Rodrigo Quian Quiroga
Un verano a la última ·
El director del Centro de Neurociencias de Sistemas y jefe de Bioingeniería de la Universidad de Lester, padre de las 'neuronas Jennifer Aniston', saca nuevo ensayoRodrigo Quian Quiroga
Un verano a la última ·
El director del Centro de Neurociencias de Sistemas y jefe de Bioingeniería de la Universidad de Lester, padre de las 'neuronas Jennifer Aniston', saca nuevo ensayoDirector del Centro de Neurociencias de Sistemas y jefe de Bioingeniería en la Universidad de Leicester (Reino Unido), su nombre saltó a la fama cuando en 2005 descubrió las 'neuronas Jennifer Aniston', que explican cómo procesa nuestro cerebro la información. 'Cosas que nunca creerías' (Debate) ... es su último ensayo, en el que aborda las grandes preguntas filosóficas y los nuevos desafíos derivados de la revolución tecnológica y científica del siglo XXI, que ya se formulaban en diez míticas películas de ciencia ficción: Desde '2001: Odisea del espacio' (Inteligencia de las máquinas); 'Blade Runner' (¿Sienten los androides?), 'Matrix'(Realidad virtual) o 'Hasta el fin del mundo' (Leer la mente) hasta 'Robocop' (Cyborgs e identidad); 'El planeta de los simios' (Conciencia animal) o 'Minority Report' (Libre albedrío).
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- ¿Qué es lo último en neurociencia?
- Se están dando muchos avances al mismo tiempo en distintas áreas. Lo que está pasando con la Inteligencia Artificial es exponencial, pero ligado a eso está la capacidad de hacer registros en humanos y procesar datos más complejos. Antes hablábamos de dos o tres neuronas, ahora estamos hablando del estudio de decenas de miles.
- ¿Es cierto que solo el 20% de ellas realizan el 80% del trabajo de nuestro cerebro?
- No hay neuronas ociosas ni laboriosas. Todas hacen algo. Lo que pasa es que no lo hacen a la vez. Si todo su cerebro se activase al mismo tiempo no podría pensar. Tendría una crisis epiléptica.
- ¿Así que nuestras neuronas son como luces de encendido intermitente?
- Exacto. Si yo la estoy viendo pero está usted callada, será mi corteza visual la que se active. Pero, si me empieza a hablar, será la corteza auditiva la que me permita reconocer su voz.
- La neurona Jennifer Aniston, ¿de qué grupo es?
- Es una neurona de concepto situada en el hipotálamo y vinculada a la memoria. Hago experimentos con enfermos de epilepsia a los que implantamos electrodos en el cerebro. Les muestro imágenes para estimular su actividad cerebral. Un día encontré una neurona que respondía a las fotos de la protagonista de «Friends». Cualquier foto de ella. Da igual cómo la mostrase. La neurona registraba actividad.
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- ¿A qué se debe?
- La clave me la dio un cuento de Borges, «Funes el memorioso». Relata los avatares de Ireneo Funes, un peón de campo que se cae del caballo, se golpea la cabeza y retoma el conocimiento con la extraordinaria habilidad, o la maldición, de recordarlo absolutamente todo en detalle. Caí en la cuenta de que si los humanos no tuviésemos esas neuronas de concepto, acabaríamos como Funes.
- ¿En qué sentido?
- Pensar es abstraer. Así es como nuestro cerebro procesa la información. Tendemos a recordar conceptos y olvidar detalles. Si Jennifer tenía el pelo largo o corto en las fotos era irrelevante. Lo importante es que era ella.
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- Construye su libro en base a diez películas de ciencia ficción. ¿El futuro fue siempre antes en el cine?
- Es un círculo virtuoso. No puedes hablar de viajes en el tiempo o de los agujeros gusano que te permiten teletransportarte a otra galaxia, sin saber nada de relatividad. ¿Sabía que la persona que asesoró a Stanley Kubrick para hacer «2001: una odisea del espacio» se llamaba Marvin Minsky?
- ¿El padre de la inteligencia artificial?
