policía nacional

Un coche de juguete y una película delatan a un pederasta que subía vídeos a la 'Dark web'

El detenido, que actuaba como entrenador de fútbol base, escogía a sus víctimas en su entorno más cercano

Juan Cano

Málaga

Lunes, 23 de enero 2023, 12:55

Nunca mostraba su rostro. Lo máximo que dejó ver de su fisonomía fue una ceja, un ojo y parte del pelo. En otra imagen se apreciaba una mancha blanquecina en un costado. Y unas manos. Eso es todo lo que tenían de él. Un monstruo ... sin cara ni nombre que abusaba de niños de corta edad y difundía los vídeos de las violaciones a través de la 'Dark web' (web oscura), que es aquella parte de Internet diseñada para ocultar la identidad y alojar contenidos secretos. En la práctica, viene a ser el alcantarillado por el que discurre toda la podredumbre del ser humano y los negocios más turbios bajo una supuesta garantía de anonimato. O eso creen, porque la policía cuenta con especialistas capaces de sumergirse en ese lodazal.

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Un agente de Queensland (Australia) se topó casualmente con esos vídeos durante sus labores de rastreo de la 'Dark web' y los subió a la ICSE, una base de datos de Interpol sobre explotación sexual de niños que utiliza un programa de inteligencia artificial. El mecanismo es sencillo. Cuando cualquier ciberpatrulla del mundo localiza unas imágenes, las sube al sistema y éste comprueba si son nuevas. De ser así, se comenta en el foro de la aplicación, que permanece activo los 365 días del año, y cuando se descubre en qué país han sido grabadas, se envía una alerta a través de Interpol.

Los especialistas de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de Policía Nacional revisaron los vídeos y repararon en un detalle que nadie más había visto. En uno de los archivos se apreciaba, al fondo, un coche patrulla de juguete. Hasta ahí, nada anómalo en un contexto infantil. Pero los agentes reconocieron en el cochecito los colores típicos que utilizan las policías locales en España. «Tienes que mirar una y otra vez esas imágenes para buscar el más mínimo detalle. Es un trabajo duro, como también lo es enfrentarse a un homicidio, pero lo hacemos con la convicción de que estamos rescatando a niños de las pesadillas que han vivido durante años», explica el subinspector Eduardo Casas Herrer, de la unidad de Ciberdelincuencia.

Casualmente, era 5 de enero cuando identificaron el cochecito y los investigadores entendieron que el mejor regalo que podían hacer a las víctimas era desenmascarar al monstruo. Tras encontrar la pista del juguete, analizaron el sonido de los vídeos y consiguieron aislar unos segundos en los que se escuchaba una película de fondo. Era 'El clan de los rompehuesos' (2005), una comedia protagonizada por Adam Sandler, Chris Rock y Burt Reynolds, entre otros. «Pudimos apreciar que el doblaje era en español, pero diferente al sudamericano, lo que nos dejó claro que ese vídeo se había grabado en España», aclara el subinspector de la Policía Nacional, que avisó inmediatamente a Interpol para que emitiera la alerta.

Los investigadores recabaron todos los archivos subidos a la 'Dark web' por la misma persona para tratar de identificarla. Todos eran primeros planos, la mayoría de poca calidad, que mostraban tocamientos o incluso violaciones a niños pequeños. No se veía la cara de los menores ni del autor de las agresiones sexuales, salvo en uno de ellos, en el que la cara de un crío de corta edad y que estaba situado delante tapaba parcialmente el rostro del pederasta, que sólo dejaba ver su pelo, un ojo y una ceja un tanto característica. Al examinar todas los vídeos, detectaron otro rasgo de su anatomía que podía ayudar a identificarlo. En un dedo de una mano, a la altura del nudillo, tenía una peculiar cicatriz con forma de 'v'.

