Begoña Rodrigo | Cocinera
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Begoña Rodrigo | Cocinera
«Agradezco que la gente no me lo haya puesto fácil»Jorge Alacid
Viernes, 30 de agosto 2024, 00:02
Begoña Rodrigo (Valencia, 1975) no ha dormido la noche anterior a la entrevista. Se sienta en la terraza de su restaurante La Salita, alojado en un palacete en el corazón del barrio valenciano de Ruzafa, juguetea con su perrita Leo y confiesa que viene de ... pasar la madrugada en vela porque está cambiando la carta para adaptarla a este verano, que reclama de su recetario mayor atención (todavía) al mundo de las verduras, que en su casa, dotada con una estrella Michelin, adopta la forma de trampantojo. Con los frutos de la cercana y feraz huerta valenciana, elabora unos sugerentes y apetitosos neoembutidos. Remolachas que parecen sobrasadas y otras imaginativas criaturas que explican su creciente fama a escala nacional y también su poderosa personalidad.
– Esto dice de usted la Wikipedia. Primer párrafo: Begoña Rodrigo de Jorge es una chef española, ganadora de la primera edición del programa de televisión 'Top Chef'. ¿Se reconoce?
– Es más bien anecdótico. Es verdad que 'Top Chef' me abrió las puertas a la popularidad pero yo buscaba el reconocimiento gastronómico. Tenía el restaurante lleno pero la crítica no me tenía en cuenta aunque con el concurso pasé de 'guatemala' a 'guatepeor', porque me convertí en la chica de la tele. Me costó mucho reconciliarme con el título de 'Top Chef', aunque ahora reconozco que me hizo un grandísimo favor. Me puso en el mapa. Ser la ganadora no es suficiente para definirme, pero no me siento nada acomplejada.
– Segundo párrafo. En un principio no tenía vocación de cocinera, así que comenzó a estudiar ingeniería industrial, compaginando la carrera con el trabajo de camarera por las noches; posteriormente abrió una expendeduría de pan. ¿También de acuerdo? ¿Algún matiz?
– Me sorprende. Me parece como muy guay decir de alguien que con 18 tenía un negocio y con 19 tenía dos… (Risas) Porque estudiar, bueno… Más o menos todo el mundo estudiaba una carrera pero hace treinta años y siendo, además, mujer, tener dos panaderías, que funcionaban muy bien… Fui visionaria. Empecé con 16 años siendo camarera, en zonas de copas, tenía hambre cuando salía de trabajar y se me ocurrió poner una panadería. Ahora es muy normal pero entonces no existía.
– Ese carácter visionario, intrépido, enlaza con el tercer párrafo de la Wikipedia, donde menciona que a continuación se fue a Holanda. Se va de vacaciones y vuelve como cocinera.
– No es exactamente así. Yo me fui de vacaciones a Amsterdam y descubrí algo completamente distinto. Soy de un pueblo donde todo el mundo sabe lo que haces a todas horas y encontrarme con una ciudad que es la libertad absoluta… Me enamoré de Amsterdam. Cerré los negocios y le dije a mi madre que me piraba, sin dinero. Sólo tenía deudas. Estuve limpiando habitaciones de hotel, viviendo en un 'hostel' en una habitación con veinte personas, comiendo galletas con leche… Hubo un momento en que pensé que igual no era tan buena idea, pero luego un chico que trabajaba en el hotel me animó a servir desayunos en la cafetería y vi que el jefe de cocina, un inglés que había trabajado en un restaurante de tres estrellas Michelin, estaba como aburrido de su trabajo... Le dije que quería aprender cocina y me respondió que fuera con él por las tardes. Por la mañana hacía desayunos y por la tarde, como una 'stager', aprendía. Llegué a ser jefa de cocina pero cobraba por hacer desayunos.
– Y hasta hoy.
– Y hasta hoy. La cocina me fascinó y además pensé que era un buen futuro para mí. Al final, todos necesitamos comer en algún momento del día.
– ¿Y si ahora tuviera que redactar el siguiente párrafo de la Wikipedia?
– Diría que soy la chica que soñó con ser bailarina y acabó bailando en la cocina. Pero nunca pensé que esta profesión, a la que entré por casualidad, me iba a dar tanto como me ha dado. Es cierto que soy una persona muy perseverante y tal vez hubiera conseguido lo que me hubiera propuesto en cualquier otro oficio, pero la verdad es que la cocina me enganchó. Soy muy creativa y en la cocina he encontrado la manera de expresarse. Y luego hay algo que tiene la cocina y es que las personas que somos algo vanidosas siempre nos encontramos algún cliente que te dice lo feliz que le has hecho. Y eso es maravilloso. Somos productores y consumidores de felicidad. No egocéntricos, pero sí vanidosos y eso está bien.
– ¿Último párrafo de la Wikipedia?¿Final feliz?
– Diría que he conseguido mucho más de lo que soñé jamás, teniendo en cuenta que cuando empezaba, hace treinta años, el oficio de cocinera era algo cutre. Yo tardé cinco años en decirle a mi madre que era cocinera. Tener un restaurante era algo que nadie quería para su hija.
– Moraleja. Usted tenía un restaurante antes de La Salita a 25 euros el tiquet y una clienta le dijo…
– Me dijo que con ese precio iba a cerrar en tres meses. Me acuerdo mucho de ella porque me dije entonces que no le iba a dar nunca el gusto de cerrar. Así que le daría las gracias. Agradezco mucho haberme encontrado con mucha gente que no me lo ha puesto fácil.
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