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8M: Sobran los motivos

Retos. El lema «Igualdad de género hoy para un mañana sostenible» recoge un reto de futuro que sitúa la igualdad de mujeres y hombres como eje. Pero hay otros desafíos que esperan a las mujeres en los próximos años

L. R.

Martes, 8 de marzo 2022, 01:00

Por más vueltas que se le dé, aún no se contabiliza un empate entre la mujer y el hombre si de tareas y responsabilidades dentro y fuera del hogar hablamos. Así, y según datos de Theglobalist, las mujeres realizan el 66% del trabajo mundial y producen el 50% de los alimentos, pero ellas ganan solo el 10% de los ingresos y solo tienen el 1% de la propiedad. También choca que entre los 197 países del mundo, sólo 20 tengan mujeres con cargo como jefas de estado.

Las mujeres superan a los hombres en logros educativos, con el 60% de los graduados universitarios. Mientras que dos tercios de ellas se gradúan en humanidades y artes, los hombres dominan las ciencias con el 60% de graduados.

Actualmente, más niñas que niños completan su educación secundaria en 32 de los 34 países de la OCDE, lo que representa alrededor del 60% del total.

En los negocios, la brecha es amplia. Por ejemplo, solo 39 de los directores ejecutivos de las empresas Fortune 500 son mujeres.

Los estudios confirman una relación directa entre la brecha de género en las oportunidades económicas y el crecimiento económico. Por el contrario, cuanto menor es la brecha de género de un país, mayor es su productividad económica. Para este 8M, ONU Mujeres ha propuesto el lema «Igualdad de género hoy para un mañana sostenible». Se trata de un reto de futuro que sitúa la igualdad de mujeres y hombres como eje vertebrador. Pero hay otros desafíos que les esperan a las mujeres en los próximos años y sobre ellos han reflexionado las expertas de la UOC Pastora Martínez Samper (vicerrectora de Globalización y Cooperación), Sylvie Pérez (profesora de Psicología y Ciencias de la Educación), Maria Olivella (Coordinadora de la Unidad de Igualdad), Susanna Tesconi (profesora de Informática, Multimedia y Telecomunicación), Mayo Fuster Morell (directora de la Cátedra Barcelona-UOC en Economía Digital), Lídia Arroyo (investigadora del IN3) y Begonya Enguix (directora del grado de Antropología y Evolución Humana).

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    Eduación en igualdad y con perspectiva de género

Insistir en la educación no sexista es el único camino para construir una sociedad realmente igualitaria. Y educar en igualdad es «educar en la diversidad», advierte la experta Sylvie Pérez, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación. Desde etapas tempranas «hay que hablar de aceptación de las diferencias y no partir de una situación de inferioridad por ser mujer». Pérez pone el acento en varias cuestiones: verbalizar ante los niños las situaciones cotidianas en las que una mujer es considerada inferior; desterrar la visión de debilidad que en muchos espacios se ofrece de la mujer; conseguir que los adultos actúen como referentes de los menores y empoderar a las profesoras, ya que la inmensa mayoría de docentes son mujeres y «esto contribuye a que la educación parezca una cosa solo de ellas y a que se perpetúen roles de género».En la educación superior, Pastora Martínez Samper, vicerrectora de la UOC, explica que «es imprescindible introducir esta mirada en el diseño de la docencia, para no transmitir a nuestro estudiantado un conocimiento androcéntrico, que perpetúe y reproduzca estereotipos de género que crean desigualdad, y para transmitir a nuestras estudiantes la idea de que el conocimiento académico es para ellas, habla de ellas y puede ser producido por ellas».

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    Romper la brecha digital de género

Uno de los muchos factores que acentúan la brecha salarial es la brecha digital de género; es decir, un acceso desigual a las tecnologías de la comunicación e información. «Deberíamos hablar de brechas digitales y no de brecha», opina Maria Olivella, coordinadora de la Unidad de Igualdad de la UOC. Para superar esta brecha es fundamental aplicar la perspectiva de género en las tecnologías. Trabajar sin esa perspectiva excluye a una parte de las personas usuarias, ya que despojar a la tecnología de este factor hace que se fabriquen productos no inclusivos.

