Concurso hípico sin relinchos

Con vídeo incluido, esta joven polaca de 19 años –que abrevia su nombre y firma Kht– se presenta como «deportista, saltadora y entrenadora». Después de asegurarse el oro, intentó batir la marca mundial, de 144. «Superarlo sería el nuevo récord mundial oficial con un caballito. Estoy muy orgullosa de estos saltos. El trabajo duro dio sus frutos».

«Para algunos puede parecer gracioso, pero es mucho más difícil de lo que parece», prosigue, adelantándose a la crítica. «Es como las pruebas de pista y campo del atletismo pero con las reglas reales de la equitación. Los jinetes tenemos que ser ágiles y tener imaginación».

Los aficionados a los caballos de juguete se reúnen desde hace diez años y ahora se reparten en catorce categorías (serán 18 en 2025), incluidas «doma» –reservada sólo para finlandeses–, pruebas de pista y «equitación western». Este verano hubo participantes de 21 países bajo el techo del Seinäjoki Arena, aseguran los organizadores, que cobran la entrada a unos 15 euros. Los caballos, además, son hechos a mano.

Según la web oficial, ya se trabaja en la competición del próximo año en Seinäjoki, una región finlandesa a 18 horas de España, y se convoca al nuevo personal. Esta semana se solicitaron fotógrafos. Para ser seleccionado a tan insigne trabajo de verano hay que postularse (al correo smtuottajat@skhhry.fi ), con portafolio y una biografía. «Buscamos personas seguras de sí mismas y responsables que tengan al menos 15 años». Y avisan: no tenemos cámaras para prestar. A cambio, hay comidas, siempre que se trabaje al menos seis horas diarias, y reembolso del coste del traslado a «uno de los eventos más esperados del año».

El 'Finnish Hobbyhorse Championships' «promete ser aún más espectacular y emocionante que nunca», dicen sus creadores, que cuentan con un puñado de patrocinadores y planean una zona comercial para la venta de los caballitos y sus accesorios, un nuevo espacio para el descanso de los jockers, un área de calentamiento, un «gran campo de doma» y la zona de asientos para el público. Otra ventaja es que no se necesitan caballerizas ni hay que dar de comer a los animales.