El traumatólogo en su consulta en el edificio Alba, en Murcia. José Luis Ros Caval

Juan José López | Traumatólogo

«La educación sanitaria debería ser obligatoria en los colegios»

Miembro del equipo de Carlos Alcaraz, pone en valor los buenos hábitos para mejorar la salud y la vida

Sábado, 24 de agosto 2024, 13:06

Sonríe cuando lo recordamos: una niña de 8 años, a la que llevaba tratando mucho tiempo, le dijo un día, cuando por fin le dio el alta definitiva: «¡Hasta 'nunki', doctor!». Él sonrió, se emocionó, se sintió aliviado, útil... Él es Juan José López (Murcia, ... 1982), especializado en traumatología deportiva e infantil y médico integrado en el equipo de Carlos Alcaraz (El Palmar, Murcia, 2003), autor de 'Hábitos para ser el número 1' (Espasa), en el que destaca «la importancia de adquirir buenos hábitos para mejorar nuestra salud y vida». Todavía le recuerdan que en su día fue Míster Murcia. Lo tiene claro: «Prefiero tragar saliva antes que levantar la voz».

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- ¿Qué último reto se ha puesto?

- Bajar el ritmo de trabajo, disfrutar más del tiempo libre. Llevo una vida muy ajetreada de muchos viajes, trabajo...; me gustaría moderarme, pero me cuesta mucho parar, estar tranquilo sin hacer nada. Voy a cumplir 42 años, a ver si consigo tomarme el día a día con un poquito más de calma [sonríe].

- ¿Por qué le cuesta bajarlo?

- Llevo toda mi vida intentando mejorar siempre en todo: en los estudios, en el trabajo, en el deporte, en las inversiones que llevas a cabo...; y nunca haces las cosas todo lo bien que quisieras.

- ¿Urgente qué es?

- Acabar con la falta de educación sanitaria,que creo que debería ser una asignatura obligatoria en los colegios. Adquirir buenos hábitos desde pequeños es fundamental, entre ellos el de aprender a alimentarse bien. Fíjese que hoy en día, por ejemplo, tenemos una epidemia tremenda de obesidad infantil, que generará unos gastos en recursos públicos futuros también tremendos. Estamos hablando de medicación para el colesterol, la tensión, los problemas cardiovasculares, las prótesis de rodillas...; y todo eso provocado por la obesidad o por una mala salud desde el comienzo.

- El origen de libro.

- El punto de partida empieza en mí, un deportista de toda la vida que, cuando cumple 30 años, ayudado por un alto nivel de estrés, empieza a tener dolores, sobre todo en la espalda. Primero una vez al mes, luego cada dos semanas, luego una vez a la semana...; y cuando tuve a mi primer hijo, y este empezó a coger peso, para manejarlo con el carricoche o cogerle del suelo, a veces tenía que pedirle ayuda a mi mujer porque se me quedaba bloqueada la espalda. Ya tenía treinta y pocos años, me consideraba una persona deportista, pero la realidad era que no estaba sano, no podía atarme bien los zapatos, tenía que tomar antiinflamatorios para poder llevar una vida normal.

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- ¿Y cuándo dijo 'hasta aquí'?

- Toqué un poquito fondo cuando vi que no podía ayudar a mi mujer embarazada de ocho meses, y que incluso la abuela de mi mujer me tenía que ayudar algún día a vestirme.

- ¿Qué decidió?

- Empezar a cambiar los hábitos y a hacer un trabajo de fuerza controlado con un entrenador personal. Y lo del entrenamiento ya no lo he dejado: actualmente entreno cinco o seis días por semana.

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- Los beneficios.

- Como voy a entrenar muy temprano, me voy a la cama mucho antes, después de haber dejado el móvil a un lado y de haber leído antes para coger un sueño placentero. Por otro lado, como quiero seguir rindiendo en el deporte y en mi vida diaria, cuido cada vez más mi alimentación. Si quieres rendir en el deporte, la mejor gasolina es una buena alimentación. Poco a poco he ido viendo cómo mi cuerpo cada vez se sentía mejor, cómo tenía más vitalidad y cómo se quitaba el dolor. Se acabó el dolor, ahora puedo coger a mis tres hijos al mismo tiempo. Obviamente, voy cumpliendo años, pero incluso a nivel de aspecto físico me veo mejor. Estoy mejor a todos los niveles. Sé lo que me ha funcionado de maravilla y se lo quiero contar a la gente.

