Todo han sido buenas noticias en el balance que el Centro de Coordinación Nacional sobre Incendios Forestales, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, ha realizado en torno a lo que va de año. Con los datos ofrecidos por las comunidades autónomas, que son quienes ... tienen las competencias en extinción de incendios, del 1 de enero al 15 de octubre, las principales cifras se sitúan por debajo de la media de los últimos diez años. Así, hasta el momento ha habido 7.158 siniestros, frente a los algo más de 10.000 que suelen afectar a España durante todo el año (en 2019, fueron 10.396). También la superficie quemada, que suele ser de 80.000 hectáreas al año, se ha reducido hasta las 62.904, frente a las 82.381 del año pasado.
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De los 7.158 siniestros, 4.750 han sido conatos (el 67%), aquellos incendios en los que la superficie afectada es menor de una hectárea, y 2.408 han sido incendios (el 33%), que son aquellos en los que la superficie quemada es mayor de una hectárea. Para el subdirector de Política Forestal, Guillermo Fernández, estos datos no hacen más que reflejar la efectividad a la hora de extinguir el fuego. «Que alrededor del 70% de los siniestros se hayan quedado en conatos, una cifra que se mantiene en estos últimos años, da idea de que el dispositivo de extinción junto con las labores de prevención que se realizan funcionan porque los incendios se consiguen atajar pronto», afirma.
Así las cosas, si se comparan los números con los del último decenio, «hemos tenido una reducción de siniestros del 30%, lo que sitúa 2020 en el segundo mejor año de estos últimos diez», apunta la jefa de servicio del Área de Defensa contra Incendios Forestales, Elena Hernández. También ha habido una reducción del 33% del número de conatos y del 30% en el caso del número de incendios. «Todo ello ha hecho que se reduzca la superficie forestal afectada en un 21%, posicionándonos en el quinto mejor año del decenio», señala. Eso sí, con respecto a estos últimos diez años, ha habido diecisiete grandes incendios forestales, que son aquellos que superan las 500 hectáreas de superficie quemada, uno más que la media, «pero tampoco es significativo», aclara Hernández.
«Se ha reducido algo la media, tanto en siniestros como en superficie quemada, y aunque ha habido incendios importantes que nos han estropeado la buena marcha que llevábamos en agosto, podemos estar contentos con el resultado final», reflexiona el subdirector de Política Forestal.
En cuanto a los incendios por regiones, la jefa de servicio del Área de Defensa contra Incendios Forestales destaca que este año la superficie arbolada afectada en el Mediterráneo ha aumentado de un 34% al 58%, debido al «gran incendio forestal ocurrido en Almonaster la Real, en Huelva».
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Precisamente, este es el incendio más importante que ha sacudido España en 2020, con 12.101 hectáreas quemadas, seguido por el de Cabezuela del Valle, en Cáceres, donde se quemaron 4.118 hectáreas. Curiosamente, ambos se iniciaron el 27 de agosto. El Centro de Coordinación Nacional sobre Incendios Forestales destaca también los incendios de Orense entre el 1 y el 17 de septiembre, en los que el Ministerio de Transición Ecológica movilizó a 1.578 efectivos.
¿Y se puede decir que ha fallado algo en casos como el de Almonaster la Real? «No es que haya fallado -contesta Guillermo Fernández-. Es que en los grandes incendios forestales hay una conjunción de muchísimas variables que acaban dando lugar a ellos. Trabajamos sobre todo en prevención, en tener todo preparado para que en caso de que se den las condiciones meteorológicas adversas, que el viento propague el fuego a mucha velocidad y sea más difícil de extinguir, tener todos los medios listos para atajarlo lo antes posible».
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Cabe preguntarse en qué medida los periodos de confinamiento y la reducción de movilidad debido a la pandemia de coronavirus han influido en estos datos. Hernández explica que al inicio de la campaña «se veía claramente» que las restricciones de marzo a junio «habían tenido su traducción en la disminución del número de incendios y de la superficie quemada». Al fin y al cabo, recuerda que «cerca del 90% de los incendios están relacionados con la actividad humana, lo que no significa que sean intencionados». Pero hubo más factores, como por ejemplo que fue una primavera especialmente lluviosa y fresca. Con el verano, la tendencia de los siniestros ha aumentado, como es lógico, pero «sí podemos decir que en cierto grado los confinamientos y las restricciones a la movilidad han influido en que haya menos incendios».
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