N.C.
Miércoles, 23 de noviembre 2022, 12:14
«Llevaba treinta años sin nevar en estas fechas y lo hace hoy», lamentaba el palentino Alberto Abarquero el sábado, minutos antes de su boda, cuando se encontraba atrapado en la carretera debido a la gran nevada que había caído en la N-135 a ... la altura de Roncesvalles (Navarra) donde un camión había volcado y se encontraba bloqueando el tráfico. El autobús que transportaba a los invitados se quedó atrapado, igual que una veintena de coches, entre los que se encontraban el propio novio y el cura que iba a oficiar la ceremonia. «Cuando empezamos a subir el puerto y empecé a ver cómo nevaba, comencé a inquietarme. Me llamaron varios invitados diciéndome que se habían quedado atascados, pero creí que era una broma. Hasta que el coche en el que iba con mis padres no alcanzó el autobús, no fui consciente de la situación», explica Alberto Abarquero.
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Protección Civil y Emergencias del Gobierno de Navarra limpiaron la carretera y se restableció la circulación, pero el problema persistió ya que el autobús no podía reanudar la marcha, puesto que le patinaban las ruedas. «Estaba muy preocupado por los invitados, pero enseguida se comenzó a calmar la situación y Guardia Civil y la gente se volcó en ayudarnos», señala. Fue una hora y cuarto de espera, pero acabó en un final feliz ya que tanto el novio, como el propio cura y los invitados llegaron hasta la Real Colegiata de Roncesvalles.
Allí se encontraba la novia, Andrea Utrilla, quien todavía a esa hora no había tomado conciencia de lo que estaba ocurriendo, ya que se encontraba en Burguete, el pueblo de sus raíces familiares situado a dos kilómetros de Roncesvalles. «Tanto ella como su familia no sabía bien lo que estaba pasando realmente hasta que llegamos, pero estaba más tranquila que nosotros», agrega el novio.
El fotógrafo, Matt Kolf, al verse atrapado en la carretera, decidió ir andando hasta la Real Colegiata de Roncesvalles. Fue un vecino que pasaba por allí quien le recogió y le llevó en su todoterreno hasta el templo, donde la ceremonia comenzó a la una y cuarto en vez de a las doce del mediodía. Tras oficiarse la misa, los novios y los invitados se trasladaron sin problema hasta la ciudad de Pamplona, donde se celebró la comida. La pareja asegura que contaban con que pudiera llover, pero nunca imaginaron que nevase de esta forma. Después del susto y una celebración sin más contratiempos, los novios ya están preparando las maletas para volar este martes hasta Costa Rica donde, sin duda, van a poder olvidarse de la nieve por unos días.
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