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De una de las paredes del museo parisino de Orsay cuelga un cuadro titulado 'Un palco en los Italianos', de la pintora Eva Gonzalès. La pieza muestra a una joven, con un generoso escote, asistiendo a un espectáculo en un teatro, un tema tratado a ... menudo por los impresionistas. No es la única obra en el centro museístico que aborda la voluptuosidad de la figura femenina. Allí reposan pinturas tan sensuales como 'El origen del mundo' o 'El nacimiento de Venus', de Gustave Courbet; 'El manantial', de Jean Auguste Dominique Ingres, o el 'Gran desnudo', de Auguste Renoir; y esculturas que perfilan las redondeces de la mujer en piezas tan exquisitas como 'La naturaleza desvelándose', de Ernest Barrias, o 'La cantarera', de Joseph Bernard.
Por eso Jeanne, una joven estudiante de literatura, no daba crédito el pasado martes cuando no le dejaron entrar en la pinacoteca. ¿La razón? Un vestido que, a juicio de quienes deciden quién puede acceder y quién no, tenía un escote demasiado pronunciado. Sorprendida ante la negativa, la joven se ha decidido a escribir una carta abierta al museo que ha colgado en su cuenta de Twitter, junto a una fotografía suya con el vestido de marras.
En su texto, Jeanne explica que aún no había sacado la entrada del bolso cuando una empleada del museo se acercó y le espetó: «Ah, no. No va a ser posible. Esto no va a pasar». Confundida, la joven pedía explicaciones, pero no recibía respuesta alguna y sí muchas miradas severas, la de alguno mientras se aguantaba la risa, y señalamientos al escote que había «desencadenado el drama». «Me miran fijamente a los pechos, me siento incomodísima», describe a medida que va tomando conciencia de lo que pasa.
Lettre ouverte @MuseeOrsay
Tô’ (@jeavnne) September 9, 2020
Ci-joint la robe de la discorde (photo prise quatre heures plus tôt) pic.twitter.com/FTIXQKsdRZ
Se acercó entonces un guardia que le insistió en que se calmara y le soltó un «las normas son las normas». Lo cierto es que en el reglamento del museo hay tres artículos que hacen referencia a la ropa que deben llevar los visitantes. Uno de ellos prohíbe la entrada en caso de que el atuendo sea «susceptible de alterar la tranquilidad pública».
Al final, le dieron una solución: «Usted póngase una chaqueta y si quiere, dentro se la quita, son las normas». Jeanne acabó poniéndosela, pero aprovecha lo sucedido para reflexionar: «Me siento vencida, obligada, me da vergüenza, me da la impresión de que todo el mundo me mira los pechos, ya no soy más que mis pechos, soy solo una mujer sexualizada, pero quiero entrar en el museo». Y describe galerías repletas de mujeres desnudas en cuadros y esculturas. «No soy mis pechos, no soy un cuerpo, vuestro doble rasero no debería ser un obstáculo para mi derecho a acceder a la cultura y al conocimiento», concluye.
El texto se ha hecho viral y el museo no solo ha pedido disculpas a la joven sino que ha anunciado que revisará las normas. Algo que ella misma ha confirmado a 'Liberation'. «Yo no llamo al boicot, yo misma volveré. Lo que quiero es recordar que a las mujeres se nos discrimina aún todos los días», afirma.
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