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Las autoridades sanitarias llevan años embarcadas en una cruzada para reducir el consumo de tabaco. Fumar mata a más de ocho millones de personas al año en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, aunque los últimos datos ofrecidos ... por la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) apuntan a que el número de fumadores menores de 15 años ha disminuido desde 1987, la cifra anual supera los 60.000 fallecimientos. En nuestro país fuman dos de cada diez personas.
Son muchos los estudios que abordan las mejores estrategias para superar la adicción a la nicotina. El último, publicado esta misma semana en la revista 'Addiction', ha provocado discrepancias entre los expertos. La razón es que los investigadores del Grupo Cochrane de Adicción al Tabaco, una institución británica que lleva 30 años trabajando en este área, sitúan al cigarrillo electrónico con nicotina como una de las tres formas más efectivas para dejar el tabaco junto a dos medicamentos, la vareniclina y la citisina. Esta conclusión, a la que han llegado tras hacer una revisión que incluyó 319 estudios con 157.179 participantes y viene precedida por otro estudio de 2020 que ya apuntaba a los presuntos beneficios de los vapeadores, sorprende a los especialistas de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ).
«Tenemos muy claro que los tratamientos para dejar de fumar deben aunar dos características, la eficacia y la seguridad. Hay muchas dudas con los cigarrillos electrónicos. Llevan poco tiempo en el mercado y no hay muchos estudios, pero se sabe que carecen de seguridad, tienen efectos inflamatorios y provocan daños tanto pulmonares como cardiovasculares», afirma el doctor Juan Antonio Riesco-Miranda.
Los 'e-cigs' tampoco están avalados por el Ministerio de Sanidad. En el Plan Nacional sobre Drogas se asegura que «estos cigarrillos no son una alternativa segura para dejar de fumar» y que «se han encontrado sustancias cancerígenas en líquidos y vapor de cigarrillos electrónicos, por lo que no se pueden excluir los riesgos para la salud asociados al uso o exposición al vapor». Tampoco por la Sociedad Americana del Cáncer, que apunta que «los cigarrillos electrónicos siguen siendo relativamente nuevos, y se necesita más investigación durante un período de tiempo más prolongado para saber cuáles pueden ser los efectos a largo plazo. Los puntos más importantes que hay que saber es que aún se desconoce a largo plazo los efectos que el uso de cigarrillos electrónicos tiene sobre la salud, y que todos los productos del tabaco, incluyendo los cigarrillos electrónicos, pueden poner en riesgo la salud de las personas».
¿Cuáles son entonces las mejores vías para dejar atrás el tabaco? De acuerdo a la guía publicada a finales del año pasado por Separ, «la vareniclina, la terapia sustitutiva de nicotina (TSN), la citisina y el bupropión son los tratamientos farmacológicos más eficaces». La vareniclina, como la citisina, ayuda a reducir el ansia por fumar y a controlar los síntomas de abstinencia, pero para la segunda «faltan estudios y es desconocida en buena parte del mundo». Las terapias sustitutivas de nicotina aportan bajas dosis de esta sustancia en forma de chicles, parches, inhaladores, sprays o pastillas sin los otros químicos perjudiciales para la salud presentes en el humo. «Esta es la más antigua y utilizada y la que cuenta con más estudios», incide Riesco-Miranda. El bupropión es un antidepresivo que se emplea también en este campo.
«La vareniclina y la terapia combinada con nicotina son superiores al resto de terapias», afirma el experto, que añade que «en fumadores con alta dependencia se recomienda la combinación de fármacos, siendo más eficaces aquellas asociaciones que contengan vareniclina».
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