El 25% de los jóvenes españoles solo tiene estudios básicos

El informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) -que aglutina a todos los países de la Unión Europea, junto con Estados Unidos, Japón, Canadá, México, Israel, Australia, Brasil o Corea del Sur, entre otros- certifica que los españoles que no estudian y permanecen al margen del mercado laboral (conocidos coloquialmente como ninis) representan un 17,8%. De ellos, el 54% son desempleados, aunque buscan activamente ocupación, y el resto es población inactiva. Aunque el indicador es insatisfactorio, entraña un recorte de cinco puntos con relación a 2016.

A la luz del estudio, dado a conocer por el secretario de Estado de Educación, Abelardo de la Rosa, y la jefa de Innovación y Medición del Progreso de la OCDE, Tia Loukkoola, constata que España gasta un 4,9% del PIB en educación. Así, el gasto medio por alumno es de 10.181 dólares en educación primaria, 12.542 en secundaria y 15.654 en la etapa universitaria. Según de la Rosa, entre 2015 y 2021, la inversión en el capítulo educativo creció de un 4,4 del PIB a un 4,9%.

España es uno de los países con mayor proporción de repetidores en la primera etapa de la educación secundaria, con una tasa del 8%. El dato español es significativamente más alto que la media de la OCDE, donde se registra un indicador del 5,6%.

La condición de nativo o extranjero influye poderosamente en el nivel de formación. No en balde, la población nini es de 14,2% entre los nacidos en España y del 26,5% entre los extranjeros.

Existe una fuerte correlación entre un nivel educativo alto y menores tasas de desempleo, de modo que a menor nivel educativo, mayor es la probabilidad de engrosar la cifras del paro. Por ejemplo, el año pasado la tasa de desempleo entre los jóvenes de 25 a 34 años con un nivel educativo inferior a la segunda etapa de la ESO era del 22%, cifra que disminuía a un 9% entre los universitarios.

Las mujeres son mayoría entre las personas que acceden por primera vez a la educación universitaria, de manera que ya suponen el 54%. Sin embargo, el sexo femenino opta por las carreras del campo de la educación y los cuidados, en detrimento de las titulaciones de ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas, en las que solo se matricula un 13%.

En la educación pública, el tamaño medio de la clase en primaria es de 20 estudiantes, una cifra ligeramente inferior a la media de la OCDE, que se cuantifica en 21. En la educación privada, la ratio es mayor y se sitúa en 23.

En todos los niveles educativos, el salario del profesorado español es superior al medio de los países de la OCDE. No en balde, entre 2015 y 2023 el salario creció un 1,5% en primaria y un 1,8% en secundaria. Sin embargo, el tiempo necesario para alcanzar la retribución más alta en la escala es uno de los mayores de la organización, hasta el punto de que exige 39 años de carrera docente. En los inicios de la trayectoria docente, el sueldo de los profesores de la primera etapa de la ESO representa el 85% de los ingresos medio de los trabajadores con una formación similar. En cuanto a la intensidad del trabajo, los docentes de primaria dedican 854 horas anuales a la enseñanza directa, bastante más que la media de la OCDE (773 horas) y de la UE de los 25 (703 horas).

El 40% de los estudiantes del país se beneficia de subvenciones y becas, lo que supone siete puntos más que en el curso 2012/2013, cuando el porcentaje se reducía al 33%.

España supera a los países de la OCDE en la escolarización en bachillerato, que se cifra en un 44,9%, cuando en la OCDE es del 37,1%. Por el contrario, la tasa de escolarización en programas de FP de grado básico, medio o superior es solo de un 14,7%.