La conexión española del pastor pederasta del Séptimo Día

Fue la propia Iglesia Adventista del Séptimo Día, a la que pertenecía el condenado, la que denunció a Herthel en mayo de 2023. La congregación informó al FBI de que este pastor podía estar envuelto en una relación sexual con un menor que vivía en Venezuela y en sus primeras pesquisas, los agentes descubrieron que había enviado a este niño imágenes de él mismo masturbándose y que, a petición del religioso, este le había mandado vídeos similares.

Líder espiritual de este riguroso credo cristiano protestante en la ciudad de Green Bay (Wisconsin), Herthel cometió su primer delito en Ecuador, el destino inicial de su ruta como misionero. Allí se encontró con su primera víctima, que pedía limosna en la calle, y cuando el adolescente y su madre regresaron a su Venezuela natal, se produjo el intercambio de vídeos. En su declaración ante el tribunal que lo juzgó, Herthel reconoció que sabía que se trataba de un menor de edad y que a cambio de imágenes sexuales explícitas, él le enviaba dinero a través de aplicaciones de pago 'on-line'.

Poco después de este delito, Herthel inició su segundo acercamiento a un menor. En esta ocasión, se trataba de un adolescente que vivía en Cuba y con el que, al principio, llevó a cabo el mismo 'modus operandi', un intercambio de imágenes de explícito contenido sexual. Pero en este caso, el religioso quiso ir más allá: planeó trasladar al menor a Estados Unidos para estar más cerca de él, pero pensó en España como un país puente entre Norteamérica y la isla caribeña para cumplir con su objetivo. La documentación del Departamento de Justicia estadounidense muestra que Herthel pagó el viaje del menor a España, donde se reunió con él en varias ocasiones «estableciendo una relación sexual». Finalmente, la investigación descubrió que mientras mantenía esta relación en España, Herthel también pedía vídeos a otro menor en Cuba, su tercera víctima.

El magistrado William Griesbach, encargado de redactar la sentencia, resaltó el «enorme temor psicológico y emocional» que el condenado imponía a sus víctimas, juzgó su actitud como «terrible» y «un abuso de autoridad espiritual» y justificó la alta pena en la necesidad de «disuadir» a posibles delincuentes del mismo perfil.

Además de los 15 años de prisión, Herthel pasará otros 20 años en libertad vigilada e ingresará durante toda su vida en el registro de agresores sexuales.

Durante el proceso, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, que tiene 20 millones de fieles en todo el mundo, mostró su consternación por los «abominables» delitos de su pastor. La dirección de la Iglesia cesó en su puesto a Herthel y revocó su ordenación y sus credenciales como religioso. «Tenemos la esperanza de que la rápida denuncia al conocer las graves acusaciones haya podido haber evitado males mayores».