La industria del Bitcoin consume el doble de energía que Madrid

Estos niveles de demanda energética son comparados por los autores a los utilizados por Israel o Bangladesh. «Estimamos el consumo de energía global de la minería de criptomonedas en 55 Twh. Una quinta parte de todo lo requerido por España en 2018, que consumió unos 258 TWh de electricidad», afirma Christian Stoll, investigador del Centro de Investigación de Políticas de Energía y Medio Ambiente del MIT y coautor del estudio.

Los estudios realizados hasta ahora se habían centrado en el Bitcoin, la primera y más popular de la familia de criptomonedas. Domina casi el 80% del mercado pero hay otros cientos de desarrollos, que han sido analizados en el trabajo 'Consumo de energía de las criptomonedas más allá del Bitcoin', publicado en la revista 'Joule'. «Esta vez incluimos los cientos de criptomonedas adicionales que existen para nuestra estimación de energía», mantiene Stoll.

A partir de estos datos se puede hacer una aproximación a la cantidad de emisiones de CO2 que esta industria económica arroja a la atmósfera. «El consumo de energía no es por sí mismo un elemento del cambio climático, debido a que una generación limpia (solar, eólica) no produce gases de efecto invernadero», afirman los autores en el artículo. «Así que el factor de las emisiones de CO2 depende de cómo se generan esos recursos, lo que varía según las regiones y países». Y concluyen que la minería de criptomonedas puede causar un «considerable daño medioambiental».

El Bitcoin tiene una capitalización de 110.000 millones y entre las 20 principales criptomonedas suman unos 135.000 millones de euros de capitalización.

Si sólo el Bitcoin producía «alrededor de 22 millones de toneladas de CO2 al año, similar a la de una ciudad como Las Vegas» sumadas las demás, ahora se determina que podría sobrepasar las 30 millones de toneladas de CO2. «Un entendimiento completo del impacto ambiental puede ayudar a desarrollar políticas que contengan normas correctas para las criptomonedas», dice Stoll.

-En su estudio publicado el año pasado localizó minas de Bitcoin en España, que representaban un 1% del total mundial. ¿Cuál sería la presencia actual de estas granjas?

-No hemos localizado granjas de minería específicas en España en este nuevo estudio-responde Stoll-. Sin embargo, la huella energética de la minería de otras criptomonedas puede ser similar a la del Bitcoin. Por lo tanto, si hay actividad minera de Bitcoin en España, otras monedas también podrían operar con una participación relativa similar.

-¿Cuánto suma la huella de carbono de las criptomonedas?

-La inclusión de las demás criptomonedas aumenta la demanda de energía en un 50% pero la huella de CO2 pueden diferir según cada una. Desde una perspectiva climática, es irrelevante dónde ocurren las emisiones porque la concentración total de gases de efecto invernadero en la atmósfera es lo que importa para la temperatura global.

-¿Dónde están las grandes granjas en Europa?

-Es probable que Islandia y otros lugares con un costo de electricidad muy bajo sigan siendo puntos críticos para la minería criptográfica en Europa.

-En este último año, ¿la producción de criptomonedas ha sido regulada de alguna manera?

-La Comisión Europea anunció su intención de monitorear la demanda de energía de la industria minera de Bitcoin, pero la clave para resolver el rompecabezas climático no es cómo regular la criptominería, sino cómo descarbonizar el sector energético de manera efectiva. Desde un punto de vista económico, la fijación de precios de las emisiones de carbono parece más rentable que la prohibición de actividades individuales.

-Se habla menos de criptomonedas, ¿cuál es su futuro?

-La atención pública se correlaciona con el precio de las criptomonedas. A medida que suban Bitcoin o Ethereum, como lo hizo la semana pasada, no me sorprendería que el interés público aumentará nuevamente.