Secciones
Servicios
Destacamos
Álvaro Muñoz
Valladolid
Lunes, 12 de agosto 2024, 10:26
La Policía Nacional ha detenido en la localidad gallega de Vigo a la pareja de la mujer (Mónica Á. P., de 49 años) que en la mañana de este lunes había sido hallada muerta con un cuchillo clavado en el pecho, además de varias puñaladas, ... tras decretarse un incendio en la vivienda de Pajarillos, en Valladolid, en la que convivía con el ahora arrestado.
Todo se desencadenó minutos después de las 8:00 horas de este lunes cuando entró un aviso en el parque de bomberos por el incendio de una vivienda en la calle Sisón. Hasta el 3º B del número 4 de la calle Sisón se trasladaron varias dotaciones que en aproximadamente una hora ya habían sofocado las llamas, además de asegurar la zona.
Fue en las labores de extinción cuando se percataron del cuerpo sin vida de Mónica Á. P. y fue en ese momento cuando se activó la búsqueda de su pareja, J. C. S. J. M. con varios antecedentes, (no aparecía en el sistema VioGén). Tras hallar esos signos de violencia producidos por arma blanca, además de encontrar muertos a los tres perros por inhalación, se activó la búsqueda de su pareja, sin descartar, a pesar de la detención, ninguna línea de investigación.
Esas pesquisas llevaron a los agentes de la Policía Nacional, antes de que llegaran los servicios forenses al lugar del presunto homicidio, a inspeccionar los aledaños del inmueble, situado en Pajarillos Altos. Varias salidas de los coches de patrulla que no arrojaron un resultado satisfactorio inicialmente y que acabó casi doce horas después a 450 kilómetros de Valladolid.
Mientras eso sucedía, y con las dudas de una escena del crimen contaminada por un incendio que calcinó todo el inmueble, el Ministerio de Igualdad lanzaba un mensaje en 'X' y catalogaba la muerte de Mónica Á. P. como un presunto caso de violencia machista. Máxima que aún no está confirmada por la Policía Nacional, a pesar de los indicios y de la reciente detención.
Con un olor a quemado que llegaba desde el tercero (los daños del incendio eran palpables desde el exterior con persianas abombadas y reventadas por el calor en ambos lados del inmueble), la Policía inició la búsqueda de J. C. S. J. M. en un perímetro que abarcaba la totalidad de la capital vallisoletana y que se fue extendiendo con el paso de las horas. Precisamente, eran los propios vecinos los que daban las primeras pistas de posibles paraderos como los domicilios de los hermanos del sospechoso, tanto en Arturo Eyries como en La Rondilla.
A esa información, internamente entre los agentes, se añadía la imagen de la pareja de la víctima y se incidía en extremar la precaución para la detención por un «posible delito de violencia de género». Y a esa hipótesis es a la que se agarran los propios vecinos del inmueble después de catalogar a J. C. S. J. M. como «conflictivo». No había ningún morador de la calle Sisón y aledañas que no relatara un incidente con el hombre buscado. «Llevará unos doce años aquí. Tiene problemas mentales y con el alcohol», añaden tras describir un sinfín de denuncias derivadas muchas de ellas en sentencias condenatorias.
Eran los propios vecinos los que continuaban el relato con la duda de si no daban con el paradero del sospechoso. «Si no le detienen, tendremos que solicitar seguridad a la Policía. Tenemos miedo de que venga por la noche a hacernos daños. No es la primera vez que manipula la instalación del gas. Se le ha visto con cuchillos y hachas y ha amenazado a mucha gente. Hace poco nos reventó los telefonillos», recalcan ante la incertidumbre que ha generado el suceso y con la certeza de la implicación de J. C. S. J. M como autor. «Parece que el domingo Mónica le dijo que lo querían dejar. Llevaban 35 años juntos y ya no podía más. Un día después...», concluyen.
Unos doce años compartiendo prácticamente puerta con puerta y muy poco conocían de Mónica Á. P. los vecinos de la calle Sisón. Se la veía poco por el barrio, únicamente «para sacar a pasear a sus tres perros». «Era muy reservada y tímida», agregaban tras conocer el fatal desenlace. Trabajadora en una empresa de limpieza, esta vallisoletana de 49 años tenía los dos padres y dos hermanos. «Llevaban 35 años juntos, pero últimamente estaba amargada. No podía más. Se lo notábamos cada vez que la veíamos. Él ha sido siempre muy problemático y eso le afectaba a ella. Porque ella solo se preocupaba por su trabajo y los animales», agregan.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.