Los licenciados españoles tardan más en encontrar trabajo que los europeos

El 79,1% de los españoles que lograron su título superior entre 2019 y 2021 y que tenían entre 20 y 34 años ocupaban un puesto de trabajo remunerado el año pasado. Ese es el dato concreto de Eurostat. La media europea está en el 82,4%, su mejor dato en años. Lo positivo, que por fin los universitarios españoles también han recuperado y mejorado las tasas de empleo para recién graduados previas a la pandemia, que como en el resto de los sectores desencadenó un crecimiento notable del paro. Lo negativo, casi todo lo demás.

España está en la parte media baja de este ranking europeo de empleabilidad temprana de los graduados. En concreto ocupa el puesto 23 de 30. Tiene a años luz a los primeros de la clase, a los países europeos cuyos mercados laborales absorben con facilidad a los expertos y especialistas que se forman en los campus. La cúspide la ocupan Luxemburgo y Países Bajos, donde menos del 7% de los graduados carece de empleo a los tres años de titularse o, lo que es lo mismo, que mejoran en diez puntos la media continental. A ambos les siguen Alemania e Islandia, con un 92% de recién titulados con contrato, Malta, con el 91%, y Noruega, que roza el 90%.

Los farolillos rojos de la estadística son, con mucha claridad, Italia y Grecia. El 35% de los licenciados italianos carece de empleo tres años después de graduarse (17 puntos más que la media) y lo mismo le ocurre al 34% de los titulados universitarios griegos. El trío de cola lo completa Rumanía, con un paro de graduados recientes del 30%. Con aún menos empleo entre los titulados universitarios que España están también Estonia, Croacia, Francia y Bulgaria.

Entre las razones que explican la mala empleabilidad inicial de los graduados españoles se pueden destacar dos. La primera la comparte con el resto de la estructura económica del país, que tiene una mercado laboral con una de las tasas de desempleo tanto general como juvenil más altas de Europa.

La segunda es más específica del propio sistema universitario. En España las llamadas carreras STEM (ingenierías, informática, matemáticas y ciencias), que son las que forman a los especialistas superiores que más demandan y demandarán tanto las administraciones como las empresas, tienen mucho menor peso entre los licenciados que en el resto de Europa, sobre todo las ingenierías tecnológicas y la computación, que son perfiles sin paro. Los últimos datos comparables indican que en el continente los titulados STEM son al menos una cuarta parte de todos los graduados anuales mientras que en los campus españoles son el 19% y, además, con tendencia al retroceso.

El único consuelo tras conocer los últimos datos de esta estadística europea es que la empleabilidad de los licenciados universitarios españoles a medio plazo, cuando han transcurrido cinco años desde que se graduaron, es buena y muy superior a la del resto de niveles formativos del país. Tras un lustro de haber dejado la facultad, solo siguen desempleado un 8%, bastante por debajo del paro general, que cerró 2022 en el 13%.

No obstante, no todos los títulos aseguran de igual forma un empleo. Medicina y el resto de profesiones sanitarias, Informática y las ingenierías tecnológicas tienen a los cinco años porcentajes próximos al pleno empleo. Por el contrario, los graduados en las áreas de Artes y Humanidades tienen incluso tasas de empleo inferiores a la media. En la mitad superior de la empleabilidad universitaria están también las carreras del área de ciencias y las de ciencias sociales vinculadas con los negocios y las leyes.