Marco Miquel | Chef heladero
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Marco Miquel | Chef heladero
«Me han pedido un helado de 'estratosfera'»Nacho González Ucelay
Lunes, 19 de agosto 2024, 00:03
Propietario de Miquel Gelaters, una famosa heladería dianense en la que lleva cuatro décadas vendiendo arte a doce grados bajo cero, como antes lo habían hecho sus padres y más antes los padres de sus padres, Marco Miquel (Denia, Alicante, 1961) tutela desde hace ocho ... años la Asociación Nacional de Heladeros Artesanos. Lo hace con un ojo puesto en el futuro, que amenaza con derretir los polos, y con el otro clavado en el presente, que, en su mundo infinito de sabores, amaga con cargarse de un lametón la 'operación bikini', el método Montignac y hasta la dieta del cucurucho.
– ¿El mejor helado italiano es español?
– Como el mejor aceite italiano, que también es español. Los italianos tienen una enorme habilidad para hacer maravillas con productos españoles y luego vendérselos al mundo como suyos propios. Aquí vemos 'gelatto' y ya nos lanzamos a por uno sin importarnos si hay helados artesanos españoles que son iguales o hasta mejores que los suyos. Tenemos que vendernos mejor.
– ¿Cuál es el secreto de un buen helado?
– La pasión y el cariño con que se pone cada bola. Y como buenos latinos que somos, de eso los españoles vamos sobrados.
– ¿Qué variedad nos define?
– Por su origen, diría que el de turrón de Jijona, aunque es verdad que como cada vez nos parecemos más a una confederación de autonomías, valdría cualquier sabor.
– ¿El de 'tutti frutti' es a los helados lo que el Nokia 3310 a los móviles?
– A mí, fíjese, me recuerda más al Morotola DynaTAC 8000X, que fue el primer teléfono que salió, porque con el Nokia 3310, que vendría después, al menos ya podías mandar mensajes de texto. Muy pocos clientes jóvenes lo piden, es verdad. Su consumo ha bajado mucho.
– ¿Y el de 'stracciattela' se vendería más si los clientes lo supieran pronunciar?
– Los clientes hace ya mucho tiempo que perdieron la vergüenza a la hora de pedirnos helados. A mí me han llegado a pedir uno de 'estratosfera', uno de 'chachatela'... Y ya el helado de 'after eight', para qué contarle. Que si póngame uno de 'apartheid', que si póngame uno de 'aftershave'... Aprendes idiomas.
– El helado más caro del mundo se hace en Japón a base de trufa blanca, parmigiano, reggiano y lías de sake. Vale 6.000 'lereles' al cambio de yen. Cómo se pasan los 'japos', ¿no?
– Ya le digo.
– Y nosotros con el Frigopie.
– Ya, ¡pero qué bueno estaba y con qué ganas nos lo comíamos!
– ¿Cual fue el helado de su infancia? – Yo siempre fui un niño muy goloso, me gustaban todos, los probaba todos. Mi padre decía que si la mitad de los habitantes de mi pueblo tomasen la mitad del helado que yo tomaba se hubiese forrado.
– ¿Los helados traen recuerdos?
– ¡Absolutamente! Los helados tienen el poder de transportarnos a momentos muy especiales de nuestras vidas. ¿Quien no tiene un recuerdo bonito asociado con un helado? Los hay incluso que nos recuerdan a seres queridos que siempre pedían el mismo sabor y te lo daban a probar.
– ¿'Unas vacaciones en Roma' no serían las mismas si Audrey Hepburn no se estuviese comiendo un helado?
– ¡Por favor! Sin esa escena, icónica, la película sería algo así como comer una pizza sin queso. Esa escena captura la esencia de la película y de la propia Audrey.
– ¿Usted sabe si el que inventó el helado de ajo es familia del que 'perpetró' la pizza con piña?
– Deje a las mentes inquietas que nos saquen de nuestra zona de confort, hombre.
– ¡De ajo!
– Bueno, seguro que no es su producto estrella pero consigue que se hable de ellos.
– Joe Biden anunció una tregua en Gaza mientras se comía un helado delante de la prensa. ¿Le van a nombrar heladero mayor?
– Ya intentamos traerle a presentar el helado del año, pero nos preocupaba que no regresara a tiempo de las elecciones americanas.
– Porque el monumento se lo van a levantar al cambio climático, claro.
– Los heladeros, como todos, tenemos que empeñarnos en la batalla contra el cambio climático, en nuestro caso usando fuentes de energía renovables en los negocios o trabajando con ingredientes locales y sostenibles.
– Al paso que vamos, ¿les veremos vendiendo helados en las locomotoras de las castañeras?
– Pero habrá que rediseñarlas, digo yo.
– ¿A usted qué le deja frío?
– ¿A mí? La indiferencia de la gente ante la situación que estamos viviendo. Parece que todo nos da igual.
– No hay manera de pillarle con el carrito del helado, ¿eh?
– ¡Uy, que no! A mí me han pillado muchas veces, probablemente porque soy de esos a los que les gusta meterse en todos los charcos. Siempre he dicho que cuando alguien decide dar un paso al frente y representar a un colectivo debe estar siempre activo y en primera línea de combate. De lo contrario, es mejor quedarse como tropa.
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