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Una investigación realizada por el Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California y el Servicio Nacional de Pesca Marina de Estados Unidos, entre otras instituciones, señala a España como el país cuya flota pesquera más practica la pesca ilegal en aguas de uso ... económico exclusivo de naciones de África occidental, Pacífico noroccidental, Argentina y Alaska, junto a embarcaciones con bandera de China y Estados Unidos. Al analizar los datos de los dispositivos de seguimiento (conocidos como AIS, por las siglas en inglés de Sistema de Identificación Automática) encontraron que eran desactivados con frecuencia por los faenadores comerciales dedicados a la captura de atún y calamar.
El propósito sería encubrir actividades de pesca ilegal en zonas prohibidas, según la investigación publicada en la revista científica 'Science Advances'. Los autores analizaron datos de las «brechas en la transmisión de datos» (unos 3.700 millones de mensajes canalizados por la organización Global Fishing Watch), la bandera de los barcos, las horas «desaparecidos» y el tipo de equipo instalado a bordo.
Los resultados resaltaron la actividad «sospechosa» de cuatro países: España, China, Taipei y Estados Unidos. De ellos, «España tuvo el dato más alto de eventos de desactivación de los dispositivos para invisibilizar sus embarcaciones». El porcentaje español roza hasta un 14% de actividad, seguida de Estados Unidos (hasta un 8%), Taipei (6%) y China (5%).
La flota española llegó a estar, en conjunto, hasta 23.000 días en el periodo analizado, comprendido entre 2017 y 2019. Ahora bien, «en términos de horas absolutas» China encabezó este ranking con hasta 45.000 días en total de desconexión.
«Identificamos más de 55.000 eventos sospechosos de ocultamiento intencional en aguas a más de 50 millas náuticas de la costa», indica el artículo 'Puntos calientes de barcos pesqueros invisibles', donde se lee que más del 40% de los barcos pesqueros en estas aguas encubrieron hasta un 6% de media de su actividad.
«China y España tuvieron porcentajes más altos de presuntos eventos incapacitantes adyacentes a las zonas económicas exclusivas», ratifican. «La información sobre la desactivación de los sistemas de seguimiento proporciona información sobre la escala y las ubicaciones de la actividad pesquera oculta y dónde un mayor monitoreo puede ayudar a subvertir estos impactos negativos en el ecosistema».
Contabilizadas casi cinco millones de horas en total en que los barcos que faenaban desaparecieron del radar, la acusación científica se aviva con los «puntos calientes» donde ocurren: «zonas críticas de trasbordo de mercancía y límites de las zonas económicas exclusivas». Lo que está en juego, y para lo que se desarrolló este sistema no obligatorio de rastreo de las flotas pesqueras que utiliza España, es una pérdida anual de unos 25.000 millones de euros para los estados afectados, la «pérdida sustancial de vida acuática» y la «violación de derechos humanos» en altamar, recuerdan los autores.
Los barcos que optaban por la forma «invisible» iban equipados por cuatro tipos de artes de pesca: redes de cerco atunero, poteros de calamar, palangres a la deriva y pesca de arrastre. Los cuatro países señalados representaron el 82% de esos indicios de pesca ilegal.
Los científicos reconocen sin embargo que otro tipo de embarcaciones podrían faenar al margen de ese sistema y que lo usual es que se desactive cuando se navega por aguas con actividad pirata, para evitar ser detectados, aunque, indican, son sesgos que ya contemplaba el modelo que desarrollaron para este trabajo, publicado este mes. Tampoco pueden confirmar con exactitud cuántas veces ocurría la actividad ilegal, pero «hemos demostrado fuertes vínculos entre la inhabilitación (del sistema) y los comportamientos que preocupan a la pesca», cruzando sus datos con intervenciones de guardacostas ocurridos durante esos cortes de transmisión.
«El seguimiento de la actividad humana en el mar sigue siendo un serio desafío», advierten los autores. «La falta de un control efectivo y un marco legal fragmentado facilita la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada a gran escala». Según sus cálculos, esta actividad oculta representa «uno de cada cinco peces capturados en la naturaleza».
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