El doctor Sans Segarra, en una foto de archivo. Jan Orozco (E. P.)

Manuel Sans Segarra | Médico y cirujano

«Nuestra existencia va más allá de la muerte física»

Sans Segarra ha dedicado los últimos años de su carrera a investigar el tránsito de la vida a la muerte, sobre el que habla en su último libro 'La supraconciencia existe'

Sábado, 31 de agosto 2024, 00:06

Jefe de la unidad de cirugía digestiva del Hospital Universitario de Bellvitge y presidente de la Sección Sénior del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, ha dedicado los últimos años de su carrera a investigar el tránsito de la vida a la muerte, sobre el ... que habla en su último libro 'La supraconciencia existe' (Planeta), en el que intenta demostrar la teoría de la vida eterna a través de la física cuántica.

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- ¿Por qué hay tanto tabú en torno a la muerte?

- Hay una gran ignorancia. La gente no sabe lo que es morir y no hay nada que nos asuste más que desconocer hacia dónde vamos cuando nuestra vida terrenal termine.

- ¿A dónde vamos?

- La existencia del ser humano es trascendente. Nuestra conciencia continúa su viaje más allá del plano físico.

- Pero uno se muere, eso es un hecho.

- Se muere su cuerpo, no su espíritu. Aunque mente y cuerpo dejen de funcionar, la energía que lo compone no desaparece, se transforma.

- ¿En lo que llama usted 'supraconciencia'?

- Es eterna. Existe antes del nacimiento. A nuestra muerte, nuestra conciencia se libera, trasciende nuestra individualidad y se integra de una manera armónica en el universo.

- ¿Somos 'polvo de estrellas'?

- Energía cuántica universal. Nuestro cuerpo solo es un estuche del que, al morir, nos desprendemos.

- Pero nos preparan para vivir. Es normal que morir nos asuste.

- Morir suele ser un trance doloroso, angustioso y de una gran soledad, porque nuestro instinto de conservación nos aferra a la vida y porque conlleva la pérdida de todo lo que hemos atesorado en este mundo: familia, amigos, riqueza. Venimos sin nada y nos vamos sin nada. Pero es tan natural y trascendente como nacer o estar vivos.

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- Antiguamente se velaba a los difuntos en casa.

- Porque había una visión más elevada de la existencia. La sociedad actual, en cambio, se basa en la egomanía. Impera el «no yo». Una falsa identidad que depende de la opinión de los demás y cuyos objetivos son solo materiales: fama, éxito, dominio y fortuna. Para conseguirlos, el ser humano adopta dinámicas vitales negativas.

- ¿Como cuáles?

- El individualismo y la competitividad excesiva, los celos, el odio y la violencia que Gandhi definía como «el límite de la incompetencia». El intelectualismo dominante ha traído progreso material, pero también pobreza espiritual por la destrucción de los valores tradicionales. El desarrollo científico ha ido alejando a la humanidad de la divinidad y le ha hecho olvidar su sentido trascendente.

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- Asombra hablar de esto con alguien consagrado a la ciencia médica.

- No sabe lo que me cuesta, sobre todo en el ámbito sanitario. El método científico puede explicar cómo funcionan las cosas en el plano material, pero no por qué existen.

- Ya lo ha hecho. Con la teoría del Big Bang.

- Como dijo Parménides: «No se puede hacer nada de la nada». Tiene que haber una energía primera. Wolfgang Pauli, uno de los padres de la mecánica cuántica junto con Max Planck, lo admite: «Buscamos el origen del universo pero siempre llegamos a un punto ciego que nos obliga a aceptar la existencia de una inteligencia superior».

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- ¿Está hablando de Dios?

- Dios, Buda, Brahma, Ahlá, Jehová…. Hoy tenemos evidencia científica de que esa inteligencia superior existe y de que nuestra conciencia perdura más allá de la muerte física.

- ¿Las ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte)?

- El paciente en situación de muerte clínica experimenta una vivencia subjetiva, profunda, que trasciende el tiempo, el espacio y el ego.

- ¿No pueden ser alucinaciones propias de la agonía o reminiscencias neurológicas del imaginario colectivo?

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- Imposible. A los 15 segundos de morir el encefalograma es plano, no hay actividad neuronal. En enfermos de esquizofrenia cada alucinación es distinta y no tienen estructuración lógica. Al contrario de las ECM donde hay ítems que se repiten.

- ¿Pero no es raro que todos los testimonios coincidan en haber visto pasillos y luces blancas, y tenido experiencias extracorpóreas?

- La mayoría de los pacientes con los que he hablado no sabía nada antes de la existencia este fenómeno. Uno me dijo: «Doctor, yo vi todo lo que me estaban haciendo en el quirófano. Salí de mi cuerpo y me vi encima de la camilla con el tórax abierto. Usted me hacía masaje cardíaco. Noté una sensación de paz, de armonía y de gozo como no había experimentado nunca. Y, encontrándome en esta situación tan placentera, bruscamente entré en mi cuerpo otra vez».

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- ¿Hubiera preferido morir realmente?

- Algunos no quieren volver. «Usted me hizo una mala pasada al reanimarme, doctor. No sabe la felicidad que se siente al otro lado», me dijo aquel paciente. Y otra señora, llorando: «La muerte no existe. He abrazado a mi madre y hemos hablado».

- ¿Cómo es eso posible?

- De forma telepática. Si la gente supiera que se va a reencontrar con sus seres queridos en ese otro plano inmaterial, perdería el miedo a morirse.

- Entenderá que no es algo fácil de aceptar.

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- Sin embargo el mensaje no puede ser más alentador: la muerte no es el final, sino un cambio en cómo nuestra conciencia se manifiesta.

- ¿Cómo les cambia la vida a quienes experimentan una ECM?

- Radicalmente. Disminuye su ego; se interesan por la filosofía, la psicología y la teología; se vuelven más espirituales, comprensivos, bondadosos y empáticos, y menos críticos; valoran los pequeños detalles, sienten gran respeto por la naturaleza, adquieren conciencia universal y viven intensamente el presente.

- ¡Qué faena que haya que estar a punto de palmarla para alcanzar tal grado de perfección!

- ¡Y que lo diga! Si en nuestra civilización imperaran la empatía, la bondad, la justicia y el amor esto sería el cielo. Pero, en lugar de eso, tiramos bombas, matamos, robamos... porque nos domina el ego.

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- ¿Hay alguien que lo pase mal en el umbral de la muerte?

- Se las conoce como ECM infernales. Aunque poco frecuentes, se han descrito algunas de contenido aterrador, en las que los pacientes se sienten arrastrados a las tinieblas y refieren sentimientos de culpa. Quienes las sufren han tenido a menudo vidas tormentosas.

- ¿Morimos con arreglo a cómo hemos vivido?

- Así es. La persona que conoce su supraconciencia es feliz y auténticamente libre. Nunca será violento y nunca le engañarán porque sabe que la muerte no existe.

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- ¿Qué espera usted encontrar cuando su corazón deje de latir?

- Soy muy espiritual. Busco esa conciencia primera de la que formo parte a través de la meditación. También soy católico. No temo morir. Pero no quiero sufrir. Hemos hecho una ley de eutanasia, pero no hay una de cuidados paliativos. ¿Cómo quiere que la gente no tema a la muerte, si muere angustiada y dolorida? Hemos de procurar a los pacientes en situación terminal una muerte digna y tranquila.

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