f. morales
Viernes, 10 de diciembre 2021, 15:27
Bernardo Montoya, el acusado de asesinar a la profesora zamorana Laura Luelmo, ha sido condenado a prisión permanente revisable por la Audiencia Provincial de Huelva tras el veredicto de culpabilidad emitido por un juzgado popular.
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En concreto, Montoya fue acusado de agredir sexualmente y asesinar ... en El Campillo (Huelva) a la profesora de 26 años, por lo que se le impone 17 años y medio de cárcel además de tener que indemnizar con un total de 400.000 euros a los padres y hermanos de la víctima.
La Audiencia recuerda que, en su veredicto, el jurado declaró probado que los hechos se produjeron sobre las 17,30 horas del día 12 de diciembre de 2018, cuando la joven regresaba de hacer la compra en un supermercado y fue abordada por el condenado. El jurado popular, conformado por cinco hombres y cuatro mujeres, lo declaró culpable de todos los cargos en noviembre, tras alcanzar el veredicto por unanimidad tras seis horas de deliberación.
El cuerpo de la joven, que estaba recién llegada a la localidad para impartir clases en el instituto del vecino municipio de Nerva, fue encontrado en la zona de monte conocida como Las Mimbreras, a las afueras de El Campillo. Allí residía en la misma calle que su presunto asesino, quien fue detenido pocos días después de la desaparición, el 18 de ese mismo mes.
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Fue durante la última sesión del juicio, haciendo uso de su derecho constitucional a la última palabra, cuando Montoya reconoció haber transportado el cuerpo de Luelmo y pidió perdón a la familia de la joven. No obstante, en ningún momento del juicio, que se desarrolló durante cuatro sesiones, el acusado reconoció los cargos de asesinato, detención ilegal y agresión sexual que se le imputaban.
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Aún así, la Audiencia considera que «es claro que la detención ilegal de la víctima constituyó un medio para la posterior agresión sexual», por lo que el encierro» de la víctima en la casa del encausado «fue el medio utilizado para poder realizar seguidamente la agresión, y no tiene sentido ni finalidad sin ella».
Como se recoge en la sentencia, el acusado introdujo a Luelmo en su casa a la fuerza «con intención de agredirla sexualmente», de modo que, una vez dentro de la casa, el condenado cerró la puerta, «impidiendo» que la víctima saliera de la vivienda y que se le prestase auxilio, comenzando en ese momento a propinarle «fuertes» golpes.
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Estos golpes, explica la sentencia, se produjeron mediante puñetazos, utilizando para ello además un objeto contundente, y para lo que el acusado «le ató las manos a la espalda y le tapó la boca con cinta adhesiva», trasladándola a uno de los dormitorios del inmueble, donde la agredió sexualmente.
Para evitar que se conociera la comisión de los hechos, el acusado, prosigue la sentencia dada a conocer este viernes, Montoya le asestó un fuerte golpe y, «encontrándose aún con vida», a Luelmo la envolvió en una manta y la introdujo en el maletero de su coche, al igual que objetos personales de la joven como su teléfono móvil.
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El acusado, una vez en el vehículo, realizó un recorrido por los términos municipales de Minas de Riotinto, Nerva y El Campillo, dirigiéndose finalmente a un concreto paraje donde, entre las 19,44 y las 20,42 horas, dejó el cuerpo de la fallecida con las manos atadas a la espalda, así como el resto de los objetos con la excepción del teléfono móvil, en una zona escarpada y de difícil acceso, todo ello «con intención de que su cuerpo no fuera hallado y sin comunicar el paradero del mismo hasta su detención», concluye la sentencia.
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