Un niño camina de la mano de un adulto. FOTOLIA
Pautas de protección a menores

¿Cómo hablar a tus hijos de los acosadores sexuales?

La pedagoga María Campo advierte de la necesidad de establecer normas, pero sin infundirles miedo: «El que nosotros tenemos de lo que les puede pasar es muy superior al riesgo»

Jueves, 12 de mayo 2022, 17:55

El asesinato del pequeño Álex en Lardero hizo extremar las precauciones entre los padres del entorno del lugar del suceso. El temor a que cualquiera de sus hijos pudiera sufrir algún daño era lógico tras lo sucedido. Casi 200 días después, la detención de ... un hombre como presunto autor de delitos de acoso a menores, que actuaba en la zona de Lardero y Medrano, hizo revivir en la memoria aquella tragedia. Es inevitable. Por ello muchos padres se preguntan cómo deben actuar para proteger a sus hijos, pero sin infundirles un miedo que les intranquilice y les impida disfrutar de las actividades propias de sus edades.

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«Hay que informarles, hablar con ellos, pero transmitiéndoles confianza y seguridad en el entorno y, a la vez, darles la oportunidad de comunicarse y expresar cualquier miedo, duda, incertidumbre o situación extraña que puedan vivir para que en el caso de que haya ciertos riesgos poder poner una solución a tiempo», explica María Campo, licenciada en Pedagogía, máster en Orientación Familiar y profesora de UNIR.

Los niños ya reciben desde muy pequeños «mensajes como 'ten cuidado', 'vamos a una zona donde hay mucha gente, no te separes', 'no aceptes nada de extraños'». Así saben que existen riesgos, pero esto debe hacerse «sin infundirles miedos que nosotros tengamos» porque, además, «el miedo que tenemos de lo que le puede pasar a nuestros hijos es muy superior al riesgo».

Hasta los 5 años

Marcar pequeñas normas

Evidentemente, los mensajes deben ser adaptados a la edad. Campo desgrana que en la etapa infantil «el único miedo que puede tener un niño es perderse, a no estar al lado de sus padres. Por eso tienen tanta tendencia a ir de la mano». Aunque los más movidos intentan escaparse, «es una norma que hay que marcar, que no pueden ir donde quieren cuando quieren, que hay unos riesgos. Con calma, no repitiendo porque ahí llegan los agobios. Son pequeñas normas que transmiten seguridad».

Hasta los 11 años

Miedos más elevados

En la etapa de Primaria es diferente, sobre todo porque «despiertan mucho más el miedo que antes, cuando son más inconscientes». Además, «escuchan información de lo que ha sucedido, ven películas, vídeos... Entonces los miedos también son más elevados». Por ese motivo «debemos tener mucho cuidado. Hay que hacerles conscientes de que el riego está y no por evitar que el niño sufra voy a dejar de hablar con él. Tendré que crearle cierto miedo con equilibrio».

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En esa edad, deben saber que «hay que hablar, contestar, ser educado, pero no pararse hablar con alguien que no conozca, ni coger nada que te pueda dar un extraño...» A esto se añade que hay que «darles la confianza para que si en un momento han visto algo extraño lo cuenten al adulto para decirles que lo han hecho muy bien y poder protegerles». Y como todo tiene matices: «Es bueno que comuniquen y que encuentren cierta ayuda cuando se sienten inseguros, pero también que no se puede acusar, porque una persona te puede causar una sensación extraña, pero no tiene por qué ser mala».

Adolescencia

'Sí te puede pasar'

En Secundaria, es decir, en la adolescencia, «el lenguaje tiene que ser mucho más abierto». Ahí ya tienen «mayor capacidad para gestionar el miedo», así como «mayor conocimiento de la realidad». Sin embargo, «les pasa algo muy propio de su desarrollo psicoemocional y afectivo, considerar que a ellos no les va a pasar nunca».

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En la adolescencia, por otra parte, la familia también tiene un peso muy importante, «pero no nos escuchan igual. Ven a sus padres como los enemigos, hay una distancia importante», explica Campo. «Van a escuchar mucho mejor a otro agente, que puede ser cualquier tío, primo o persona de referencia. Ahí los profesores tienen un papel interesante», expone.

En esas edades, hay otros riesgos. «Vemos la manipulación de la información en redes sociales, la comunicación que tienen, las quedadas con personas desconocidas que han conocido por internet y que no tienen idea de lo que hay detrás... El riesgo es mayor y el adolescente juega mucho con fuego». Por ello, «sí tenemos que trasladar el mensaje con mucha claridad y hacerles conscientes de que 'sí, sí, a ti te puede pasar, no es a los demás ' Y trabajar un poco desde casa, marcar normas para evitar esos riesgos».

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Cuando se producen casos como el del crimen de Lardero, es inevitable «que ellos puedan tener más miedo e igual no les apetezca por ejemplo ir a extraescolar que iban solos. Pero ese miedo es reciente, conforme va pasando el tiempo, el ser humano tiene capacidad de olvido, pero tu ya le has educado en el cuidado y evitar los riesgos».

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