Tomás Cobo
Presidente de los médicos
«Hacer el bien es lo que más subidón genera»Un verano a la última ·
Anestesista de 62 años y con un perfil muy solidario, tiene una larga lista de políticos a los que dormirSecciones
Servicios
Destacamos
Tomás Cobo
Presidente de los médicos
«Hacer el bien es lo que más subidón genera»Un verano a la última ·
Anestesista de 62 años y con un perfil muy solidario, tiene una larga lista de políticos a los que dormirEl presidente de la Organización Médica Colegial, Tomás Cobo, anestesista cántabro de 62 años, bromea con que tendría lista de espera para sedar un par de meses a unos cuantos políticos, y se pone más serio para señalar que le entristece que los médicos se ... marchen buscando mejores salarios, y más que en España, en África, «donde más se necesitan». Por eso ha estado 20 años acudiendo como voluntario a un hospital del campamento de refugiados de Tinduf y a otro de Benín.
– ¿Para dónde tira en vacaciones?
– Veraneo en Santander, que es mi ciudad y me encanta. Y como me gusta mucho el mar, dedico cuatro días a navegar por Baleares en un barco que alquilamos entre unos amigos.
– ¿Lleva el botiquín consigo?
– Y tanto que lo llevo. Jeringuillas estériles, suero fisiológico, adrenalina, mascarilla laríngea… lo suficiente para poder hacer una reanimación.
– Cuando está de descanso se calla que es médico para que no le lleven al niño o al abuelo…
– Para nada, estoy encantado de ser médico y que la gente lo sepa. Si puedo ayudar, ayudo. Nuestra forma de vida es servir a los demás. Hace tres o cuatro veranos hice una reanimación en la playa del Sardinero a un ahogado que, por cierto, era un cirujano rumano.
– Así que le resulta familiar eso de escuchar «¿hay algún médico en la sala?».
– ¡Muchas veces! En alguna boda y en viajes. Recuerdo que en el tren Santander-Madrid un pasajero mayor se desvaneció en mitad del trayecto y alguien pidió un médico. El hombre estaba inconsciente y logramos reanimarle. Llamamos al 061 para que lo recogieran en Segovia, que era la estación más cercana. Sacamos al abuelo al andén a esperar a que llegara la ambulancia, y en ese momento el revisor salió con mi maleta y me dijo que el tren seguía su camino y que ahí me quedaba. Hubo una pequeña revolución de pasajeros con gritos de que el tren no se movía sin el médico dentro. Al final el revisor volvió a subir mi maleta y el tren esperó hasta que llegó el 061.
– Usted es anestesista… ¿con qué sueña?
– Con la felicidad, y últimamente con la suerte que he tenido de nacer donde he nacido y de haber tenido la oportunidad de estudiar Medicina.
– ¿Qué dolor le gustaría quitar para siempre?
– El emocional, que es un dolor que nos acompaña y de muy difícil remedio.
– Los médicos también lo sufren...
– Y no solo en el ámbito competencial. Pienso en un oncólogo infantil que lleva al cuidado de un chiquitín desde que nació y se le muere con doce años. Eso luego te lo llevas a tu casa.
– Para dormir... ¿una dosis de propofol o una sesión del Senado?
– Jejeje, el propofol. Una sesión del Senado puede ser pesada pero no te va a quitar el dolor.
– Si pudiera anestesiar a unos cuántos políticos, ¿a quién dejaría dormitando un par de meses?
– Tendría una lista de espera grandísima... ¡en España y en Europa!
– Se van buenos médicos al extranjero buscando mejores sueldos, ¿le entristece?
–Claro. Pero más que en España, me entristece que se nos están marchando de África, donde son más necesarios.
– ¿Salvar vidas es un subidón de autoestima?
– Mira, quitando el amor, lo que nos genera más felicidad es ayudar a los demás, ese momento de cuando echas la cabeza en la almohada, cierras los ojos y te dices «coño, hoy lo he hecho bien». Y la profesión médica se trata de eso. Creo que hacer el bien es lo que más subidón genera.
– Hay pacientes agradecidos que se deshacen en regalos a los médicos…
– Conozco a muchos, pero no por los regalos materiales sino por ese apretón de manos, ese abrazo, esos besos. No es el reloj, la pluma o la caja de vinos. Los regalos más bonitos los he recibido en África, en los campamentos de refugiados de Tinduf o en Benín, donde he ido a comer a una casa y me han ofrecido todo lo que tenían.
– ¿Qué es lo más curioso que ha vivido en una mesa de operaciones?
– De todo… Antes de ejercer en España, trabajé diez años en Londres y en un parto gemelar de una mujer enorme de raza negra y asmática a la que tuvimos que dormir para hacer la césarea, la obstetra se desmayó, y al caer al suelo sufrió un traumatismo craneoencefálico. Tuve que intubarla en el suelo y llamar a un cirujano para que completara la cesárea. Terminé en la UCI con la parturienta y la obstetra.
– Por cierto, ¿qué tal rollo hay en los quirófanos?
– Muy bueno, pero es importante que haya compenetración emocional. Repercute en el beneficio de los pacientes.
– ¿En el suyo ponen música?
– Ocasionalmente. Pero si las cosas van mal, todos sabemos cuál es nuestra posición de combate y se hace el silencio.
– ¿El sol es salud?
– Salud total, pero con prudencia.
– Cierre de camas, plantillas al límite, ¿prohibido enfermar en verano?
– Para nada. No es un problema de este año. Por eso hay que planificar y optimizar recursos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.