- ¿Sobre todo a quiénes?

- A los que quieren encontrar una píldora mágica que les quite el dolor, porque no existen pildoras mágicas.

- El 'proyecto Carlos Alcaraz'.

- Formo parte de un equipo de máximo nivel que trabaja con un deportista que está al máximo nivel. Y para alcanzar esa excelencia, está claro que tienes que entrenar fuerte y tener hábitos muy saludables: buena alimentación, contacto con la naturaleza, control del estrés...

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- ¿Qué nos sienta fatal?

- El sedentarismo, estamos todo el día sentados. El sedentarismo influye en la aparición del dolor, y el dolor en que se pierda calidad de vida. Y mucha gente entra en depresión cuando tiene que lidiar con dolores que les impiden llevar una vida normal.

- ¿Preocupante qué más ve?

- La pérdida de atención, sobre todo en los jóvenes. Se está perdiendo la capacidad de atención, de concentración; se está produciendo una epidemia de pérdida de atención. Y, por otro lado, la gran alteración general del sueño que se produce en la sociedad actual. La gente en España se medica muchísimo para poder dormir, y al mismo tiempo es también muchísima la que no aguante delante de un semáforo en rojo sin ponerse inmediatamente a ver el móvil.

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- ¿Por dónde empezamos?

- Por hacer deporte. Y si se se puede, por coger a un entrenador personal titulado con el que marcarse unos objetivos de salud y calidad de vida. Cuando haces deporte, insisto, te vas a alimentar mejor, vas a intentar cumplir con tus horas de descanso, porque llegas más cansado, y te vas a sentir mejor contigo mismo.

- ¿Y a partir de ahí?

- Mejorarás también en tus relaciones sociales; serás más amable, más educado, más cariñoso con las personas que tenemos a nuestro alrededor.

- La insatisfacción.

- Ese querer siempre más y más es algo que nos puede ir devorando poco a poco. Todos tenemos que mejorar, pero también todos tenemos que parar de vez en cuando y reflexionar. Y ahí entra el tema de la meditación y el mindfulness.

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Antiestrés

«La mayoría de la gente que hace deporte tiene menos problemas psicológicos que el resto»

- ¿Qué es una realidad?

- Hay gente que está dispuesta a esforzarse por mejorar y gente que quiere que se lo den todo hecho sin esfuerzo alguno.

- ¿Le han regañado a Alcaraz por haber roto una raqueta en público?

- No hace falta regañarle porque él se autoregaña solo, reconoce sus fallos y sabe pedir disculpas. Personalmente yo he jugado mucho al tenis y no he roto ninguna raqueta, pero no conozco a nadie que no haya roto incluso más de una.

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Sin problemas de ego

- ¿Qué propone contra el malhumor?

- Deporte, sirve para todo [ríe]. El malhumor tiene que ver muchas veces con el estrés, y mi mejor fómula antiestrés, es hacer deporte por la mañana; empiezo el día supercalmado.

- ¿Cómo gestiona su ego?

- Lo llevo muy trabajado desde hace muchísimo tiempo, y me alegro, porque los egos, a todos los niveles, sobre todo mal llevados a nivel profesional y mediático, son tremendos. En su momento, cuando fui joven, lo pasé ahí un poquito regular con el tema de Mister Murcia, por ejemplo, y trabajé mucho ese tema. También lo trabajé en el hospital, donde también había mucha guerra de egos. Hoy no tengo ningún problema de ego.

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- Su deseo.

- Quiero ayudar a Carlos a que llegue a lo máximo que él quiera llegar, aportándole mi experiencia humana y como médico.

- ¿No está encantado de haberse conocido?

- [Sonríe] . En absoluto.

- ¿Qué piensa cuando algunos titulares de prensa destacan que es usted guapo?

