Descubren cinco esqueletos, entre ellos un bebé, bajo la residencia de Göring en la Guarida del Lobo

La residencia de Göring en Prusia Oriental se consideraba hasta ahora completamente estudiada por los expertos, pero al levantar uno de sus suelos de madera en la planta baja aparecieron recientemente a solo diez centímetros de profundidad en la tierra restos humanos. Tras alertar a la policía y un equipo forense, se procedió a su exhumación y se recuperaron en total los esqueletos de cinco personas, tres adultos, un adolescente y un bebé de meses, cuya identidad se desconoce. El misterio sobre esas personas se ha visto acrecentado por el hecho de que a todas ellas les faltan los huesos de pies y manos, según informa este martes el portal 'Spiegel Online'. Es posible que esas extremidades se descompusieran con el tiempo hasta desaparecer, pero se supone que fueron amputadas antes del enterramiento.

Bartozewski considera probable que los cadáveres fueran depositados en ese lugar tras la construcción del edificio. «Quienes colocaron las tuberías bajo tierra tendrían que haber descubierto los restos humanos», afirma el historiador, que no descarta la posibilidad de que el propio Göring supiera del enterramiento. No se descarta, sin embargo, que los cuerpos de las cinco personas fueran enterradas tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y que fueran víctimas de una masacre que nada tiene que ver con los nazis.

Los arqueólogos e historiadores no hallaron tampoco en el lugar restos de ropa o joyas y consideran que esas personas pudieron ser enterradas desnudas. El caso es investigado por una fiscalía polaca, que todavía no ha hecho públicas sus conclusiones.

El siniestro descubrimiento casa bien con la Guarida del Lobo, tétrico lugar de la historia alemana desde el que los nazis dirigieron su campaña bélica contra la Unión Soviética. La ubicación del complejo, construido a partir de 1940, fue elegida de manera precisa. Los grandes lagos de Masuria que se extienden hacia el este constituían un obstáculo difícil de superar para el ejército soviético, mientras que los páramos y densos bosques de los alrededores dificultaban las operaciones aerotransportadas.

Adolf Hitler pasó en la Guarida del Lobo más tiempo que en cualquier otro lugar durante el conflicto bélico. En total más de 800 días. El dictador se sentía seguro en ese refugio, aunque estuvo a punto de perder la vida en él. En el atentado con explosivos protagonizado por el oficial Claus Schenk, conde de Stauffenberg, Hitler resultó levemente herido, mientras cuatro altos militares resultaron muertos.

El recinto, que ocupa una superficie de 57 hectáreas, fue evacuado en noviembre de 1944 ante el avance de las tropas del Ejército Rojo. Artificieros del ejército germano volaron por los aires una buena parte de los edificios del complejo en enero de 1945. Las voladuras no consiguieron destruir, sin embargo, una buena parte de los búnkeres levantados para resistir bombardeos y que hoy siguen en pie.

Entre el final de la guerra y 1955, especialistas polacos retiraron más de 54.000 minas que los nazis habían sembrado en el entorno del cuartel general. Desde 1959, la Guarida del Lobo es una atracción turística que recibe anualmente más de 200.000 visitantes de todo el mundo.