Ana Justel: «La Antártida es una pieza clave del planeta, nuestro gran congelador»

-¿En qué trabaja ahora?

-Codirijo un proyecto de microbiología y estadística en la Antártida. Estamos estudiando la distribución y dispersión de los delos microorganismos que circulan por el aire para ver su capacidad de colonización de los ambientes que quedan desglaciados recientemente con el cambio climático.

-¿Por qué es tan importante?

-Porque los microorganismos son los ecosistemas terrestres más abundantes que hay en la Antártida y están muy amenazados por el cambio climático, sobre todo aquellos organismos que están más adaptados a las temperaturas bajas y extremas. Ahora están más vulnerables a las nuevas especies invasoras que llegan por diferentes vías y tienen mejor capacidad de adaptación.

-¿Qué dificultades tiene la investigación allí?

-Tienes un tiempo muy limitado para realizarla, muy pocos días al año, y está muy sujeta a los problemas que puedan surgir. En este sentido, el tiempo de muestreo es muy escaso. Se aprovecha al máximo para sacar la máxima información y traer las muestras a España.

-¿Qué reclaman?

-Tenemos dificultades para contratar estudiantes de doctorado. Lo que más necesitamos es un apoyo para el personal en formación. Aunque hay mucho apoyo y muchas becas, esa quizá es la parte más necesaria porque es importante que haya un relevo generacional.

-¿Por qué la Antártida es un sensor del estado del planeta?

-Es una pieza clave para que el planeta funcione. Las condiciones que se dan en la Antártida, que quedan controladas por la corriente circumpolar, hacen que sea como una nevera, un congelador que mantiene las temperaturas. Un cambio importante en la Antártida puede tener repercusiones inmensas en el resto del planeta. Lo más obvio es la subida de los niveles del mar, pero también la desaparición de algunas especies que son críticas porque son las especies mejor adaptadas a las condiciones extremas.