Tudelilla, una realidad rural donde la mujer es primera persona y se apuesta por la igualdad de género

El desarrollo de políticas de igualdad en el municipio queda materializado en diferentes proyectos que buscan respaldar a veteranos y noveles, a trabajadores y desempleados, a asociaciones y nuevos inquilinos. «Para la gente mayor de pueblo, hay mucha dinamización: gimnasia, ejercicios para trabajar la memoria, fisioterapia, podóloga, comida a domicilio, etc.», enumera Otaño.

Para los más pequeños, «hay ludoteca, inglés, ordenadores; un montón de actividades extraescolares» y, en este sentido, destaca el papel de Silvia Gil de Muro, dinamizadora sociocultural en Tudelilla. «Además, hay ayudas a la vivienda para afrontar el reto demográfico, y para los diferentes profesionales, cursos de formación y emprendimiento en el mundo rural», explica. En el pueblo, los agricultores son autónomos y eso fomenta el cooperativismo.

En estos lares, la mujer juega el mismo papel que el hombre «en el campo, la hostelería, los comercios, la industria de calzado, y en el tema de los cuidados sigue llevando el peso». Más que cambios significativos producidos en los últimos años, ha habido una «progresión continua» en la conquista de un espacio igualitario. «Hace años, igual se miraba mal a una mujer en el campo, quizá su presencia era más puntual».

«Esta es una villa muy unida y la gente tiene mucho arraigo por la tierra. La viticultura tiene unas características especiales que se trasladan a los vinos. Confiamos en el desarrollo sostenible, en la calidad de vida y, por supuesto, en la igualdad de género», incide en la esencia de una localidad que también es ejemplo de integración de nacionalidades y de provisión de servicios.

¿Qué sería de Tudelilla y tantos núcleos rurales sin las mujeres? «Esa es una buena pregunta», la atrapa al vuelo María Cruz Marzo, presidenta de la Asociación de Mujeres. «En el mundo rural, somos primera persona. Ayudamos, cuidamos, estamos siempre al pie del cañón, estamos para todo. Yo, además, soy agricultora, con el sacrificio que eso supone, pero se vive bien», añade convencida.

«No había tenido mucha relación previa con la asociación porque tenía niños pequeños y es difícil», excusa lo que no debería ser explicado. Ella asumió el liderazgo de la asociación hace seis años, como relevo de la anterior presidenta, ya jubilada. «Ahora mismo, somos 62 mujeres. Hacemos muchas actividades y hay mucha participación, así que nos motivamos mutuamente», expresa con orgullo y agradecimiento a sus convecinas. «El ayuntamiento nos cede un espacio para las actividades y gratis, todo hay que decirlo», agrega.

Baile, yoga, Pilates, manualidades, charlas, consejos de seguridad, degustaciones, excursiones... «Las charlas, por ejemplo, también son para los hombres, los implicamos y ellos aplauden lo que hacemos», reseña. Durante la pandemia y ante el obligado parón de actividades, las mujeres de la asociación se pusieron manos a la obra y donaron batas para la Residencia de Ancianos de Lardero, y delantales para la residencia de ancianos de Soria los Royales.

Ahora mismo, para seguir activas, «los viernes proponemos y hacemos recetas caseras de aquí». Normalmente, el 8 de marzo «es un día de homenaje a la socia de mayor edad -placa y ramo de flores incluidos-, hacemos comida y baile».

En Tudelilla, además de mucho campo -viñas, olivos, almendros-, hay comercios, carpintería, una explotación avícola, una fábrica de calzado, gestoría, centro médico, farmacia... Paula Hurtado atiende la apoteca desde el año 2009, yendo y viniendo diariamente a Logroño, donde reside. «La aceptación fue muy buena desde el principio. Me han tratado con mucho cariño y respeto», corresponde.

«Aunque Farmacia es una carrera muy de mujer, así quedaba claro en la asistencia a las aulas, es cierto que en el mundo rural era más habitual ver a hombres», expone. «Como el médico suele cambiar con cierta frecuencia, soy la referencia también en aspectos sanitarios, aunque cada uno sabe de lo suyo», advierte.

En Tudelilla, como en cualquier otro pueblo, «pesa el factor despoblación», la gran amenaza para el futuro de todos. «No hay ayudas suficientes en la práctica, aunque luego se habla mucho de este tema y hay muy buenas intenciones que se quedan a medio camino. La consecuencia directa de una pérdida de población es una pérdida de servicios», previene. En su trabajo en el mundo rural, aprecia un «horario cómodo, sin guardias» y la «confianza» de la gente, pero la conciliación familiar y laboral «es complicada».

Raquel Bretón (presidenta de la Asociación de Amigos de Tudelilla), Mari Paz Marrodán (al frente de una tienda de alimentación), Magdalena Cedeño (bar La Cañada), Coro Cabello y Aida Domínguez (bar El Frontón), Mercedes González (secretaria municipal) o Manola Montiel y Mamen Fernández (concejalas) son algunos de los nombres que trabajan diariamente y sin artificios por la normalidad de una vida rural sin condicionantes de género. En primera persona.