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    Reforzar el concepto de economía feminista

Uno de los muchos factores que acentúan la brecha salarial es la brecha digital de género; es decir, un acceso desigual a las tecnologías de la comunicación e información. «Deberíamos hablar de brechas digitales y no de brecha», opina Maria Olivella, coordinadora de la Unidad de Igualdad de la UOC. Para superar esta brecha es fundamental aplicar la perspectiva de género en las tecnologías. Trabajar sin esa perspectiva excluye a una parte de las personas usuarias, ya que despojar a la tecnología de este factor hace que se fabriquen productos no inclusivos.

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    Incorporar los cuidados a las políticas sociales y económicas

El asunto de los cuidados no es menor. Incide en la desigualdad el que los cuidados estén ligados a la mujer, con los riesgos de salud y brecha salarial que comporta. Toca cambiar la perspectiva de que están ligados al ámbito familiar. «Cuidar de otros es un trabajo: no tiene que ver solo con las relaciones privadas», apunta Mayo Fuster. «La economía clásica asume que no necesitamos cuidados. La economía hoy no tiene en cuenta la condición humana de la vulnerabilidad», añade. Y se plantea la necesidad de integrar a los hombres en los cuidados.

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    Empoderar a mujeres trans, migrantes y racializadas

Si en los primeros compases del feminismo la imagen colectiva era la de la mujer blanca y del primer mundo, actualmente esa visión ha cambiado y el feminismo se embarca en el reto de la plena integración de las mujeres trans, migrantes o racializadas desde una perspectiva interseccional. «El sexismo no es igual para una mujer blanca de ochenta años que para una niña negra de siete», indica Fuster, que también apunta en esta otra dirección: ir más allá de la dualidad mujer/hombre y tener en cuenta todas las diversidades de género.

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    Dar protagonismo a las mujeres científicas e intelectuales

Salirse de los roles de género o de las áreas históricamente ocupadas por la mujer sigue estando muy castigado. «Te dicen que no vas a encontrar pareja, que vas a sufrir... Es un discurso demasiado generalizado y lo repetimos constantemente». Por eso, visibilizar referentes de conocimiento femeninos es importante. En el curso 2019-2020, el 55,7% de los universitarios fueron mujeres. Sin embargo, indica Olivella, «seguimos estando en un segundo plano». «Hace falta un cambio de paradigma. Estamos ante un problema sistémico de discriminación de la mujer».

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    Retomar la unidad de los feminismos

La postura frente a la prostitución (abolicionista o no) y sobre la 'ley trans' ha dividido a los feminismos. Reunirlos y acercar posturas es otro de los retos urgentes de los próximos años. Begonya Enguix Grau, directora del grado de Antropología y Evolución Humana de la UOC y coordinadora del grupo de investigación MEDUSA, opina que «la cuestión trans ni rompe ni debe romper el avance feminista, que, en el actual contexto de auge populista antigénero, debe mantenerse firme en la defensa de la diversidad, la pluralidad y los derechos adquiridos».

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    Comunicar más y mejor la violencia física y sexual hacia la mujer

Las ideologías que quieren naturalizar la desigualdad de clases, razas o género han vuelto a tener legitimidad», advierte Maria Olivella. En este contexto actual, un debate que parecía empezar a superarse vuelve a cuestionarse. Este retroceso en los derechos de la mujer anuncia otro de los retos: hacer llegar (de nuevo) a todos los estratos de la sociedad la idea de que la violencia física y sexual la determina el género. En España, un 80 % de las víctimas de abusos sexuales que solicitan ayudas públicas se quedan sin compensación. Las violencias de género «han salido del armario», explica Maria Olivella, y frente a movimientos como el #MeToo se sitúan posturas antifeministas que niegan la existencia de dichas violencias. Se impone acompañar a las víctimas y preservar sus derechos. Y se trata de una problemática pública que involucra, o debe hacerlo, a las instituciones de todos los ámbitos. Begonya Enguix considera que «esta visión reactiva, sin dejar de ser cierta, es parcial», y posturas que parecían desaparecidas han emergido con fuerza. Para romper este mantra de ciertos sectores que afirma que la igualdad ya existe o que el feminismo ya no es necesario, se precisa «una mirada crítica que pase por la pedagogía y la confrontación con los datos 'reales'».

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