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Pero la pista clave surgió de una foto y de la pericia policial. En la imagen se veía una ventana que daba al exterior. «Intentamos darle una vuelta a ver si éramos capaces de averiguar dónde se había tomado aquella fotografía», cuenta el subinspector Casas, que aunque prefiere no revelar más información para no dar pistas al enemigo, insinúa las dos vías -una mucho más científica que la otra- por las que suelen llegar a ese tipo de reconocimientos: «Trabajando la imagen con diferentes programas informáticos, como Google Maps, o también porque, causalmente, alguno de nosotros haya estado allí y le suene el sitio». Sea como fuere, los policías de la unidad identificaron que el pueblo que se veía al fondo en aquella fotografía estaba muy cerca de la localidad catalana de Sitges.

La 'Dark web' les impedía conocer la IP (que viene a ser la matrícula de la conexión a Internet de un ordenador) del autor, pero sí habían conseguido «otros datos» que estaban en la red abierta, lo que les proporcionó una serie de candidatos. De todos ellos, sólo uno había vivido en ese municipio. Quedaba, por tanto, la última parte de cualquier investigación, la que no se desarrolla frente a una pantalla de ordenador: desgastar suela de zapato. Agentes de paisano se desplazaron hasta el pueblo y, tras horas de vigilancias, localizaron al principal sospechoso. El análisis antropomórfico revelaba coincidencias en la fisonomía del individuo que aparecía en los vídeos -la forma de la ceja encajaba al 100%, dice Casas- y, además, tenía una característica cicatriz en uno de sus nudillos. El día 11 de enero lograron detenerlo.

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En el registro de su vivienda, los policías encontraron discos duros que contenían más imágenes de las mismas víctimas, en total, 59 archivos entre vídeos y fotos con agresiones sexuales a menores. Los investigadores han identificado a seis niños que tenían entre tres y 10 años cuando abusaron de ellos, aunque dos son ya mayores de edad. Aunque los archivos más antiguos datan de 2016, los agentes de Ciberdelincuencia tienen la convicción de que el sospechoso venía actuando con total impunidad desde hace una década, según el subinspector Casas.

El arrestado, que es español, aunque de origen latinoamericano, presuntamente escogía a sus víctimas entre su entorno más cercano. Por lo general, familias migrantes que acababan de llegar a España, la mayoría en una situación vulnerable. Él se les acercaba para ganarse su confianza y se ofrecía a ayudarles quedándose con los niños mientras sus padres trabajaban. A tenor de las declaraciones de los menores identificados, una vez en su domicilio, los chantajeaba para abusar de ellos. Supuestamente, los amenazaba con que acabarían en un orfanato, separados de sus padres, si contaban «su secreto». Una de las víctimas declaró que la encerraba hasta que accedía a sus pretensiones.

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Los investigadores no creen que subiera los vídeos a la 'Dark web' con un interés económico. «Sólo el 5 o el 10% de la pedofilia que se produce es por dinero», aclara el subinspector de la unidad de Ciberdelincuencia. Los pederastas se graban a sí mismos abusando de menores porque es el único modo de conseguir acceder a nuevos vídeos filmados por otros pederastas haciendo lo mismo a través de un intercambio, explica Casas, basado en unas reglas muy sencillas: «Yo tengo vídeos, tú también tienes, yo te paso los míos, tú me envías los tuyos y a los dos nos interesa callarnos porque acabamos en la cárcel».

Los agentes han identificado a seis, pero no descartan que haya más. El detenido se ganaba la vida como repartidor de paquetería y mensajería, pero llevaba años ejerciendo como entrenador de fútbol base. La policía ha contactado con todos los clubes por los que pasó para que sepan de la investigación y estén ojo avizor por si alguno de los niños muestra o ha mostrado un comportamiento extraño. Porque, hasta ahora, nadie, ni siquiera esas seis víctimas ya identificadas, había dado el paso de contar lo que sucedía. Los dos mayores, cuando se sentaron frente a los policías, mostraron una mezcla de alivio por no tener que soportar más el peso de ese secreto, y también de rabia por volver a revivirlo y por el trauma que les acompaña.

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