Crimen de la mujer decapitada en Marbella: un detenido y una identidad por confirmar

Unos clientes de un restaurante de Marbella divisaron el cuerpo flotando mar adentro. Ellos dieron la voz de alarma sobre las cinco de la tarde del domingo. Llamaron a la policía e incluso se ofrecieron a lanzarse al agua para rescatar a la víctima, creyendo que aún podía estar con vida. Los agentes se lo desaconsejaron ante el temporal reinante en la zona y enviaron una patrulla, que confirmó el macabro hallazgo.

La investigación se antojaba tremendamente compleja. La persona o personas que estaban detrás de la muerte habían tomado precauciones para evitar que la víctima fuese identificada. Le habían amputado los dos principales medios que se utilizan para cotejar la identidad: las huellas dactilares y el rostro o, en su defecto, las piezas dentales.

La víctima presentaba un amplio corte en el abdomen, lo que en un primer momento hizo pensar en la posibilidad de que se tratara de una mula, que es como se denomina a las personas que utilizan su cuerpo para transportar droga. La hipótesis era que la mujer podía haber muerto al romperse alguna cápsula de cocaína dentro del organismo y los narcos, antes de deshacerse del cadáver, le habían extraído el botín. Y el mar habría hecho el resto.

No obstante, inicialmente no había un solo indicio que apuntalara dicha tesis, más allá de los antecedentes que reúne la provincia. En 2010, se halló en Ojén el cuerpo sin vida de un hombre con un corte en el abdomen cosido con hilo de pescar porque le habían extraído el kilo de cocaína que transportaba; en 2017, se encontró un cadáver carbonizado entre Estepona y Jubrique con varias cápsulas de droga dentro.

Esa hipótesis inicial, que ha ido perdiendo fuerza con el paso de las horas, quedó pendiente de la autopsia, que comenzó este lunes en el Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga y que previsiblemente terminará en el día de hoy. La data también resultará tremendamente importante. A juzgar por el estado del cuerpo, las fuentes consultadas indicaron que llevaría poco tiempo en el agua.

Mientras los agentes de la Guardia Civil tratan de identificar a la víctima, las redes sociales abrieron una inesperada vía de investigación. Los vídeos grabados en la playa donde se veía el cadáver de la mujer acabaron en el móvil de alguien que creyó reconocer en ellos a una familiar que llevaba horas desaparecida.

La noche del domingo, la Policía Nacional recibió la llamada de unas personas que querían informar de que el cadáver que apareció flotando frente a la urbanización Marbesa podía ser el de su hermana. Pese a que no tenía ni manos ni cabeza, se basaban en algunas características de su anatomía para apoyar esa sospecha.

Estas personas contaron a los agentes que su hermana, que trabajaría en el servicio doméstico, llevaba en paradero desconocido desde la mañana del domingo, cuando salió del domicilio en el que estaba empleada. Y añadieron un detalle tremendamente inquietante: la mujer habría sido víctima de la violencia de género.

De hecho, fueron ellos mismos los que, a finales de diciembre, denunciaron a un hombre que, al parecer, había mantenido una breve relación sentimental con su hermana porque, a su juicio, la maltrataba. Ella lo confirmó y al individuo se le impuso una orden de alejamiento que, según estos familiares, él habría vulnerado, ya que supuestamente había seguido molestando y amenazando a la víctima.

La Policía Nacional comenzó a seguir esta pista y este lunes por la mañana localizó al hombre. Inicialmente, se le ha detenido por un presunto delito de quebrantamiento de la medida de protección y se ha realizado un registro en su domicilio, que él mismo ha autorizado. No hay pista ni prueba alguna que lo vincule con el cadáver de la playa. Ni, por ahora, se le investiga por ello. Sencillamente se ha llegado hasta él por el testimonio de unos familiares que han creído reconocer los restos de su hermana en ese cuerpo mutilado. Ni más ni menos.

Paralelamente, la Guardia Civil, que se hizo cargo de la investigación al tratarse de un cuerpo hallado en el mar, continúa trabajando en la identificación de la víctima, aunque ahora con la colaboración de la Policía Nacional. Ya se han empezado a realizar pruebas de ADN para intentar poner nombre y apellidos al cadáver.