Secciones
Servicios
Destacamos
Tras un marzo que ha sido el segundo más seco del siglo XXI y un abril en el que no ha caído una gota, la reserva hídrica española comienza a resentirse seriamente, y ya está a solo el 51% de su capacidad, quince puntos por ... debajo de la media de los últimos diez años. Semana a semana, el nivel de los pantanos sigue descendiendo inexorablemente, una muy mala noticia teniendo en cuenta que justo son estas fechas en las que los agricultores esperan las lluvias 'como agua de mayo'. Después llegará el verano, y con él los meses más secos del año.
Para encarar esta difícil situación, los embalses cuentan hoy en su conjunto con 28.665 hectómetros cúbicos. Hace solo quince días almacenaban 29.000 y estaban al 51,7%, una bajada lenta (casi 335 hm3, el 0,7%) pero en la que cada litro de agua cuenta. Sobre todo cuando las perspectivas de lluvias generalizadas son prácticamente nulas. «En los próximos diez días, si acaso, lloverá en el tercio norte peninsular y tampoco en cantidades abundantes. En el resto de España las precipitaciones van a ser casi casi inexistentes», afirma Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
«No parece muy probable que vayamos a tener un tramo final de la primavera extraordinariamente lluvioso, que ayude a paliar la situación de sequía. Habrá que esperar al próximo otoño y aún estamos lejos», añade Del Campo, que recuerda que en lo que va de año hidrológico (que empezó el pasado 1 de octubre) ha llovido sobre un 22% menos de lo habitual. «Y en zonas como en el este de Cataluña, el sur de la Comunidad Valenciana, en la Región de Murcia o el este de Andalucía no llegan ni a la mitad del promedio. Estamos en una situación de sequía meteorológica», sostiene el portavoz de la Aemet.
La peor parte de esta falta de lluvias se la están llevando los pantanos del sur peninsular, donde la situación es realmente crítica. Los embalses de la cuenca del Guadalquivir solo almacenan una cuarta parte de su capacidad: están al 25,6%. Se trata de la cuenca que se encuentra en peor situación de todo el país. El volumen embalsado en sus 48 presas asciende a 2.065 hectómetros cúbicos, un 18% menos que hace un año. Por quinto año consecutivo, las aportaciones de agua no han permitido recuperar el volumen que se desembalsa durante la campaña de regadío, una situación similar a la terrible sequía de 1995.
Tampoco están bien los pantanos de la cuenca del Guadalete-Barbate, al 29%, ni los de las cuencas internas de Cataluña, que se encuentran al 26,7%. En esa comunidad, ante este bajo volumen de reservas debido a la falta de lluvias y para garantizar el abastecimiento, han activado un plan de restricciones por sequía que afecta a 224 municipios. Cerca de seis millones de habitantes han visto reducido el consumo de agua con prohibiciones del riego de zonas verdes, tanto públicas como privadas.
Por contra, los embalses del norte se encuentran en condiciones óptimas con niveles que oscilan entre el 70% de los pantanos del Duero y el 83% del Cantábrico Oriental.
Los agricultores son los que más están padeciendo esta situación de sequía. No hay día en que no se levanten mirando al cielo esperando el maná en forma de agua para sus cultivos. Según la organización agraria COAG, una de las principales del país, la sequía asfixia ya al 60% del campo español y ha producido pérdidas irreversibles en más 3,5 millones de hectáreas de cereales de secano, aquellos que, como el trigo y la cebada, 'viven' de las lluvias. «Se dan prácticamente por pérdidas las cosechas de trigos y cebadas en Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha y Murcia y en las zonas más áridas de Aragón, Cataluña y Castilla y León», indican desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, que no descartan un aumento del precio del pan y de las pastas a la vuelta del verano como consecuencia de estos estragos.
Además advierten de que en el olivar, la situación puede complicarse si no hay precipitaciones en las próximas semanas, y en cultivos leñosos, como frutos secos o viñedos de secano, ya están experimentando problemas en la brotación.
En la agricultura de regadío, que está directamente relacionada con las reservas de los pantanos, a COAG le preocupan las restricciones en la dotación de agua, «que mermarán con toda seguridad las siembras de verano y harán que muchos agricultores opten por reducir la superficie de maíz, girasol, arroz y algodón».
Y avisan de que la ganadería extensiva, principalmente la cabaña ovina, será la otra gran perjudicada por la sequía. «Si no llueve no hay pastos para poder alimentar a las ovejas y esto obliga a que los ganaderos tengan que recurrir a la compra de pienso y forraje para mantener a sus animales». Una situación muy similar es la que atraviesan los apicultores. La falta de vegetación y floración en los montes impide que las abejas puedan alimentarse y producir miel. «Y con esta, sería la tercera campaña sin cosecha para estos profesionales», apostillan desde COAG.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.