Borrar
El padre Ángel, en uno de sus encuentros con el papa Francisco en el Vaticano. Mensajeros de la Paz
«De Francisco me quedo con su ternura, con su mirada limpia hacia los que nadie quiere mirar»

Padre Ángel

Fundador de Mensajeros de la Paz
«De Francisco me quedo con su ternura, con su mirada limpia hacia los que nadie quiere mirar»

El sacerdote asturiano recuerda al Papa, al que se imagina llegando al cielo, quitándose los zapatos y diciéndole a Jesús: «Hice lo que pude»

Viernes, 25 de abril 2025, 16:46

Ángel García Rodríguez, más conocido como el padre Ángel, era un buen amigo del papa Francisco. Ambos eran de la misma quinta (88 años), se habían visto muchas veces, primero en Buenos Aires y luego en el Vaticano, y compartían la misma mirada llena de humanidad hacia los excluidos. Fundador de la ONG Mensajeros de la Paz, el padre Ángel, que ya se encuentra en Roma para asistir al funeral del difunto pontífice, apuesta por un nuevo Papa que no se desvíe de la ruta señalada por Francisco, una senda en la que los pobres no están al final del camino sino que marcan cada uno de sus pasos. «Lo que hace falta es un Papa con corazón, que no tenga miedo de ensuciarse los zapatos», dice el sacerdote asturiano en esta entrevista.

-Le sorprendió la muerte del Papa después de haberlo visto horas antes en la plaza de San Pedro? ¿Pudo hablar con él en los últimos días?

-Sí, me sorprendió. Sabíamos que estaba delicado, pero verlo el día anterior tan tranquilo, apenas unas horas antes… uno se ilusionaba con que aún nos iba a acompañar mucho más. En los últimos días no hablé directamente con él, pero sí estuve muy cerca de su gente de confianza. Y aunque no nos dimos ese último abrazo, pero él sabía que rezábamos y le mandábamos 'buena onda' en todo momento.

-¿Con qué se queda del Papa Francisco? ¿Qué destacaría de su legado?

-Me quedo con su ternura, con su mirada limpia hacia los que nadie quiere mirar. Francisco siempre vio en los pobres algo más que necesidad: vio dignidad. En una de nuestras peregrinaciones con personas sin hogar, me lo dijo con fuerza: «Pueden ser pobres, pero nunca deben perder la dignidad». También recuerdo cómo me animó cuando abrimos San Antón: «Deseo que la Casa de Dios tenga siempre las puertas abiertas... de lo contrario las iglesias con puertas cerradas deberían ser llamadas museos». Él soñaba con una iglesia de los pobres y para los pobres, para como dijo en Lisboa, para todos, todos, todos. Él creía en una Iglesia viva, en zapatillas, como él mismo decía.

-Usted lo conocía bien, supongo que tendrá muchas anécdotas...

-Recuerdo con gran cariño cuando hicimos una peregrinación a Roma con algunas personas sin hogar de San Antón y les dijo: «Nunca olviden que ser pobres no les hace perder la dignidad» y a mí me dijo «ellos son el verdadero tesoro de la Iglesia, ellos son la carne de Cristo». La última anécdota en el último encuentro que tuvimos fue que yo le expresé mi preocupación porque últimamente había quienes rezaban porque se fuera y él me dijo: «Ángel, no te preocupes, esas personas son personas tristes».

-¿Va a extrañar a Francisco cuando se veían y el Papa le decía aquello de «¿Pero Ángel, todavía andás vivo?»

-Lo echaremos muchísimo de menos, todos. Era un padre, un pastor con olor a oveja, un amigo de los que te dicen las cosas con amor. Detrás de su gran sentido del humor, siempre estaba ese cariño profundo.

-¿Cómo debería ser el nuevo Papa? ¿Tiene alguna preferencia? ¿Algún español en sus quinielas?

-Lo que hace falta es un Papa con corazón, que no tenga miedo de ensuciarse los zapatos, como decía Francisco. Que escuche, que abrace, que llore con los que lloran. No tengo pasaporte favorito. Si es español, bien. Si es de África, maravilloso. Es cierto que sabéis que tengo un paisano entre los posibles, el cardenal Artime, asturiano y salesiano. Pero fuera de bromas, estoy seguro que el que venga seguro será bueno.

-¿Cree que hay gente dentro de la Iglesia que cuando conoció la muerte del Papa pensó: «Por fin»?

-Bueno, hay gente que pensó por fin, otros seguros les incomodó. Pero el Papa no es un político, es un padre. Francisco incomodó, es cierto y eso es buena señal, porque removió estructuras, hizo temblar esquemas. Pero fue fiel al Evangelio y Jesús de Nazaret, eso es lo importante. Él sabía que había quienes lo criticaban, pero nunca dejó de hacer las cosas por amor.

-¿Qué cree que estará pensando Francisco ahora, allá donde esté?

-Yo me lo imagino llegando al cielo, quitándose los zapatos, y diciéndole al Señor: «Hice lo que pude. Seguro que me equivoqué muchas veces, pero lo hice lo mejor que pude, amando». Y el Señor, con una sonrisa grande, le dirá: «Bienvenido, Jorge. Lo hiciste bien, siervo bueno y fiel». Y ya lo veo por ahí preguntando si hay algún migrante olvidado si hay alguna persona sola… Porque así era él. Así seguirá siendo y desde allá arriba nos sigue pidiendo eso de «hagan lío».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja «De Francisco me quedo con su ternura, con su mirada limpia hacia los que nadie quiere mirar»