Padres y expertos recomiendan «no aburrir» a los niños en verano con demasiado estudio

Los niños reciben "un beneficio cognitivo, ecológico y afectivo" importante en las actividades especiales que realizan durante el verano, según ha indicado el doctor en Psicología y Pedagogía y profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Valentín Martínez-Otero.

Aumentan su motivación, cultivan la convivencia, la camaradería y el respeto, aprenden a seguir y respetar normas y experimentan un desarrollo físico y psicomotor por el despliegue del cuerpo, su tonificación y por la activación de los sentidos, ha explicado.

En este sentido, el presidente de la Confederación Católica de Padres de Familia y padres de Alumnos (CONCAPA), Luis Carbonel, ha recomendado la participación en campamentos, talleres y campus de verano que organicen actividades que los niños no pueden realizar de forma habitual, como visitas culturales, juegos, talleres de actividades especiales en las que puedan desarrollarse, descansar y pasarlo bien.

De hecho, tanto CONCAPA como el presidente de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), Jesús Salido, han recordado que, en la actual coyuntura económica, muchas familias de padres y madres trabajadores o en paro no pueden costear el precio de las actividades que se ofrecen durante las vacaciones para sus hijos y que muchas "ni siquiera se irán una semana toda la familia".

Por ello, han pedido a las administraciones públicas que mantengan abiertos los colegios públicos y organicen actividades para los menores que eviten la "desigualdad" que, a juicio de Salido, se puede producir entre los niños que sí pueden participar en campamentos, cursos y otras actividades y los que, por su situación familiar, no pueden permitírselo.

No aburrir con el estudio

En este sentido, CEAPA ha defendido que durante el verano no se obligue a los niños a realizar actividades excesivamente académicas y que se "huya" de los campus y campamentos, por ejemplo, que focalicen demasiado su programa en este tipo de contenidos.

Según ha explicado el presidente del colectivo de padres a Europa Press, es necesario que durante el periodo de vacaciones realicen también otras actividades que les permitan socializarse y poner en práctica los conocimientos adquiridos durante el curso, sin que sean "más de lo mismo" y sin aburrirles.

Para ello, los responsables de la plataforma GlobalNet Solutions han recomendado calendarizar las actividades para evitar que los niños "se pasen medio día encerrados delante de libros y cuadernillos" pero reservando tiempo para el estudio. "Con entre una y dos horas diarias de lunes a viernes es más que suficiente, si no les ha quedado nada", han indicado.

Aún así, en el caso de aquellos que sí han suspendido alguna asignatura y tienen que recuperarla, han subrayado que "también tienen derecho a un descanso" y han recomendado planificar un verano dividido en dos partes en el que la primera "vaya preparando, poco a poco, la segunda mitad, donde tendrán que estudiar algo más".

La lectura, llave del aprendizaje

Por otra parte el profesor de la UCM ha recordado que la lectura "puede disfrutarse mucho" y el cultivo de la afición a la lectura por parte de los niños es "la llave para la mayor parte de los aprendizajes" debido a que proporciona aptitudes verbales e incorpora nuevos conocimientos al bagaje "lingüístico, intelectual, afectivo, social, moral y cultural del niño", además de impulsar su creatividad.

"Al leer se movilizan procesos mentales más complejos que los que habitualmente se activan al recibir mensajes audiovisuales. La experiencia lectora proporciona una oportunidad de acrecentamiento personal de la que no se puede prescindir, so pena de rebajar considerablemente la formación", ha explicado.

En este sentido, la red de academias de matemáticas y lectura Kumon han propuesto aprovechar "las horas en las que el sol les puede hacer más daño si juegan fuera" para mantener "ciertas rutinas de trabajo fundamentales" como la lectura y las matemáticas.

Para ello, ha propuesto buscar actividades que se encuentren "a medio camino entre lo lúdico y lo intelectual" como resolver un 'sudoku' o la lectura de un libro estimulante, de aventuras, por ejemplo. "En tres meses se puede echar a perder el trabajo de todo un año", han asegurado los responsables de Kumon.

Manualidades y habilidades como cocinar

Por su parte, empresas como Dawanda.es han señalado las vacaciones de verano como "el momento idóneo" para que los niños dediquen su tiempo a desarrollar otras habilidades como las manualidades, la cocina, la jardinería o la horticultura, para las que no pueden dedicar mucho tiempo durante el curso.

Además de entretenerles, este tipo de proyectos, especialmente cuando son de "largo recorrido" estimulan valores como "el compromiso y la responsabilidad", fomentan la creatividad de los menores al invitarles a probar a crear sus propias obras y "experimentar con nuevos conceptos" y potencian sus habilidades de comunicación y el pensamiento abstracto.

En el caso de la cocina, la empresa ha señalado que, gracias a determinados programas de televisión, "se ha convertido en uno de los 'hobbies' preferidos de los más pequeños de la casa". Dawanda.es ha recomendado aprovechar el tirón de esta nueva afición para que adquieran un conocimiento práctico, se diviertan y disfruten de una "experiencia social" en la cocina.

Planificación del tiempo

En este sentido, Martínez-Otero ha subrayado la importancia de "no dejar la educación de los niños a la buena ventura durante tantos meses, so pena de perjudicar su desarrollo".

En línea con la propuesta de GlobalNet Solutions, el experto en educación ha propuesto trazar conjuntamente un plan de actividades para realizar durante el periodo estival que sea "flexible" y que favorezca la formación del niño.

"Es fundamental que el niño disfrute de sus padres, de sus familiares y amigos, y que despliegue paulatinamente su autonomía merced a una utilización saludable del tiempo libre", ha señalado.

En este sentido, ha recomendado realizar este plan dialogando con los niños, en función de su edad, para que ellos mismos participen en la búsqueda de lo mejor para él y para su desarrollo teniendo en cuenta también sus gustos y necesidades. "Es una manera de hacerle madurar y de que sea partícipe de su propia formación", ha explicado el profesor de la UCM.