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Cinco años después | Episodio 4

Y el empleo, contra todo pronóstico, resucitó en tiempo récord tras la pandemia

La mayor crisis sanitaria de todos los tiempos aceleró cambios que el mercado laboral demandaba, reorientó las políticas públicas y lo convirtió en uno de los más dinámicos de Europa, con una mayor resiliencia a los vaivenes de la economía

Sábado, 15 de marzo 2025, 00:27

En 2020 este diario publicó una serie documental que reflexionaba sobre las posibles consecuencias de la pandemia en la sociedad venidera. Cinco años después del covid, repasamos algunas de aquellas grandes cuestiones.

Hay acontecimientos que marcan el rumbo de una vida y, de igual manera, de una economía y de una sociedad. La pandemia, sin duda, fue uno de esos acontecimientos insólitos e inesperados que irrumpió sin previo aviso y puso patas arriba todo nuestro universo: nuestra forma de vivir, nuestra forma de querer, nuestra forma de ganarnos la vida se vieron fuertemente amenazadas.

A día de hoy, por suerte, ese peligro ha pasado y hemos vuelto a salir a la calle, a abrazarnos sin miedo y hemos regresado –casi todos- a nuestros puestos de trabajo. Pero en toda crisis hay cambios. Y la mayor crisis sanitaria de los últimos tiempos sin duda supuso un antes y un después, no solo en la vida de los ciudadanos, sino también –y especialmente- en las relaciones laborales de nuestro país.

Y, contra todo pronóstico, España esta vez sí supo reaccionar con cierta determinación y rapidez, sí supo aprovechar lo que fue una enorme tragedia que se llevó por delante miles y miles de víctimas y también de empresas, sí puso en marcha una batería de medidas –consensuadas entre Gobierno, sindicatos y patronales- para proteger a trabajadores, autónomos y empresas, y sí puede decirse que, aunque siempre puede hacerse mejor, estuvo a la altura de las circunstancias y salió reforzada.

Pero cinco años atrás, la incertidumbre era máxima y nada sabíamos de lo que el futuro nos iba a deparar tras vernos envueltos en la mayor pandemia de la historia reciente, que provocó un desplome de la economía de más del 20%, destruyó casi un millón de empleos en apenas quince días, elevó el paro con 600.000 nuevos nombres, mandó a 3,4 millones de trabajadores a sus casas afectados por un ERTE (una figura hasta entonces prácticamente desconocida para el común de los mortales), obligó a 1,4 millones de autónomos a acogerse a un cese de actividad...

En 2020

La economía se desplomó más de un 20%, se destruyeron casi un millón de empleos en apenas quince días, 3,4 millones de trabajadores estaban afectados por un ERTE, el paro se disparó hasta los cuatro millones y 1,4 millones de autónomos se vieron obligados a acogerse a un cese de actividad.

Ahora

El empleo se reactivó con fuerza tras el periodo de confinamiento gracias al escudo de protección tejido: se han creado 2,7 millones de puestos de trabajo desde mayo de 2020 y ya hay 21,2 millones de trabajadores.

El panorama, vital y laboral -y qué decir emocional-, era realmente demoledor. En aquel difícil momento las preguntas sin respuesta bombardeaban nuestras mentes. ¿Volveremos a nuestros puestos de trabajo? ¿Se crearán nuevos empleos? ¿Serán más precarios? ¿Se transformará el mercado laboral? ¿Aumentará la digitalización? ¿Se consolidará el teletrabajo? Y así fue como surgió el documental '¿Cómo será el empleo?, en el que reflexionamos sobre los cambios que podría provocar la pandemia en el mercado de trabajo español.

Los expertos entrevistados cinco años atrás -entre los que figuran José Luis Escrivá, actual gobernador del Banco de España y entonces ministro de Seguridad Social; la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz; los secretarios generales de los dos sindicatos mayoritarios y el líder de la patronal- abogaban entonces por otra forma diferente de afrontar esta crisis a las recesiones previas: apostaban por activar medidas para fomentar el consumo y levantar un escudo que protegiera a trabajadores y empresas, para volver a la actividad –y a la normalidad- en cuanto la pandemia remitiera. Juntos, como un gran equipo sin colores ni banderas, trabajaron sin descanso y la economía –y el empleo- logró recuperarse en un tiempo récord, aunque también gracias a la lluvia de millones de euros que siguen llegando desde Bruselas.

«La rapidez y la solidez de los acuerdos en el marco del diálogo social, gracias a la responsabilidad de los interlocutores sociales, en todo momento a la altura del momento, fueron claves para sostener a un país que sufrió un duro golpe económico y social», señala Pepe Álvarez, secretario general de UGT.

«Los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) demostraron ser una herramienta eficaz para evitar despidos masivos y preservar el tejido productivo»

Antonio Garamendi

Presidente de CEOE

Unai Sordo, secretario general de UGT, se congratula de que hicieron «un análisis en general bastante acertado». Y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, lo corrobora: «Los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) demostraron ser una herramienta eficaz para evitar despidos masivos y preservar el tejido productivo». El líder de los empresarios se enorgullece de que, pese al «impacto profundo» que tuvo la pandemia en nuestro país, «el diálogo social, a través de sucesivos acuerdos tripartitos entre el Gobierno, los sindicatos y las organizaciones empresariales, permitió implementar medidas de protección para trabajadores y empresas».

