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Joseba Fiestras
Miércoles, 22 de febrero 2023, 13:10
Se conocieron en uno de los primeros 'Gran Hermano', aquel en el que iniciaron una relación que acabó con Carlos Navarro expulsado tras una agresión a Fayna Bethencourt. Fue la primera expulsión disciplinaria de la historia del 'reality'. «Gracias por darme voz», ... comenzaba la entrevista en la que la mujer relataba su calvario ante Risto Mejide. «Los monstruos existen y no tienen cara de Drácula o Frankenstein, son muy humanos y son los peores. Yo me enamore de uno», admitía Fayna ante el impactado entrevistador que retrocedía al principio de su relación, un idilio que comenzó en la tele. «En la casa de 'Gran hermano' la imagen suya que se reflejaba era la de un tío agresivo, pero yo me enamoré de un tío que me hablaba muy bien de su familia, de sus hermanas, de su abuela… y esa otra parte también me resultaba atractiva, aquello del rebelde sin causa», recordaba la invitada.
«Nosotros empezamos la relación al revés. Normalmente, las parejas quedan, van al cine… y luego viven juntos. Nosotros comenzamos con la convivencia y luego nos vemos en la calle. Esa fama nos condiciona mucho y nos aislamos. El maltratador lo primero que intenta es aislarte, conmigo lo tuvo fácil», evocaba Fayna. Se fueron a vivir juntos y Carlos no tardó en quitarse la careta. «No tardó en aparecer el monstruo. Recuerdo una tarde calurosa de verano, las calles estaban desiertas y no sé qué paso exactamente, pero me apretó la mano tan fuerte que se me saltaron las lágrimas», contaba. Y las agresiones fueron creciendo. «Las primeras veces eran pisotones, apretones… Las agresiones más brutales fueron hacia el final de la relación. Al principio empezó con toques», explicaba. La voz se le entrecortaba al rememorar aquello. «No pedía perdón y si lo hacía era culpándome a mí porque le había provocado. Pensé que igual había algo que yo tenía que corregir», lamentaba.
Fayna y Carlos tuvieron dos hijos y él tenía claro el papel de su mujer. «Vivía recluida. Me decía: El de la tele soy yo. Mi función era cocinar», declaraba ella. Y es que la pequeña pantalla blanqueaba al maltratador. «Cuando le veía en la tele me sorprendía la hipocresía de cara al exterior, en los debates él era feminista. Fue un personaje bastante querido», evocaba. Ser madre transforma a Fayna. «Las cosas cambian cuando me doy cuenta de que aquello que yo acepto afecta a mis hijos. Empiezo a contestar y eso le provoca más rabia», apuntaba. Y un día da el paso. «Llega un punto de inflexión después de una agresión física muy dura. No voy a entrar en detalles, pero me deja el cuerpo lleno de moratones. Tenía siempre mucho cuidado en no dejarme marcas en la cara. Era una persona muy paranoica», afirmaba.
«¡Cómo pude perder el control de mi vida de esa manera!», decía Fayna con lágrimas en los ojos. «Muchas mujeres se ponen en contacto conmigo. Estoy aquí por eso, para que vean que se puede salir», animaba la canaria a la que 'El Yoyas' no le dejaba ir sola ni al supermercado. Y si Fayna le avisaba de que iba a dejarle, él estallaba. «Me decía que me iba a ir a mi isla, sí, pero con los pies por delante», manifestaba. «Me maltrató delante de mis hijos, ya le daba igual. Y ya no es la agresión física, es el miedo que pasas. Me agarraba del cuello y me decía que me iba a matar. Y lo curioso es que a mí me daba vergüenza que me vieran y hasta llegué a defenderle por eso. Pensaba que no era tan malo porque podía haberme matado y no lo había hecho», relataba.
Harta de agresiones y amenazas, Bethencourt denunció a Carlos. «Cuando puse la primera denuncia, yo ya estaba en Canarias con mis hijos. Él me mandaba audios y, cuando lo bloqueé, se los mandaba a mi hija mayor. Le llegó un mensaje de índole sexual enfermizo dirigido a mí. Mi hija tenía diez años entonces», exponía con un nudo en la garganta. Con todo, Carlos se presentó en la isla pidiendo perdón y volvió a convencer a Fayna. «Retiré la denuncia porque me daba pena. Y me arrepentí porque me volví a ver en las mismas. Me dijo que iba a venir a Canarias por el cumpleaños de mis hijos. Yo ya estaba empezando mi relación con mi pareja actual. Y se desencadena el armagedón. Empieza de nuevo con las amenazas. Volví a sentir miedo y me fui a casa de mis padres con mis hijos. Le dije a mi padre que me acompañase a la Guardia Civil. Y él, mientras, empieza a enviar mensajes a mi hija y a mi madre amenazando a mi pareja. Apareció frente a la casa de mis padres armando un escándalo. Mi hija me llama porque había entrado en pánico. Y va la policía y lo arrestan, y ahí es cuando esto salta a los medios», rememoraba.
Desde el 28 de noviembre, Carlos Navarro está en busca y captura. «Te juzgan, te condena y en vez de arrestarte, te mandan un papel para que te presentes y te metan en prisión. Eso no está bien. Luego él coge y se pierde en un bosque. Y le da una entrevista a un medio nacional», reprochaba Fayna. «Se excusan diciendo que prima el derecho a la información. Explícamelo a mí que he padecido lo que me ha hecho este ser. Me parece totalmente reprobable. ¡Es que lo han condenado!», censuraba dolida. Pese a la condena, el Yoyas sigue libre y esto preocupa a su ex mujer. «Cuánto más tiempo pasa, menos tranquila estoy. No sé dónde está. Él me decía que le daba igual ir a la cárcel por acabar conmigo porque allí le iban a dar de comer. Me ha amenazado tantas veces con matarme, ¿qué se lo impide? Yo nunca estaré segura mientras él esté libre por la calle. Lo peor es que hay una parte de mí que piensa que puedo aparecer yo en el Telediario y entonces dirán: ¡Qué pobre!», zanjaba visiblemente afectada.
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