- La película es de 1968. Antes de que el hombre pisara la Luna. Y ya aparece en ella una inteligencia artificial, ese ordenador que termina rebelándose porque teme ser desconectado. La ciencia, el cine y la literatura de ficción siempre han ido de la mano. En 'Hasta el fin del mundo', la película de Wim Wenders, conseguían proyectar la señal del cerebro en una pantalla. Aquello que parecía cosa de magos ahora es ciencia. Midiendo su actividad cerebral con resonancia magnética por imágenes, puedo saber en qué está usted pensando.
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- Llegará el día en el que ni nuestros propios pensamientos nos pertenezcan. ¿Y se supone que debemos alegrarnos de ello?
- Hasta ahora su empleo es limitado, pero puede resultar de utilidad. Por ejemplo, para comunicarnos con personas en estado vegetativo.
- ¿Vivimos ya en Matrix?
- Matrix explica un principio básico de cómo funciona el cerebro. Yo no estoy viendo todo lo que tengo delante de mí en detalle. Solo unas pocas cosas y con eso recreo la escena.
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- Así que de facto vivimos en una realidad virtual.
- La realidad existe. Pero no es tal cual la vemos. Igual ocurre con la memoria. No me acuerdo de todo lo que pasó, pero con lo que recuerdo elaboro un relato. Todos los procesos sensoriales y cognitivos están basados en una construcción de nuestro cerebro. Pero no todo es una ilusión ni un disparate. Construimos nuestra realidad en base al sentido común.
- ¿Qué nos distingue de los cíborgs o los replicantes de Blade Runner?
- Hay dos cosas que la inteligencia artificial aún no ha logrado desarrollar. A una máquina la puedes entrenar para hacer una tarea cien veces mejor que un humano. Pero nuestra inteligencia funciona de otra manera. Todo el tiempo nos enfrentamos a situaciones nuevas y, de algún modo, sabemos cómo reaccionar.
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- ¿Tiramos de improvisación?
Tiramos de memoria, de analogías, inferencias o deducciones. Transferimos conocimiento anterior a una situación novedosa. Eso una computadora no lo puede hacer.
- ¿Cuál es la segunda cosa en la que les llevamos ventaja?
La conciencia de nuestra propia existencia. O conciencia del yo.
- ¿Y el libre albedrío?
Es otra construcción del cerebro. Una ilusión. Las decisiones que tomamos vienen predeterminadas…
- No me lo diga. Por la actividad de nuestras neuronas.
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Exacto. Si yo monitoreo su actividad cerebral puedo predecir la decisión que va a tomar.
- ¿Quien controle nuestra mente controlará nuestra voluntad?
A diferencia de lo que decía Descartes hace siglos, hoy sabemos que la división entre mente y cerebro no existe. Mis neuronas soy yo y yo soy mis neuronas. Dominar la mente es controlar la actividad de tu cerebro. Y eso se puede hacer y se hace de millones de maneras.
- ¿Con qué fin?
No tiene por qué ser perverso. La mayoría cree que una depresión se arregla yendo al psicólogo a hablar de los traumas de su infancia. Pero quizá venga por un desbalance de neurotransmisores. Si levanto su actividad neuronal, seguramente le cambie el humor.
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- ¿Es posible resetear la memoria, como en «Inception»?
Manipular los sueños sigue siendo ficción, pero la psicóloga Elizabeth Loftus demostró que cada vez que rememoramos algo lo alteramos, tendemos a crear falsos recuerdos. Usando ciertas técnicas muy sutiles de inducción se puede hacer creer a alguien que vivió un evento en su infancia que nunca tuvo lugar.
- ¿Cuál es la gran revolución pendiente de la neurociencia?
Cómo podemos inducir conciencia en una máquina.
- ¿De qué serviría?
Podría tener aplicación en los cuidados y el acompañamiento de personas de edad avanzada que viven solas. Y sin duda mejoraría la experiencia con los robots sexuales.
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- ¿Mi conciencia seguirá viva cuando mi cerebro haya muerto?
Materialmente es imposible. Cuando tu actividad cerebral cesa, se acabó.
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