Dos profesores reparten exámenes de acceso a la universidad. Efe

La pandemia deja a uno de cada ocho jóvenes sin acceso a la educación

El 65% de los estudiantes creen haber aprendido menos desde el inicio de la crisis sanitaria y la mitad considera acabarán más tarde los estudios, según una encuesta de la Organización Internacional del Trabajo

Iker Cortés

Madrid

Martes, 11 de agosto 2020, 20:44

Uno de cada ocho jóvenes, es decir el 13% de los estudiantes, se quedó sin acceso a la educación durante la pandemia. Así lo apunta una encuesta llevada a cabo por los socios de la Iniciativa Mundial sobre Empleo Decente para los Jóvenes ... entre abril y mayo de 2020. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentaba hoy, víspera del Día Internacional de la Juventud que se celebra mañana, los resultados de este estudio, que revela que el impacto de la pandemia en los jóvenes es «sistemático, profundo y desproporcionado», y que ha sido «particularmente duro» para las mujeres jóvenes y los jóvenes de menor edad.

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Bajo el título 'Los jóvenes y la pandemia de la Covid-19: efectos en los empleos, la educación, los derechos y el bienestar mental', el estudio trata de reflejar los efectos inmediatos de la crisis sanitaria en las vidas de las personas de 18 a 29 años. El organismo recibió más de 12.000 respuestas de 112 países distintos, una gran parte de las cuales provino de jóvenes instruidos y con acceso a internet, y entre las conclusiones más interesantes la OIT destaca que el 73% de los estudiantes experimentaron una interrupción en su educación y que no todos pudieron hacer la transición al aprendizaje por internet. En este sentido, uno de cada ocho jóvenes se quedó sin acceso a cursos o a formación, una situación que fue especialmente crítica entre aquellos que viven en países de ingresos más bajos por la brecha digital. Así, mientras que el 65% de los jóvenes de los países de altos ingresos pudieron asistir a clases impartidas por videoconferencia, la proporción de jóvenes que pudo proseguir sus estudios 'online' en los países de bajos ingresos fue únicamente del 18%. Además, pese a los esfuerzos de un gran número de instituciones por adaptarse a la enseñanza online, el 65% de los jóvenes señalan que han aprendido menos desde el inicio de la crisis sanitaria; la mitad de los jóvenes (el 51%) opina que la conclusión de sus estudios se verá retrasada, y el 9% teme que tenga que abandonarlos. No en vano, en el informe el 38% de los jóvenes manifiesta inquietud por su futuro profesional.

«La pandemia tiene una repercusión muy adversa en los jóvenes. No sólo merma su empleo y futuro profesional, sino que menoscaba en gran medida su educación y formación, y por ende, su bienestar mental. No podemos permitir que eso suceda», denunciaba ayer Guy Ryder, director general de la OIT, en el comunicado. «Todo apunta a un impacto sin precedentes en las oportunidades para los jóvenes, no sólo en el corto, sino también a largo plazo», dijo al presentar el estudio el director de Políticas de Empleo de la OIT, Sangheon Lee.

Recuerda la OIT en su estudio que antes del inicio de la crisis, la integración social y económica de los jóvenes «era un reto continuo». A raíz de la crisis sanitaria, el organismo considera que «a menos que se tomen medidas urgentes, es probable que los jóvenes sufran impactos graves y duraderos a causa de la pandemia». Y es que la crisis del coronavirus también está teniendo graves repercusiones en los trabajadores jóvenes. Así, el 17% de los que estaban trabajando antes de la pandemia dejaron de trabajar, algo que afectó sobre todo a los empleados de menor edad, de entre 18 y 24 años, y a aquellos que trabajaban en la prestación de apoyo administrativo, los servicios, las ventas y la artesanía y oficios conexos. Por otro lado, las horas de trabajo de los jóvenes empleados disminuyeron casi una cuarta parte y dos de cada cinco jóvenes (el 42%) reportaron una reducción en sus ingresos. Las mujeres jóvenes, por su parte, indicaron mayores pérdidas de productividad en comparación con sus homólogos masculinos.

Toda esta situación, dicen, «ha deteriorado el bienestar mental de los jóvenes». El 17% de los mismos probablemente acaben sufriendo ansiedad y depresión y va más allá al asegurar que los jóvenes cuya educación o trabajo se ha interrumpido o ha cesado tienen casi dos veces más probabilidades de sufrir probablemente ansiedad o depresión que los que han seguido trabajando o educándose.

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Pese a todos los desbarajustes, el informe destaca que la juventud ha seguido colaborando con los gobiernos para tratar de frenar la pandemia y «reconstruir» un futuro incierto. Más de uno de cada cuatro jóvenes indicaron que participaban en voluntariado (el 31%) y en la realización de donaciones para hacer frente a la pandemia (el 27%).

Finalmente, el documento propone una serie de medidas como la reintegración en el mercado laboral de los jóvenes, así como el acceso de los jóvenes a prestaciones de desempleo y a programas para mejorar su bienestar mental, en particular apoyo psicosocial o realización de actividades deportivas.

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