Izaskun Errazti
Sábado, 20 de julio 2024, 20:48
Nunca quisieron pasar desapercibidas, y vaya si lo han conseguido. Les bastó con idear una fórmula compuesta por dos únicos elementos, un hábito de monja y un porro de 'maría', para que el foco no dejara de alumbrarlas. Son las Hermanas del Valle, conocidas también ... como las 'Hermanitas de la marihuana' aunque no pertenezcan a ninguna orden religiosa, y han querido aprovechar el morbo que han generado de manera premeditada para lanzar su mensaje, dignificar la planta, hacer activismo con ella y eliminar «el estigma» que le acompaña. Todo ello desde un lugar secreto ubicado en las afueras de un pueblo de México, donde el cultivo del cannabis está asociado a organizaciones criminales a pesar de que su uso medicinal fue permitido en 2017, y el recreativo, sólo tres años después.
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«Nosotras consumimos lo que sembramos, no compramos hierba del narco, y con lo que sembramos hacemos nuestras medicinas», explica a la agencia Reuters una 'monja' que se hace llamar Hermana Bernardet, osteópata de profesión, que receta marihuana a pacientes con cáncer, dolores articulares o insomnio. «Es hora de poner fin a esta estupidez», apostilla la Hermana Kika, otra integrante del clan, que no se cansa de reclamar la legalización del cannabis para acabar con el mercado negro, en manos de las mafias. «Queremos que sea legal, y que se permita el autocultivo para consumir. Cuando llegue ese momento la planta dejará de ser sangrienta», defiende.
La inspiración de estas chicas, cinco en total, que con sus dos hábitos, el de monja y el fumar grifa, se han convertido en la viva imagen de la rebeldía, viene de un movimiento religioso laico que se remonta a la Edad Media, el de las Beguinas. Estaba integrado por mujeres solteras que, sin hacer votos religiosos formales. eligieron practicar la espiritualidad, el aprendizaje y la caridad como modo de vida. Las primeras en seguir su ejemplo fueron, en 2014, las conocidas como 'Sisters of The Valley', con una empresa montada en torno al cannabis con sede en California. Su negocio en Norteamérica, donde más de una veintena de estados han legalizado el uso de la marihuana con fines recreativos, marcha viento en popa. Allí la 'congregación' cultiva y vende 'online' productos medicinales, ungüentos, tinturas y aceites de CBD o cannabidiol, el principal componente del cannabis. Sus últimos datos de facturación, que corresponden al año 2022, hablan por sí solos, con unos ingresos de más de medio millón de dólares. También celebran conferencias y organizan talleres.
El negocio que las otras 'hermanas' abrieron cuatro años después en México no da para tanto. Allí el clima es otro. Las 'monjas' de la 'maría' no quieren competir con los narcotraficantes. ni perjudicar a los pequeños productores, con los que han tejido alianzas para beneficiar a la economía local. Pero trabajan bajo la amenaza constante de unos clanes tan poderosos que incluso llegan a amenazar al propio Estado. Estas mujeres también huyen de los problemas con la Justicia. De ahí que guarden celosamente su identidad, no se expongan, y apuesten por una cosecha modesta que apenas les reporta 10.000 dólares de recaudación al año.
Sus plantas crecen en viejos cubos de pintura colocados en fila entre cuatro paredes. Y la oferta de productos en su web en español está limitada a una bebida de hongos de nombre 'Super 17' elaborada a base de cacao, té, reishi, chaga, shiitake, shwagandha, cúrcuma, sal del Himalaya, raíz de jengibre, cardamomo y pimienta negra, además de tres tipos de hongos: melena de león, cordyceps y cola de pavo. Se presenta en tres formatos, con un kit inicial valorado en 93 euros, un bote de 102 euros, y sobres individuales que se venden a 36 euros. Los dos primeros están agotados.
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La batalla que libran las 'Hermanas' de la 'maría' se apuntó una victoria en 2022, cuando la Suprema Corte del país azteca dio un paso más en favor del consumo personal de esta hierba permitiendo la posesión de más de cinco gramos. Porque su objetivo, insisten, no es otro que quitarle el estigma al cannabis y promover su uso medicinal.
Precisamente en México, los veterinarios pueden administrar legalmente la planta o sus compuestos en mascotas, después de que decenas de estudios científicos apuntaran al potencial del cannabis para tratar las convulsiones, el dolor, la ansiedad y el miedo, sobre todo en perros.
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Son varios los países que ya permiten legalmente a estos profesionales recetar y administrar marihuana. Sin embargo, en términos de investigación y adopción, la nación azteca se perfila como líder mundial. Y si bien la mayoría de los veterinarios se centran en el uso del cannabis para tratar a animales domésticos, un grupo de ellos ha tomado la iniciativa en Colombia para administrarlo a especies que viven en zoológicos. Dicen haber comprobado que el CBD funciona bien para el dolor, la inflamación, la osteoartritis y las alergias y puede mejorar la eficacia de los tratamientos para afecciones como el cáncer. Además, ofrece mejores resultados para los pacientes del zoo que luchan contra la ansiedad y el estrés.
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