales del ambulatorio de Kabizes. Esas quejas dieron inicio a la investigación.
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