El gas de la risa, la nueva droga que une el cambio climático, la alta cocina y las carreras ilegales

Pocos productos en el mundo pueden tener tantas aplicaciones, legales e ilegales, como el óxido nitroso (N2O). Este gas se emplea desde hace 250 años como anestesiante. Grandes cocineros como Ferrán Adriá lo popularizaron como un elemento clave para realizar espumas. Pero tiene un lado muy oscuro. «En las fiestas de las discotecas cada vez se utiliza más como droga y también se utiliza, de forma ilegal, para multiplicar la potencia de los motores de los coches», explica un portavoz de la Guardia Civil. Estas son algunas de sus características y sus peligros.

Uno de los informes más completos sobre los efectos del óxido nitroso lo emitió la Unión Europea a finales de 2022. En el documento del Observatorio Europeo sobre Drogadicciones se alertaba de que el consumo ilegal de esta sustancia puede causar graves problemas e incluso la muerte, además de una fuerte adicción. Su utilización puede provocar congelaciones graves, incluso de las cuerdas vocales y lesiones pulmonares. Ello se debe a que el gas, para permanecer en estado líquido, se somete a temperaturas inferiores a los 40 grados bajo cero.

Pero también se han detectado problemas neurológicos causados por el gas. Hay casos de ictus, embolias e infartos, así como alucinaciones persistentes. Los casos de muerte tienen que ver con la forma de tomarlo mediante mascarillas o bolsas de plástico, que son las responsables de una asfixia. Además, su utilización al volante es causa de accidentes. Por ejemplo, la UE cita el caso de Suecia, donde el auge de esta sustancia haya hecho que el número de incidentes con vehículo implicados haya aumentado un 80% entre 2019 y 2021. El informe de la UE pretende alertas del aumento de las personas que están utilizando este tipo de producto en todo el continente.

El gas de la risa se consume normalmente mediante globos rellenos con este producto, de los que se inhala directamente. Para ello, el consumidor dispone de cartuchos en los que se almacena el óxido nitroso. La presentación puede ser en pequeños cilindros de unos gramos, hasta grandes aerosoles y botellas similares a las de oxígeno. Ocho gramos de N2O, en este sentido, suponen cuatro litros de gas.

Aunque hay sistemas caseros para inflar los globos, como recipientes 'reciclados' de los que se utilizan para vender la nata montada en aerosol, en Europa se han detectado los denominados 'crackers'. Estos dispositivos permiten rellenar un globo de forma rápida y segura, con un sistema no más grande que un mechero. También se consume colocándose una bolsa en la cabeza y liberando dentro el óxido nitroso, método que puede provocar asfixia. Algunas personas lo han inhalado directamente de los aerosoles, lo que es causa de congelaciones.

Aunque hay una alerta especial sobre esta sustancia en toda España -en especial en la costa mediterránea- la Ertzaintza ya advirtió a comienzos de año que se habían detectado la venta ilegal en Vitoria. Según la Guardia Civil, el óxido nitroso procede de fábricas legales a las que los mafiosos acceden de manera ilegal. En la incautación histórica llevada a cabo en Málaga, por ejemplo, «había partidas de distintas procedencias, muy díficiles de trazar. En muchos casos se trataba de material robado en distintas operaciones», señalan los portavoces del cuerpo.

El óxido nitroso como gas de la risa se descubrió en 1772, cuando se sintetizó por primera vez y comenzó a emplearse en las fiestas de la alta sociedad británica. Un siglo después comenzó a utilizarse como anestesia en las extracciones de muelas. En los años 60, en las facultades de medicina algunos alumnos lo llevaron a fiestas y se popularizó su uso lúdico.

En los 90, con el auge de las 'raves' y las fiestas de música electrónica, el N2O volvió a tener un auge que, un par de décadas después, las redes sociales se encargaron de extender a personas que desconocían su existencia. Según la UE, la pandemia también ayudó a expandir el uso del gas de la risa. En especial, por personas que accedían a él durante el confinamiento como forma de superar la ansiedad y el aburrimiento.

Según la Agencia Española del Medicamento, es un producto de bajo poder anestesiante. Su uso médico exige concentraciones de entre el 50 y 70%. En el caso de mujeres embarazadas solo se admite el 50%. Nunca debe administrarse más de 24 horas debido a su toxicidad.

En los colegios de odontología, por ejemplo, se recomienda el óxido nitroso como medicamento para sedar a aquellas personas con odontofobia, pánico al dentista.

El denominado óxido nitroso de calidad alimentaria se emplea en la gastronomía pero también para elaborar cócteles. Se ha popularizado por conceptos como la cocina molecular de creadores como Ferrán Adriá.

Su forma más habitual de empleo es mediante sifones que inyecta el óxido nitroso en salsas o líquidos, lo que les da el aspecto de una espuma, al reaccionar a las burbujas de oxígeno del gas. El caso más parecido es el de un dispensador de nata montada. Un café, por ejemplo, se puede transformar en un producto espumoso.

También se puede utilizar para infusionar alcohol con otros productos como la fruta o las especies, lo que potencia los sabores de los licores que se emplean en la gastronomía.

Conocido como 'nitro', el uso ilegal del óxido nitroso en los coches lo que hace es acelerar el proceso de combustión en los cilindros, lo que multiplica la potencia de los motores. Los kits que se venden para manipular las mecánicas pueden conseguir ampliar desde 25 hasta 800 caballos de potencia. El riesgo más evidente es que esa potencia destroce el motor.

La cultura popular sobre este sistema de aceleración es amplia. En películas como 'Mad Max' o 'Fast and Furious' se utiliza este sistema. Al igual que en la realidad, en los filmes se puede ver como los conductores pulsan un botón para inyectar el N2O, lo que propulsa el coche.

El uso de estos kits en el vehículo es totalmente ilegal. La Guardia Civil ya ha detectado su empleo en carreras ilegales organizadas en Galicia, donde ha detenido a dos personas por utilizarlo en sus vehículos.

El óxido nitroso es el tercer gas de efecto invernadero más importante, después del dióxido de carbono y el metano. Sin embargo, las concentraciones en las atmósfera de esta sustancia alcanzaron 336 partes por mil millones en 2022, un 25% por encima de los niveles preindustriales, según un informe del Global Carbon Project en el que han participado medio centenar de expertos de todos el mundo, coordinados por el Boston College.

En este caso, el óxido nitroso procede de actividades agrícolas y del estiércol. Según el autor principal del informe, el profesor de Sostenibilidad del Instituto Schiller del Boston College, «las emisiones de óxido nitroso provenientes de las actividades humanas deben disminuir para limitar el aumento de la temperatura global a 2 °C, como lo establece el Acuerdo de París».