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Las clases particulares han adquirido una dimensión enorme y desconocida hasta ahora en España. La mitad de las familias de los alumnos de infantil, primaria y secundaria, el 47%, pagan por que sus hijos reciban varias horas de formación a la semana de tutores privados ... a domicilio, en academias o con enseñantes 'online', según recoge un informe monográfico de Esade dirigido por el catedrático Juan Manuel Moreno.
El mercado de la formación extraescolar mueve anualmente unos 1.700 millones de euros y supone ya hasta un 15% de todo el gasto educativo privado de las familias españolas. Este heterogéneo sector se ha disparado en los últimos 15 años. De forma especial en el intervalo de algo más de una década que va de 2007 con 2019, en el que la investigación certifica que los españoles triplicaron su gasto en clases particulares.
Los mayores partícipes de la expansión son los ricos y las familias pudientes, pero los hogares más modestos han realizado también un esfuerzo económico enorme para asegurar apoyos educativos extra a sus hijos, como lo demuestra que hasta el 30% de ellos, casi uno de cada tres, contrate este tipo de formación privada. De hecho, en la etapa pospandémica, mientras se detecta una cierta reducción de la inversión educativa extraescolar por parte de las clases medias, son los más pudientes y los más modestos quienes mantienen e incluso superan el esfuerzo de gasto de 2019.
Los autores consideran que a la vista de los datos se puede asegurar que las clases particulares se han convertido ya en España en un bien de primera necesidad en buena parte de los hogares. Sobre todo en los más desahogados, pero también en los pobres. Donde más cantidad de alumnos acudieron a tutorías o academias de pago fue en el País Vasco, Comunidad Valenciana y Castilla y León y donde menos en Castilla-La Mancha, Madrid y Andalucía.
Como norma general, dos de cada tres clases particulares se contratan para que los chicos adquieran nuevos conocimientos. El tercio restante para recuperación y refuerzo de las materias que estudian en los colegios e institutos. Es por ello que los reyes de las particulares son los idiomas, con el 46% de las horas extraordinarias, con el inglés a la cabeza. El otro gran sector privado de ampliación de conocimientos, sobre el 16%, es el de las enseñanzas artísticas. Las clases de refuerzo suponen un 35% del total y tratan de apuntalar conocimientos curriculares, fundamentalmente de lengua y matemáticas.
Por etapas las cifras se disparan en la ESO y la secundaria, un fenómeno que no es ajeno a la apuesta porque los alumnos mejoren todo lo posible su preparación de cara a la selectividad y el acceso a los estudios superiores, en los que una décima arriba o abajo en la nota es la diferencia entre poder entrar o no en la carrera deseada. En la secundaria obligatoria reciben particulares entre el 50% y el 60% de los alumnos, según la disponibilidad familiar, y en Bachillerato, entre el 56% y el 74%.
Sin embargo, el crecimiento desaforado de los tutorías y enseñanzas extraescolares privadas no es un fenómeno neutro. El estudio demuestra que ha ampliado la desigualdad educativa entre alumnos españoles ricos y pobres. Las familias más pudientes gastan de media en clases particulares el doble que las más modestas y también reciben esta formación extra el doble de sus hijos, más del 60%.
Pero lo que lo que más ataca la equidad es que tampoco acuden a las enseñanzas extraescolares con igual objetivo. Tres de cada cuatro alumnos de hogares ricos van a perfeccionar y ampliar sus conocimientos escolares, a mejorar su competitividad, por lo que se centran en idiomas y competencias artísticas, mientras que más de la mitad de las familias más vulnerables exprimen su ya débil economía para que sus hijos eviten el fracaso o el abandono escolar, pues sus particulares se centran en el refuerzo o la recuperación de los temarios del currículo.
Los autores del estudio hacen hincapié en este punto y aconsejan a las administraciones educativas que tomen medidas para evitar que se ensanche esta desigualdad. Piden a las autoridades que no favorezcan con desgravaciones fiscales la contratación de clases particulares, como ocurre en Andalucía, algo que solo beneficia a las familias con más ingresos, y que, por el contrario, le den la vuelta a la tortilla y potencien estas tutorías personalizadas extraescolares justo para corregir la falta de equidad educativa agravada por la pandemia, ofreciéndoselas en los propios centros públicos o en organizaciones sin ánimo de lucro a quienes más las necesitan y más difícil tienen pagarlas.
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