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carlos otaduy
Martes, 3 de agosto 2021, 18:01
Este martes la Generalitat y el Gobierno Central han pactado dotar con 1.700 millones de euros la ampliación del aeropuerto de El Prat, en Barcelona. Esta medida ya figuraba en el actual DORA -documento de regulación aeroportuario- mediante el cual se establece la dirección ... y los objetivos de AENA desde 2022 a 2026. Por su parte, la ONG medioambiental Greenpeace ha querido denunciar en un comunicado la aprobación de esta nueva obra. Consideran que el gobierno de Sánchez está haciendo gala de una «incoherencia medioambiental», al apoyar la lucha contra el cambio climático por un lado y aumentar paralelamente la presencia del sector aeronáutico por otro.
«Afirman que existe actualmente una saturación de los aeropuertos y que por eso hay que acometer la ampliación, pero no es cierto, están utilizando datos de 2019», explica Adrián Fernández, coordinador de la campaña de movilidad de Greenpeace. «Además existen otras formas de fomentar el turismo como por ejemplo el ferrocarril», comenta. Y es que según datos de la organización, la mayoría de los vuelos son domésticos o intracomunitarios, que pueden ser sustituidos por transporte en tren. Insiste Adrián en que « la mayoría de los lugares de los que proceden los viajeros tienen alternativas de transporte en ferrocarril, con viajes que rondan las 3-4 horas de duración».
Desde la ONG medioambiental recuerdan que el acuerdo de París, firmado en 2016 y en el que se pacta una reducción de emisiones, es vinculante; y que esta obra incumpliría las obligaciones suscritas en el tratado ya que «el avión es el modo de transporte más contaminante por persona transportada, hasta 20 veces más que el tren».
La ONG denuncia que la DORA no explica bien la ampliación y que faltan muchos detalles medioambietales. Además, comentan que la aprobación de esta obra está supeditada al visto bueno de la Comisión Europea y esta aún no se ha pronunciado al respecto. Recuerdan que este organismo criticó en su momento el impacto del aeropuerto de El Prat sobre los entornos naturales protegidos del río Llobregat. En la misma línea Adrián Fenández explica que «al aprobarse la primera ampliación del aeropuerto, en 1998 – cuando se creó la actual T1- el informe de valoración ambiental obligaba a compensar el daño producido en futuras reformas». « Está pasando justo lo contrario», explica.
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