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Paco Ávila
Empresario
Lunes, 24 de marzo 2025, 16:44
Era el año 2014 cuando el presidente de la Universidad de Chicago, Robert Zimmer, encargó a Geoffrey Stone un documento en el que se describiese la visión y posición de la universidad en torno a la libertad de expresión. Eran momentos muy convulsos en los campus universitarios estadounidenses en los que piquetes, escraches y todo tipo de grupos radicales organizados imponían su dictadura censurando toda idea que, según su doctrina, podía atentar contra la posición imperante de la tribu. ¿Os suena esta situación de algo? Pues efectivamente, como ocurre en muchas ocasiones todo lo que sucede en Estados Unidos termina aterrizando en Europa. Actualmente la situación en Estados Unidos no ha hecho más que seguir erosionándose pero, al menos, muchas de las universidades han abrazado el modelo de libertad de expresión que creó la Universidad de Chicago y se han convertido en verdaderos oasis de libertad, comprensión y debate.
Aquí, en nuestro país, al menos desde mi punto de vista, creo que estamos asistiendo a una virulenta deriva de la libertad de expresión en la sociedad en general y, lo que es mucho más grave, en las universidades españolas de forma especial. Y, obvio querido lector, esto último es especialmente preocupante ya que las universidades deberían ser verdaderos templos y refugios de la libertad de expresión. Cualquier situación en la que se censure un punto de vista, una idea u opinión, por muy incómoda o controvertida que sea, es un atentado directo al propósito fundamental de la universidad: la búsqueda de la verdad mediante el debate constante. La 'UNIVERSIDAD' es un sistema que tiene que vivir, tal y como describía magistralmente Popper, en un mundo de verdades provisionales. La universidad tiene la obligación de asumir la sana condición de cuestionarse continuamente la falabilidad de sus ideas creando un sistema vivo que no para de aprender y transformarse.
No quiero entrar en explicar ninguna de las situaciones de censura y violencia que han ocurrido últimamente en nuestro país, pues son todos bochornosos. Lo que sí me gustaría recordar es que la universidad es un espacio libre de intercambio de ideas, un ateneo sagrado en el que cualquier planteamiento debe ser posible por muy incómodo o controvertido que sea. Me parece oportuno en este momento de la reflexión resumir y recordar el modelo que creó Stone en cuatro breves puntos:
- La libertad de expresión debe ser un pilar fundamental en la educación superior.
- Jamás una universidad debería censurar una idea por muy ofensiva o controvertida que ésta sea .
- Los límites de la libertad deben reducirse a la amenaza, difamación, acoso o violación de las leyes imperantes.
- La respuesta a una idea controvertida o negativa siempre debe ser el debate abierto y jamás la censura.
Las universidades tenemos la obligación de alzar la voz e intervenir para parar esta dinámica de persecución de la libertad de expresión. Son ya demasiadas las charlas, encuentros y congresos en las que los ponentes son boicoteados o abruptamente interrumpidos por colectivos que piensan de manera diferente. Además, si esta situación la llevamos a la redes sociales, todo se radicaliza e hiperboliza aún mucho más. En las redes anidan todo tipo de personas, vamos a ponerles mejor un adjetivo, todo tipo de 'hooligans', que persiguen e intentan aniquilar a todo aquel que piensa diferente a ellos, considerándolos sujetos peligrosos y disidentes de su doctrina.
¡Y sí! Mi reflexión es una llamada de atención y un ruego a todos para que nos movilicemos y no seamos pasivos ante la deriva de radicalización en nuestras universidades. Son cada vez más los grupos organizados que actúan como verdaderas tribus inquisidoras que campan a sus anchas ejecutando su particular caza de brujas. Es terrible la falta de pudor, educación y malicia con la que se dirigen a todo aquel que consideran disidente de sus ideas y de su tribu. Es la vuelta a un mundo despótico que está resucitando el dogma de 'el fin justifica los medios'. Ya, ya sé que el gran Maquiavelo no dijo esa frase literalmente pero parece que muchos grupos y, algún que otro gobernante, tiene el libro de 'El príncipe en su mesita de noche y está intentando ejecutar literalmente sus principios.
Al hablar del libro de 'El príncipe' he recordado una reflexión que, ante la situación actual que estamos viviendo, es más contemporánea que anacrónica, la cito textualmente: «En las acciones de todos los hombres, y especialmente de los príncipes (se podría cambiar por gobernantes), se mira al resultado final. Trate pues el príncipe de vencer y mantener el Estado: los medios siempre serán juzgados honorables y alabados por todos, porque el vulgo se deja seducir siempre por la apariencia y el éxito». ¿Os recuerda esto a alguien? Francamente creo que es muy evidente, más si cabe cuando ayer leí que nuestro Gobierno está actualmente elaborando cinco leyes con la intención de intervenir y controlar a los medios de comunicación.
En fin, sin más, solo he pretendido hacer una llamada de atención ante la situación que estamos viviendo. A veces tengo la sensación de que nos están anestesiando y que todo vale. Despertemos y estemos vigilantes para que esta deriva de censura no siga avanzando. ¡Salud y fuerza para enfrentar el camino!
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