Una de las claves del éxito está en que «la covid nos dejó una manera totalmente diferente de afrontar una crisis», apunta Pepe Álvarez, que recalca que en esta ocasión «lejos de destruir empleo y empobrecer al país, se consiguió mantener -y con el paso de poco tiempo aumentar incluso- el empleo en nuestro país».

En 2020

Los ERTE eran una herramienta prácticamente desconocida que solo se utilizaban, y de forma residual, en la industria de la automoción.

Ahora

Los ERTE salvaron el empleo de millones de trabajadores y a muchas empresas de la quiebra y se han convertido en un instrumento indispensable para afrontar los periodos de baja actividad y crisis como la del volcán de la Palma o la Dana.

Efectivamente, el empleo resurgió con fuerza tras la covid y se han creado más de 2,7 millones de puestos desde mayo de 2020, cuando el sistema cayó por debajo de la barrera de los 18,5 millones de afiliados. Hoy hay 21,2 millones de trabajadores, el empleo, aunque algo menos dinámico que meses atrás, mantiene un ritmo consistente por encima del 2% y, lo importante, es que ya no depende tanto de los vaivenes de la economía y las incertidumbres financieras, sino que ahora tiene una resiliencia desconocida hasta ahora.

El número de parados se ha reducido hasta caer por debajo de los 2,6 millones, 650.000 menos que cinco años atrás y la tasa de temporalidad está en mínimos históricos y por fin en línea con la media europea (cerró 2024 al 15,9%, un recorte de más de 8 puntos porcentuales en cinco años). «La reforma laboral fue pieza clave en esta ecuación», señala el líder de UGT.

Porque otro factor que jugó a favor de una reactivación del empleo sin consecuencias drásticas fue que la pandemia aceleró leyes que estaban en ciernes para evitar abusos (como los cometidos con los 'riders') ante el imparable avance de la digitalización y el teletrabajo, que a raíz del confinamiento crecieron precipitadamente. Y así fue como se aprobó la reforma laboral, que puso coto a los contratos temporales; la ley 'rider', que protegió a los trabajadores de las grandes plataformas; y la legislación que regulaba el teletrabajo, que garantiza los mismos derechos a quienes desempeñaran sus puestos en sus casas y fija unas normas básicas. Todas ellas con consenso del diálogo social.

«Había que anticipar estas regulaciones que no pretendían coartar dinámicas imparables de aplicación digital sobre cómo regular el trabajo o establecer nuevas formas de gestión de la oferta y demanda de actividad y empleo, pero que sí pretendían ubicar normas que evitaran la proliferación incontrolada de estas prácticas», señala el líder de CC OO.

Y Sordo considera que, «en cierto modo, las cosas se han mantenido en terrenos razonables. Ni el teletrabajo se ha generalizado, ni la economía de plataforma ha invadido el conjunto de la economía a través de relaciones mercantiles falsas y virtuales», aunque lógicamente siguen existiendo formas de precariedad y explotación recurrente mediante estas prácticas, como también las hay en las relaciones laborales ordinarias.

Las debilidades del mercado laboral

Porque sigue habiendo muchos y grandes talones de Aquiles en el mercado de trabajo español. El principal, los 2,6 millones de parados que casi pueden considerarse ya estructurales; pero también los 800.000 trabajadores fijos discontinuos (figura laboral que ha experimentado un 'boom' tras la reforma laboral) en inactividad que elevan el paro efectivo hasta los 3,4 millones; los más de 1,1 millones de personas que firmaron más de un contrato indefinido (que se suponía estable) en el mismo mes desde la entrada en vigor de la reforma laboral; el récord de tres millones de trabajadores con un contrato a tiempo parcial y casi la mitad de ellos de forma involuntaria (por no encontrar a tiempo completo); la baja formación de los ocupados españoles, los segundo menos formados de Europa (un 30% tienen un bajo nivel de cualificación)…

En este sentido, desde el lado empresarial, Antonio Garamendi advierte: «Para seguir avanzando en un entorno incierto como el que vivimos, es fundamental garantizar seguridad jurídica que permita a las empresas y trabajadores afrontar los cambios y desafíos futuros con certidumbre. Además, es crucial apostar por la formación y la innovación, ya que son elementos clave para mantener la competitividad y fomentar un mercado laboral más resiliente y equitativo, en donde siga creciendo el empleo».

En 2020

Así lo contamos hace cinco años:

Este fue el cuarto episodio de la serie documental '¿Y después qué?' publicada por este diario en 2020 que reflexionaba sobre las posibles consecuencias de la pandemia en la sociedad venidera.

Entonces, el trabajo era el escenario donde en apenas unos meses pareciera que empezaran a representarse algunos de los grandes cambios sociales que están por venir. ¿Se iba a consolidar el teletrabajo? ¿Surgirían nuevos empleos? ¿Aumentará la precarización?

Mañana, siguiente episodio

Consumo. Las sociedades parecía que hubiesen consolidado una nueva economía basada en el concepto de compartir, de alquilar objetos en vez de adquirirlos. ¿Nos seguiría gustando la idea de compartir? ¿Supondría la pandemia un cambio en nuestras tendencias de consumo?

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