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Gonzalo Sellers
Santander
Miércoles, 26 de junio 2024, 07:30
Una vez cumplido el objetivo principal de rescatar con vida a los espeleólogos Alfonso Urrutia y Paloma Bombín, perdidos durante 50 horas en la cueva Garmaciega-Sima del Sombrero, en Soba, el Gobierno de Cantabria ha empezado a hacer las cuentas de un operativo ... especial que duró casi dos días y en el que participaron 125 profesionales de Cantabria, Asturias y Castilla y León, 27 vehículos, dos helicópteros y varios drones. La Administración nunca hace público el coste real de un despliegue de estas características, y esta vez no va a ser una excepción, pero tras las felicitaciones por el final feliz, es inevitable que surja el debate sobre el cobro de los rescates por negligencia que recoge la ley. De hecho, ya en 2019, el entonces presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, llegó a quejarse: «No podemos estar gastando dinero público en aventureros». Sin embargo, ni su Gobierno ni los otros han hecho uso de las tasas previstas desde la Ley de Medidas del año 2001 en la región, al contrario que otras comunidades que sí las cobran asiduamente, como Asturias, donde se ha pasado la factura de 30 rescates desde el año 2015.
En el caso de los dos espeleólogos rescatados esta semana todavía está por demostrarse su responsabilidad. Eso lo hará la Consejería de Presidencia, dirigida por Isabel Urrutia, que ha decidido abrir un expediente informativo como paso previo a la investigación de todo lo que ha rodeado al rescate de Alfonso y Paloma.
Lo que sabemos hasta ahora es que ambos, con notable experiencia en la travesía en cuevas, pagaron una tasa de 25 euros a la Fundación Espeleosocorro Cántabro (Esocan), encargada del mantenimiento de la cavidad. Y también avisaron a un amigo de su entrada a la cueva y de la hora a la que tenían previsto salir, lo que fue clave, después, para activar el operativo de búsqueda. Sin embargo, incumplieron uno de los requisitos marcados por la norma regional: no avisaron al 112. Lo que tendrá que dilucidar la investigación es si hubo mala fe o si era Esocan la responsable de hacerse cargo de ese trámite. La dirección general de Seguridad del Gobierno cántabro entrevistará a los dos rescatados, así como a testigos y a miembros de la empresa para aclarar si hubo o no negligencia.
No llamar al 112 antes de entrar a una cavidad es uno de los cinco supuestos castigados en la normativa regional. Otro de ellos, el de no llevar el «equipamiento imprescindible» para la actividad que se va a realizar parece que, en este caso, no se incumplió. De hecho, Alfonso Urrutia fue especialmente tajante, nada más salir de la cueva, en dejarlo claro: «Estábamos preparados, teníamos agua, comida y todo lo necesario». Algo que no puede decir la pareja que cuenta con el dudoso honor de haber protagonizado el único caso de cobro por rescate que ha hecho el Gobierno de Cantabria desde que existen las tasas hace 23 años. Fue en 2022 cuando el bipartito PRC-PSOE les pasó la factura tras haberse perdido en la nieve por «no llevar el equipamiento adecuado». No requirió la salida del helicóptero, sino que fue una intervención rápida que duró alrededor de dos horas. A la pareja rescatada se le cobró 300 euros.
Si el Gobierno considera que Alfonso y Paloma fueron negligentes, la factura sería mucho más gravosa. A la cantidad de tener dos helicópteros en esas labores de búsqueda -1.906 euros por despegue y otro tanto por cada hora de vuelo- habría que sumar el importe del espeleosocorro, es decir, 569 por las seis primeras horas y 200 por cada hora adicional. Teniendo en cuenta que el operativo duró 40 horas, estaríamos hablando de una factura de cinco cifras.
Además de no avisar al 112 y de no contar con el equipamiento adecuado, existen otros tres supuestos punibles en la normativa: no hacer caso a una alerta por mala climatología, obviar señales de advertencia y peligro y no contar con permisos y autorizaciones necesarias. Tampoco parece que exista incumplimiento de esos escenarios en el caso de los espeleólogos rescatados.
Solo los menores de 16 años de edad y las personas que sufran una discapacidad psíquica que implique dificultades para comprender el riesgo o peligro están exentas de cumplir esas obligaciones.
A pesar de todo, se ha demostrado que el Gobierno cántabro es receloso al cobro de las tasas por rescate, ya que solo lo ha hecho en una ocasión en los últimos 23 años, y tampoco en casos tan llamativos como el rescate de una vaca en los acantilados de Ruiloba o el conductor que metió su coche en la playa de Oyambre para hacer trompos, por citar algunos de los casos más recientes.
Muchos de los 125 efectivos desplegados este pasado fin de semana en Soba para localizar a la pareja de espeleólogos perdida en la cavidad de Garmaciega-Sima del Sombrero, están exhaustos. Disfrutan estos días de un merecido descanso. Otros tienen todavía por delante horas de guardia, y ya se han puesto de nuevo el mono de trabajo. A todos les dirigió ayer su agradecimiento la consejera de Presidencia, Isabel Urrutia:«Muchas gracias por vuestro trabajo y profesionalidad», aseguró. «Gracias por vuestra destreza y eficacia, por vuestra alta capacidad de respuesta ante una situación de gran dificultad y mucha exigencia por la complejidad técnica».
El operativo estuvo formado por efectivos del Gobierno que integraron los técnicos de rescate, agentes del Medio Natural, el equipo de drones y Centro de Atención a Emergencias 112 –11 estuvieron en la jornada del domingo y 17 en la del lunes–; personal de Cruz Roja –16 cada día–; de la Unidad Militar de Emergencias (UME) –22 llegaron el lunes–; agentes del Greim de la Guardia Civil –6 el domingo y 16 ayer–; especialistas pertenecientes a agrupaciones de voluntarios de Protección Civil –6 la primera jornada y 7 la segunda–; voluntarios de Esocan;y al equipo de rescate de Castilla y León –8 el lunes–.
Urrutia apuntó que no se ha escatimado en medios humanos, con la participación de 125 efectivos de todas las administraciones, 39 en la primera jornada –la del domingo– y 86 en la segunda –el lunes–, que estuvieron en un operativo que se extendió por más de 50 horas. Tampoco se reparó en recursos, con 11 vehículos en la primera jornada y 16 en la segunda, dos helicópteros y los drones del Ejecutivo. La preocupación por la situación era «alta», sobre todo al no encontrar a los afectados en el reconocimiento de la vía principal «por lo que pusimos todos los recursos a nuestro alcance a disposición de la emergencia, que en este caso se traducía en salvar dos vidas».
La pareja de espeleólogos castellanoleoneses, inició la travesía de la Garmaciega-Sima del Sombreo el sábado a las doce de la mañana. Al no cumplirse la hora estimada de salida, un allegado de ella dio aviso de la situación al Centro de Atención a Emergencias 112 del Gobierno de Cantabria a las 7.15 horas, lo que activó la prealerta del protocolo de rescate en cueva. El resto de la cronología es una concatenación de búsquedas en el interior de la cavidad con momentos en los que los rescatadores se temieron lo peor, sobre todo tras haber revisado la vía principal de la cueva y no haber encontrado rastro de Paloma Bombín y Alfonso Urrutia; pero hubo final feliz.
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