Un visón americano en una granja sueca. Jo-Anne McArthur

La guerra del abrigo de visón

WWF pide el cierre de las 38 granjas que hay en España tras el contagio de Covid-19 de animal a persona en un criadero holandés

Iker Cortés

Madrid

Lunes, 13 de julio 2020, 01:20

Ya no se llevan aquellos abrigos enormes hasta los tobillos, ni las prendas de pelo, pero eso no significa que el negocio de las pieles esté cerca de desaparecer. El sector tocó fondo en 2016, a raíz de la recesión económica, y no hay duda ... de que le está costando conectar con las nuevas generaciones. Según Eurostat, el número de empresas (de al menos 20 empleados) que se dedican a la confección de productos de peletería en España ha caído a la mitad en una década –si en 2009 se contabilizaban 290, en 2018 quedaban 146–, pero la demanda del producto sigue ahí. No en vano, la patronal del sector estima que el año pasado el 64% de las pasarelas internacionales de moda exhibió pieles en algún momento, ya sea en prendas o en complementos.

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Otra cosa es que cada vez más países estén poniendo coto a la peletería. Los que han tomado una postura al respecto se han decantado por prohibir las granjas, donde el visón tiene un papel clave. Los criadores seguramente no contaban con que la pandemia de coronavirus iba a reforzar algunos de los argumentos que organizaciones ecologistas y asociaciones animalistas suelen esgrimir para reclamar su cierre.

La voz de alarma la dieron las autoridades sanitarias de Holanda cuando a mediados del mes de mayo notificaron que un trabajador de una granja de visones se habría contagiado de Covid-19 a raíz de uno de los animales enfermos. El virus mostró similitudes con el encontrado en el visón y basándose en esta comparación y en la posición de esa forma del virus en el árbol genético, los investigadores concluyeron que era probable que el empleado hubiera sido infectado por el visón.

«Se ha constatado lo que la ciencia dice sobre este tipo de cría intensiva de animales salvajes», explica Gemma Rodríguez, responsable del programa de especies amenazadas de WWF. «Son animales hacinados en jaulas, unas muy próximas a otras, y a los que se les priva de sus condiciones de vidas naturales. Todo eso proporciona un entorno más favorable a la aparición de virus y enfermedades y a las infecciones», resume.

Lo cierto es que tras el primer caso en Holanda, se han detectado hasta veinte brotes en distintas granjas, lo que ha llevado al sacrificio de miles de visones. Un sacrificio con el que se busca no solo acabar con los brotes, sino evitar que el virus se quede en las granjas y estas acaben funcionando como reservorios. «Aunque algunos animales hayan muerto, otros estén asintomáticos y la mayor parte desarrolle anticuerpos, como los visones siguen criando se teme que las crías se vuelvan a contagiar y la enfermedad se siga transmitiendo», explica la portavoz de WWF.

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Desde la Asociación Nacional de Criadores de Visón (Agavi) insisten en que no se ha registrado ningún caso de coronavirus en visones en las granjas españolas. Ha habido, eso sí, varios trabajadores infectados de coronavirus en una granja de Teruel, «pero se demostró que había sido una transmisión entre humanos», señalan desde la asociación.

Una afirmación que pone en duda la portavoz de WWF: «Sabemos que en el caso de Teruel se analizaron solo 7 visones de los miles que hay en la granja, así que no es una muestra representativa. En principio, en España no se ha confirmado ningún brote, pero no sabemos si es porque no se están haciendo los controles adecuados».

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Una reivindicación de hace años

De todas maneras asociaciones como WWF llevan años exigiendo la desaparición de estas granjas en el territorio español. ¿La razón? «El visón americano está catalogado como una de las especies más invasoras en Europa», explica Rodríguez. Y va más allá: «Nosotros la llamamos bomba biológica porque su presencia en nuestro medio tiene un grave impacto. Depredan o desplazan hasta a cuarenta especies autóctonas, llevando a algunas de ellas a la extinción». Es el caso del visón europeo. Según apunta la ONG, «esta especie ya ha desaparecido en más del 90% de su área de distribución original. En España, uno de sus últimos reductos, puede desaparecer en apenas siete años, ya que apenas quedan 500 visones europeos».

Tanto es así que el visón americano se incluyó en el real decreto que regula las especies invasoras en España e incluso existe una estrategia nacional de erradicación del visón americano con inversiones de las comunidades autónomas y el Gobierno para acabar con él, pero «se hizo una excepción para permitir la existencia de las granjas, lo cual es toda una incoherencia porque los animales se siguen escapando y crean graves problemas».

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Antes de que el Covid-19 lo trastocara todo, Holanda ya había puesto fecha al cierre a sus granjas de visones para 2024 en base a la idea de que «esta actividad no tiene cabida en una sociedad avanzada», apunta Rodríguez. Con la llegada del coronavirus, el Gobierno holandés está dando la oportunidad a los granjeros de cerrar antes y recibir una compensación.

En España, en cambio, donde hay al menos 38 granjas –el 85% de las mismas se ubican en Galicia—, con más de 50.000 visones, «ningún gobierno ha legislado en este sentido», explica la portavoz de WWF. Por su parte, desde Agavi recuerdan que las granjas «dan empleo directo a más de 1.500 personas y generan cientos de empleos indirectos».

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