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El género epistolar está en auge en la era de internet. Hace unos meses, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se dirigía a la ciudadanía a través de dos cartas publicadas en las redes sociales y ahora es uno de los medios de comunicación que ... se usan en el seno del mayor centro de investigación contra el cáncer en España, el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
Desde 2022, las misivas son la vía de comunicación habitual para denunciar la falta de medios y la gestión deficiente del organismo. Correspondencia con destino la dirección del CNIO y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. El remitente, los jefes de unidad del centro. La respuesta en todas ellas fue el silencio administrativo.
Así hasta finales del año pasado, donde una de ellas llegó hasta los medios de comunicación. «Estamos al límite», firmaron más de tres decenas de científicos, según reveló El País. Una vez iniciado el nuevo año, el cruce de cartas se hace más evidente ante la inminente reunión extraordinaria del patronato, organismo que supervisa la dirección del CNIO, para el próximo 29 de enero.
Una cita clave para el futuro de María Blasco al frente del organismo, después de que a finales de diciembre los patronos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas tumbaran su plan de actuación para 2025 y le reclamaran un informe detallado de qué ocurre con el dinero que recibe la institución. «Los patronos ya tienen las alegaciones de Blasco y de Arroyo -gerente-», revelan fuentes del patronato a este periódico.
A la espera de este encuentro, el cruce de cartas para buscar apoyos en el seno del CNIO coge fuerza. «No sabemos qué va a pasar pero la situación está al límite», señalan desde dentro del organismo. En las últimas horas, revela ABC, que cerca de 30 de científicos de alto rango secundan un informe en el que detallan presuntas irregularidades cometidas por María Blasco en su gestión.
Para buscar apoyo, según ha podido saber este periódico, los científicos a través de un código QR están recabando apoyo de sus compañeros a través de una recogida de firmas en la que argumentan las anomalías del mandato de la científica alicantina. «Blasco ha encolerizado», denuncian los investigadores.
No obstante, esta no es la única carta que circula estos días entre los buzones virtuales de los miembros del CNIO. «Hay otra en la que Blasco pide apoyo», aclaran. «Está siendo firmada por acólitos y amigos; y otros movidos por el miedo», advierten. «Seguro que se enviará también al patronato o ministerio si es que no se ha hecho ya».
No es el único apoyo que la directora científica del centro busca, dentro y fuera. El pasado martes, Blasco se reunió con el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, tras pedirle amparo después de las informaciones que han surgido en torno a la gestión económica y humana del centro.
«Las campañas de desinformación, que desafortunadamente son cada vez más frecuentes en el ámbito de la política, no deberían nunca afectar a la ciencia o a las/os científicas/os. Sin embargo, estos días estamos viendo cómo los bulos están alcanzando a la ciencia española y al conjunto del CNIO», denunció Blasco semanas antes del encuentro con Gabilondo.
Las denuncias y presiones acorralan a la científica alicantina que el pasado mes de diciembre vio cómo el organismo que supervisa su gestión tumbaba el plan de acción para este 2025 y, además, le instaba junto al gerente del CNIO, Juan Arroyo, a responder con un informe detallado a todas las acusaciones conocidas en las últimas semanas por su gestión.
En el foco del patronato se encuentran las cuentas del organismo que acumulan varios ejercicios en números rojos, los últimos cálculos suman 4,5 millones de euros de déficit, y los equipos «no se reponen desde hace años», detallan a este periódico fuentes del centro. «Muchos han abandonado y otros tienen que usar microscopios de otros organismos», aclara un responsable de grupo en el CNIO. «Se destina dinero a cosas que no son nuestro trabajo», añaden estas mismas personas. Una de ellas es CNIO Arte, la iniciativa impulsada por María Blasco -directora general del centro desde 2011-, y foco de todas las críticas desde finales de año. Según reveló ABC, la dirección del CNIO gastó más de 800.000 en la compra de obras de arte y en la contratación de al menos dos personas pertenecientes a la Oficina de Imagen Institucional, departamento que gestiona esta actividad.
En un correo electrónico, la dirección del centro responde que tienen prevista la compra de varios equipos en sus planes de actuación y que para el año próximo esperan adquirir un nuevo microscopio confocal. Este retraso, según ha afirmado Blasco en un encuentro virtual con los medios, es «culpa del Gobierno», dado que el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, que depende de Diana Morant, no le «dio las ayudas necesarias».
Los «problemas estructurales», argumentados por el CNIO, al menos se remontan a 2022, cuando llegan las primeras denuncias de los investigadores, a pesar de los 40 millones de euros procedentes de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). «Esto es un cortijo», responden los trabajadores del centro.
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