Manifestación neonazi en Madrid, en 2021. R. C.

Empieza el juicio al epicentro del nazismo español

Con libros que «incitan al odio» como prueba, los responsables de la Librería Europa y la editorial Ojeda, difusores de ideas neonazis, homófobos y racistas, se enfrentan a penas de hasta doce años

Lunes, 20 de mayo 2024, 00:31

Bajo una fachada de centro cultural, se editaban y distribuían libros de ideólogos del nazismo y los autores impartían conferencias a las que acudían una media de 65 personas. En estos encuentros se inculcaba el «odio supremacista y la segregación racial» hacia «afrodescendientes, asiáticos, inmigrantes, ... musulmanes, judíos y homosexuales», según el Auto de apertura del juicio por delitos contra la libertad y asociación ilícita que empezó esta semana en la Audiencia Provincial de Barcelona y que seguirá en los próximos días. En diez años se realizaron 260 conferencias. Los organizadores cobraban cinco euros por entrar a la sala anexa de la Librería Europa, en la ciudad condal.

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Allí se reunían «escritores revisionistas o historiadores conocidos por sus escritos negacionistas del Holocausto», indica el documento del Juzgado de Instrucción 9 de Barcelona. Acudieron figuras como el miembro del Ku Klux Klan David Duke, el británico de extrema derecha David Irving, el excomulgado obispo que rebate la existencia de las cámaras de gas Richard Williamson o los antisemitas Israel Shamir y Ernst Zundel. A los asiduos se les pedía también colaboración monetaria y por Paypal o que compraran artículos en sus páginas web.

Detrás de este entramado que «ensalzaba la raza blanca pura» y que llevó sus actividades a ciudades como San Sebastián, Valencia, Valladolid, Málaga, Gijón, Madrid y Zaragoza, estaba el editor Pedro Varela y otras cinco personas, que se enfrentan a penas de entre ocho y doce años de prisión en este juicio basado en las investigaciones que realizaron los Mossos d'Esquadra en 2016. «Era el centro neurálgico del nazismo en España, con alcance latinoamericano», afirma Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia y que forma parte de la acusación liderada por la Fiscalía. «Este juicio ha tardado ocho años porque los abogados defensores conseguían dilaciones y luego llegó el covid».

La asociación enjuiciada ha sido un «centro de propaganda del pensamiento nacionalsocialista y de extrema derecha con difusión de contenidos que ponen en peligro las condiciones de vida, existencia y seguridad de todas aquellas personas y colectivos que no responden a su visión racista, supremacista, xenófoba y homófoba del ser humano», asegura el juez instructor, que considera el alcance de esta organización de «enorme calado». Los otros acusados son Acacio Friera, Carles Sanagustín, Antonio de Zuloaga, Viorica Minzararu y Nicoleta Damián.

El acusado Pedro Varela a su llegada a su juicio en la Audiencia de Barcelona, este martes. EP

En las primeras dos sesiones los acusados sólo respondieron a preguntas de sus abogados. «Intentan reducir su alcance al de una pequeña librería y minimizan su dimensión. Dicen que se intenta limitar su libertad de expresión y opinión», analiza Ibarra. «Pero cuando se actúa en delitos de orden físico contra 'skinhead' y grupos neonazis se encuentra su material en los registros». Entre esos libros que «justifican el genocidio» están 'Mi lucha' y 'Conversaciones sobre guerra y paz', de Hitler; 'La orden SS', de Edwige Thibaut; 'Las Jons revolucionarias', de Erik Norling; 'El mito de los seis millones', de Joaquín Bochaca; 'Inglaterra fascista', de Oswald Mosley; 'Los gays vistos por un hetero. Pros y (re)contras', de Ernesto Milá, o 'Michel, el destino de un joven nacionalsocialista', de Joseph Goebbels.

