Sergio Lorenzo
Cáceres
Lunes, 15 de mayo 2023, 10:46
Son las ocho de la mañana del domingo 14 de mayo en los llanos de Cáceres. El sol se va levantando perezosamente, alumbrando una escena curiosa: Un hombre mayor, enjuto, levanta una sencilla cruz de madera hecha con una vara y bendice a unos pastores ... y a un rebaño de ovejas que van a empezar una gran aventura, recorrer 600 kilómetros durante cerca de 40 días para llegar a los verdes prados de los montes de León. El hombre de la cruz es el sacerdote José Blanco, de Huertas de Ánimas, junto a Trujillo, que le da una estampa de la Virgen al pastor José Manuel Sánchez Miguel y a su padre, para que les proteja en el duro camino que empiezan. Ocurre a solo 20 kilómetros de Cáceres, en la finca La Hinojosa, en la carretera de Santa Marta de Magasca.
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«Tengo 2.000 ovejas, y me llevo 1.700 porque este año es muy malo. Está mal, mal, mal. –Recalca José Manuel Sánchez mientras agarra con su mano derecha un carnero que tiene un enorme cencerro –. Desde enero no llueve. Hace muchísimo tiempo que no había tanta sequía por aquí».
Es arrendatario de la finca. Lleva de ganadero toda su vida, pero con su propio ganado 16 años, y se encuentra con que esta primavera calurosa, sin lluvias, ha hecho que sus ovejas tengan un 80% menos de comida que otros años.
La solución que encontró es la trashumancia, llevar al ganado hasta los prados de los montes de León, en la zona de Riaño, en donde ahora aún hay nieve.
Lo tiene todo bien calculado: salir en dirección a Trujillo, luego Jaraicejo, Casas de Miravete, Almaraz, Navalmoral de la Mata, Talayuela, entrar en la provincia de Toledo por Calzada de Oropesa, luego entrar en la de Ávila por Arenas de San Pedro, después en la de Valladolid por Medina del Campo hasta llegar a León. 600 kilómetros por cañadas reales, caminar de 35 a 40 días.
Las ovejas irán comiendo por el camino. Espera recorrer 15 o 20 kilómetros al día, escapando de las horas de calor. Para ello empezarán a caminar a las siete de la mañana hasta las once y media o doce de la mañana. Descansarán y a las cinco de la tarde volver a andar hasta el anochecer. En la zona de acampada guardarán las ovejas en un redil hecho con mallas eléctricas, con una batería y unas placas. Es lo que llaman el 'pastor eléctrico'.
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«Vamos seis pastores –explica–, llevamos 4 perros para el ganado y 12 mastines. Los mastines son por los lobos, porque en León hay muchísimo lobo y los mastines los ahuyentan».
Van a una parcela de monte que ha alquilado para la temporada de verano. En septiembre regresarán para estar en Cáceres en noviembre. Tiene 43 años, una mujer, una hija de 14 años y un hijo de 10. Al preguntarle qué hará su familia contesta: «Los niños tienen colegio y mi mujer subirá cuando pueda. Los niños están ilusionados en ir a León los fines de semana y cuando les den las vacaciones».
José Manuel está ilusionado porque a su lado estará su padre, que tiene 70 años. «Acompañaré a mi hijo hasta que aguante –afirma José Manuel Sánchez Higuera–. Yo hice la trashumancia cuando era niño. La primera vez tenía 10 años y así estuve 12 años subiendo». Explica que era distinto porque se usaba el tren. «Llevábamos el ganado hasta La Perala (en Casar de Cáceres). Allí embarcábamos en tren y llegábamos a Palencia. Desembarcábamos e íbamos a Riaño. Tardábamos 7 u 8 días. Ahora eso ya no se puede hacer. Ese tren no se usa. Hay que ir en camiones o andando, y los camiones salen muy caros».
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Todo está preparado y el rebaño y los pastores comienzan su largo viaje: «Es una aventura dura –dice despidiéndose José Manuel–, pero será bonita».
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