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Las campañas institucionales y privadas que desde hace años se realizan para tratar de romper la aversión de las niñas y jóvenes españolas a realizar estudios científicos y técnicos, los conocidos como STEM, son indispensables, dados los bajísimos índices de matriculación femenina en estas especialidades, ... pero no están teniendo demasiado éxito.
El fenómeno, común a las chicas de todos los países desarrollados, no empeora entre las españolas, pero se mantiene estancado o con unas mejoras mínimas, según los datos más recientes, dados a conocer hoy por el observatorio de la 'Alianza STEAM', una iniciativa del Ministerio de Educación junto a un centenar de empresas y entidades para fomentar las vocaciones científicas y tecnológicas entre niñas y adolescentes, por ser las profesiones con más demanda y futuro.
Los avances de los últimos años son muy escasos a la vista de la evolución de la elección de especialidades de las españolas en Bachillerato, Formación Profesional y universidades. Los porcentajes de matriculación o titulación de las mujeres en estudios de las ramas STEM siguen siendo bajísimos, con mejoras de cuatro a seis décimas de media como mucho durante el último curso.
Los problemas empiezan ya en Bachillerato, donde las chicas, pese a tener un peso cada vez mayor en el ciclo son todavía una minoría en las modalidades técnicas. Son el 54,1% de todos los matriculados, pero solo representan el 47,6% de los estudiantes de la rama de Ciencias y Tecnología. Han avanzado seis décimas en el último año y unos dos puntos desde hace más de una década, pero eso solo indica un estancamiento, pues también hay 1,5 puntos más alumnas en Bachillerato que en 2009.
En la Formación Profesional la radiografía aún es peor. Un ejemplo claro es el ciclo superior de Informática y Comunicaciones, un título clave por su altísima empleabilidad, donde solo representan el 10,74% de las matrículas, seis décimas más que un curso antes. Lo mismo pasa en Fabricación Mecánica, Marítimo Pesquera y Energía y Agua, que no llega al 10% de alumnas, o con Electricidad y Electrónica (6,12%), Transporte y Mantenimiento de Vehículos (4,30%) o Instalación y Mantenimiento (3,97%). La única excepción en los ciclos superiores científicos, que se repete también en las carreras universitarias, es la gran presencia de españolas en las ramas sanitarias, donde más de las tres cuartas partes (76,24%) de los estudiantes son mujeres.
La brecha que comienza en la secundaria es igual de intensa en la universidad que en la FP superior. Aunque las españolas son el 55,71% de las universitarias solo representan el 25,8% de las estudiantes de Arquitectura y de ingenierías, porcentajes que incluso se reducen si se mira a Ingeniería Aeronáutica (25,2%) o Telecomunicaciones (22,6%), y que alcanzan su mínima expresión en los títulos de Informática, donde no pasan del 13,4% de las alumnas.
Como ocurría en FP, el recorte de la brecha en todas estas titulaciones universitarias se movió de cuatro y seis décimas en el último curso. Pero lo peor es que eso indica que en Ingeniería Aeronáutica el porcentaje de alumnas está estancado desde el principio de este siglo y en Telecomunicaciones, por ejemplo, es tres puntos inferior a hace dos décadas. El retroceso en el siglo XXI es especialmente evidente en la FP, pues en ciclos como Informática y Comunicaciones hay ahora la mitad de alumnas que hace 20 años, cuando eran el 27%.
Las razones para este aversión femenina a los estudios STEM, según la mayoría de los expertos, tienen mucho que ver con la asunción en la infancia de clichés y estereotipos sociales sobre la asignación de profesiones por sexos, con la falta de referentes femeninas entre científicas o tecnólogas en el día a día de niñas y adolescentes y en una insuficiente labor de orientación profesional de las estudiantes, entre otras.
Lo más curioso es que, pese al bajísimo tirón vocacional, ellas no son peores estudiantes de asignaturas STEM que ellos. Más bien al contrario. Los datos de 2020 indican que entre los titulados en Bachillerato en la modalidad Científica y Técnica el 48,3% son mujeres, lo que quiere decir que se graduaron con más éxito que los chicos. La razón es sencilla. El peso de las tituladas sobre el total de graduados en esta modalidad es un punto mayor al de las matriculadas sobre el total de los estudiantes de la rama Científica y Técnica.
Pese al escaso éxito actual, Educación y las entidades de la 'Alianza STEAM' ratificaron hoy durante su compromiso de multiplicar esfuerzos y programas para reducir esta brecha académica de género. La ministra, Pilar Alegría, que inauguró la jornada admitió que «tenemos una asignatura pendiente como país y es la de aprovechar al máximo el talento femenino». Patricia Gabaldón, profesora y directora del grado de Economía de IE University, una de la entidades de la alianza, destacó que esta brecha genera además otras, como es la escasez de españolas en los centros de poder económico. «Más mujeres en las aulas significa más mujeres en los puestos directivos, como empresarias e inversoras y responsables en la toma de decisiones en la esfera mundial», subrayó.
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