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Del texto a la calle

«Uno de los ejes» de los movimientos que tenían eco en el espacio de la librería, que estuvo en los bajos de la barcelonesa calle Séneca, «es el odio, como precursor de la acción violenta». Las agresiones han tenido «razón de orientación política, sexual o étnica», en forma de «amenazas, pintadas antisemitas o islamófobas y difusión de un discurso de odio en internet», dice el juez. Por ejemplo, afirman que los fallecidos en Auschwitz fueron 74.000 «ni uno más» y «más de la mitad murió de causas naturales y a causa de los bombardeos de los aliados».

El «aparato de propaganda» de la editorial Ojeda y la librería Europa «ha ido más allá» y se le relaciona con «incidentes violentos protagonizados por individuos y grupos afines al movimiento neonazi» y de «ultraderecha que pueden favorecer dinámicas violentas y de exclusión». «Crean un clima de intolerancia, racismo y xenofobia, y eso es incitación al odio, que ya está tipificado en el Código Penal desde 2015», explica Ibarra. «No se les puede vincular de modo directo con las agresiones pero sí de forma indirecta, por propagar la hostilidad y el odio. Luego aparece la voluntad del sujeto de agredir al diferente».

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La librería Europa, en 2016, el material incautado por los Mossos a los acusados y una manifestación neonazi. EFE / R.C.

En las primeras sesiones del juicio declaró una docena de mossos para ratificar sus informes. Hicieron una minuciosa selección de frases extraídas de los libros que imprimía o distribuía la editorial con «expresiones vejatorias y denigrantes» y que sirve de prueba. Expertos del cuerpo policial leyeron y analizaron todos los libros, que se reúnen en unas 300 páginas del documento de la corte. En la vista oral, que terminará el día 29 de este mes, surgen desde el papel frases que incitan al odio. Página a página, línea a línea. Por ejemplo:

«Las llamadas cámaras de gas no tuvieron lugar. Pruebas forenses han probado sin ni una sombra de duda que el holocausto no pudo haber ocurrido» ('Lucha por la verdad y la redención del pueblo alemán').

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«Las mujeres no están hechas para mandar ni para luchar ni para crear. Ellas están hechas para procrear» (de 'Etiología y política').

«Los gitanos existen como minoría parásita en la mayoría de los países blancos» (de 'La voz de la disidencia').

«¿Quiénes eran los internos (de los campos de concentración nazis)? Principalmente vagabundos, vagos y, sí, algunos políticos detestables de la variedad izquierdista. Piense en ello, no es una mala idea en absoluto» ('La noche de los cristales, bajo dos banderas').

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Un duelo personal

En el banquillo de los acusados está Pedro Varela, autor de libros neonazis como 'Nueva ética revolucionaria' y 'Cartas desde prisión', que fue discípulo de León Degrelle y que escondía cientos de ejemplares para comercializarlos a pesar de la prohibición de una condena anterior. Antes de convertirse en editor de estos panfletos, Varela presidió el Círculo Español de Amigos de Europa (Cedade), una asociación de ideología nacionalsocialista creada en 1967, y que «constituye el inicio del movimiento neonazi en España», señala el Auto de instrucción.

En la parte de la acusación se encuentra Esteban Ibarra, cuya «mentora» fue Violeta Friedman, superviviente de Auschwitz a los 14 años y que en los años ochenta escuchó decir a Degrelle que el Holocausto no había existido. «Él dijo que era un mito inventado por los judíos para cobrar de los alemanes», recuerda Ibarra. «Ella, a la que habían asesinado a sus padres y abuelos, le plantó cara y le demandó. Perdió en varias instancias hasta llegar al Tribunal Constitucional, que le dio la razón en 1991».

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Ahora, las generaciones siguientes se enfrentan nuevamente por motivos similares. Pero es algo más que personal lo que está en juego. Sostiene Ibarra: «Ninguna libertad se puede usar para violentar los derechos de los demás. Si así fuera, estaríamos en una quiebra del ordenamiento jurídico democrático».

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