- Cuando entré al hospital, con un expediente académico sobresaliente, tuve que escuchar cosas como 'aquí no se viene a desfilar'...; en fin, mientras no se invente que he estado en la cárcel o cosas así...

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- ¿Qué admira por encima de todo de Carlos Alcaraz?

- Es aluciante verle dar su mejor versión en los momentos de mayor presión. Y otra cosa admirable es que sigue siendo pese a tantos triunfos un chico de El Palmar. Es un chico cien por cien normal.

- ¿No se le puede ir la cabeza?

- Si ya no ha pasado, es difícil que le pase. Su familia está ahí siempre para lo bueno y para lo malo, igual que todo su equipo. Y todos le decimos lo importante que es en esta vida que la gente te quiera por tus valores y tu comportamiento, tan importantes o más que los éxitos. Nos gustaría que no se equivocase jamás en nada, pero tiene derecho a poder equivocarse y a tomar sus propias decisiones.

Un chico cien por cien «normal»

«Si Carlos no ha perdido ya la cabeza es difícil que le pase. Su familia y su equipo están ahí siempre para lo bueno y lo malo»

- La década de los 40.

- Tengo clarísimo que no la cambiaría por la de los 20, ni mucho menos. Ahora tengo una capacidad de disfrutar de la vida que no tenía antes.

- El paso del tiempo.

- Tampoco hay que obsesionarse con algo tan natural como que todos vamos a envejecer y a morir. Vale, combatamos el paso del tiempo, pero con hábitos naturales y no engañándonos cayendo en lo artificial y usando filtros.

- ¿Usted ha necesitado ayuda psicológica?

- No, pero conozco a muchísima gente que sí. Entre otras cosas, creo que en mi caso no la he necesitado porque tengo una buena confidente: mi mujer. Y, no tengo duda, porque la práctica del deporte ayuda también mucho al bienestar mental. La mayoría de gente que hace deporte tiene menos problemas psicológicos que el resto.

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- ¿De qué tipo de gente procura apartarse?

- Hay que aprender a detectar a las personas que te pueden robar la energía.

- ¿Qué las suele caracterizar?

- Suelen ser personas que hablan mucho de sí mismas, 'yo, yo, yo, yo', y a las que les gusta mostrar todo lo que tienen, 'yo tengo esto, y lo otro, y además tengo...'. Hay que rodearse de gente que sume.

Alerta

«Hay que aprender a detectar a las personas que te pueden robar la energía, esas del 'yo, yo, yo', y del 'tengo, tengo'»

- ¿Qué le cambió la vida?

- La muerte de mi padre, una pesadilla de la que llegué a pensar que no me despertaría. Va a hacer seis años que falleció, tenía 57 años. Estaba haciendo gimnasia en el club de tenis de Algezares...; Yo estaba en Croacia, en una olimpiada de tenis para médicos. Estaba a punto de comenzar un partido cuando me llamó un compañero del hospital. Me dijeron que podría haber sufrido un golpe de calor y que lo mejor era que regresase a Murcia. No me lo pensé. Cuando llegué, mi padre estaba en la UCI; falleció en su propio lugar de trabajo. Tuvimos que decidir si queríamos donar sus órganos o no. ¡Claro que sí, sobre eso no había duda! Cuando murió, pensé: «Peor que ahora no me voy a sentir en la vida». Tenía una pena tremenda. Ha sido el gran palo que la vida me ha dado, aunque he podido salir de ese pozo. Me encantaría que estuviese aquí, ¡lo que yo hubiera dado porque hubiese estado en mi boda! Se fue sin ser abuelo. Bueno... lo normal es que un hijo vea morirse a su padre; lo contrario es lo terrible y pasa todos los días: padres que ven morir a sus hijos. Entonces mi madre también me preocupaba muchísimo, pero, afortunadamente, ella también ha salido.

- ¿Y qué enseñanza le dejó?

- Tengo 41 años, mi padre falleció con 57. Pienso que por lo menos tengo que vivir hasta esa edad, y hacerlo priorizando lo verdaderamente importante: lo primero, la familia.

- ¿De niño qué quería ser?

- Con 10 años, tenista profesional (sonríe).

- ¿Qué ha podido comprobar?

- Si das cariño, recibes cariño.

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